Zaquías
XXX 1. Un maestro judío, llamado Zaquías, habiendo oído asegurar de Jesús que poseía una sabiduría más que eminente, concibió propósitos intemperantes e inconsiderados contra José, a quien dijo: ¿No quieres confiarme a tu hijo, para que lo instruya en la ciencia humana y en la religión? Pero bien veo que tú y María preferís vuestro hijo a las tradiciones de los ancianos del pueblo. Deberíais respetar más a los sacerdotes de la Sinagoga de Israel, y cuidar de que vuestro hijo compartiese con los otros niños una afección mutua, y de que se instruyese, al lado de ellos, en la doctrina judaica.
2. José respondió diciendo: ¿Y quién es el que podrá guardar e instruir a ese niño? Mas, si tú quieres hacerlo, nosotros no nos oponemos en modo alguno a que lo ilustres en todo aquello que los hombres enseñan. Habiendo oído Jesús las palabras de Zaquías, le respondió, y le dijo: Maestro de la ley, a un hombre como tú, le conviene parar en todo lo que acabas de decir y de nombrar. Yo soy extraño a vuestras instituciones, y estoy exento de vuestros tribunales, y no tengo padre según la carne. Cuanto a vosotros que leéis la Ley, y que os instruís en ella, debéis permanecer en ella. Aunque presumas de no tener igual en materia de ciencia, aprenderás de mí que ningún otro que yo puede enseñar las cosas de que has hablado. Y, cuando haya salido de la tierra, abolirá toda mención de la genealogía de tu raza. Tú, en efecto, ignoras de quién he nacido, y de dónde vengo. Pero yo os conozco a todos exactamente, y sé cuándo habéis nacido, y qué edad tenéis, y cuánto tiempo permaneceréis en este mundo.
3. Entonces cuantos habían oído estas palabras quedaron asombrados, y exclamaron: He aquí un verdaderamente grande y admirable misterio. Nunca hemos oído nada semejante. Nada de este género ha sido dicho por otro, ni por los profetas, ni por los fariseos, ni nunca tal se ha oído. Nosotros sabemos dónde él ha nacido, y que tiene cinco años apenas. ¿De dónde viene que pronuncie esas palabras? Los fariseos respondieron: Jamás oímos a un niño tan pequeño pronunciar tales palabras.
4. Y Jesús, contestándoles, dijo: ¿Os sorprende oír a un niño pronunciar tales palabras? ¿Por qué, pues, no dais fe a lo que os he dicho? Y puesto que, cuando yo os he dicho que sé cuándo habéis nacido, os habéis asombrado, os diré más, para que os asombráis más aún. Yo he tratado a Abraham, a quien vosotros llamáis vuestro padre, y le he hablado, y él me ha visto. Oyendo estas palabras, todos callaban, y nadie osaba hablar. Y Jesús les dijo: He estado entre vosotros con los niños, y no me habéis conocido. Os he hablado como a sabios, y no me habéis comprendido, porque, en realidad, sois más jóvenes que yo, y además, no tenéis fe.