Reconocimientos
La infancia, adolescencia y juventud de un idealista siempre me han fascinado. Suelo identificarme con muchas de esas personalidades. Pero he conseguido —en especial durante los últimos años— no reprimir ni negar las fuertes contradicciones que llenan de piedras el camino, producen caídas e incluso reversiones.
La primera etapa de Liova (nombre que aplicaban los íntimos a León Bronstein, después convertido en el legendario Trotsky) no ha sido suficientemente tratada y desde hace rato me perseguía como el vibrante núcleo de una novela. Me puse a estudiar las notables biografías que sobre él escribieron Isaac Deutcher, Víctor Serge, Robert Service, Jean Jacques Marie, Pierre Broué e incontables artículos aparecidos en diversas revistas. Pero la gran inspiración me fue provista por el mismo personaje, que dejó numerosas páginas autobiográficas y una voluminosa correspondencia. A pesar de tener materiales de sobra, no quise escribir otra biografía, sino ajustar, corregir, hiperbolizar, perfeccionar y darle más potencia a su temprana trayectoria. Para ello estructuré el libro en dos partes, precedidas por un breve Preludio y separadas por un Intermezzo. En el Libro Uno son distintas las voces y los estilos que brindan su versión de los hechos. Desde el Intermezzo en adelante, sólo habla Liova. Y ahí se iluminan mejor sus pasiones, que a menudo van cruzadas por opiniones adversas y temibles sospechas. A la inversa del maniqueísmo que suele predominar en el tratamiento de grandes personajes, aparecen las resistencias, contradicciones y dudas que habitan en todo ser humano.
Agradezco las críticas, sugerencias y detalles que me proporcionaron mis amigos y familiares cuando les contaba las peripecias de mi trabajo. A veces bastaba la observación sobre una sola palabra para que brotase un nuevo chorro de ideas y hasta se produjese una honda inmersión en paisajes que sólo habitan en mis sueños y fantasías. También reitero mi gratitud a los eficientes editores que me ayudaron a pulir el texto, así como el entusiasmo de mi agente literario y la enorme confianza que han depositado en esta obra los responsables de mi editorial.