Sátira
La figura más destacada fue Juvenal, que se apartó decisivamente de la gran tradición de la sátira romana, representada por Lucilio y por Horacio. Su obra es impersonal. Es un observador social. Las últimas sátiras son de un tono moral elevado. En la mayoría de ellas despelleja el proceder humano, por vulgar y por sórdido. La sátira 7 es un ataque furibundo contra las mujeres en casi 7.000 versos. Juvenal desprecia los objetivos de la aspiración humana: poder, belleza, fama, con ejemplos concretos sacados de la Historia. Juvenal es un observador genial. Se fija en detalles significativos. Sus sátiras tienen una gran fuerza imaginativa y poética.