Novena plegaria de la Sabiduría fiel
XV 1. Y Mateo, cuando Jesús hubo hablado así, se adelantó.
2. Y dijo: Señor, tu luz me ha instruido para que yo explique la octava plegaria de la Sabiduría fiel.
3. Porque tu fuerza ha profetizado en el salmo treinta de David, diciendo: En ti he puesto, Señor, mi corazón.
4. No permitas que se me humille eternamente.
5. Y oyendo estas palabras, dijo Jesús: En verdad te digo, Mateo, que cuando el número perfecto sea cumplido, y cuando el universo sea destruido, yo estaré sentado en el tesoro de la luz.
6. Y vosotros estaréis sentados sobre las doce fuerzas de la luz, hasta que sean restablecidos los rangos de los doce salvadores en las regiones de cada uno de ellos.
7. Y continuó hablando y dijo: ¿Comprendéis lo que os he dicho?
8. Y María se adelantó y dijo: Señor, tú siempre nos has hablado en parábolas.
9. Y nos has dicho en ellas: Yo estableceré con vosotros un reino como el que mi Padre ha establecido conmigo.
10. Y comeréis y beberéis en mi mesa y en mi reino.
11. Y estaréis sentados en los doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
12. Y Jesús contestó: Está bien, María.
13. Y continuó y dijo a sus discípulos: Y las emanaciones del triple poder continuaron atormentando, en el caos, a la Sabiduría fiel.
14. Y ella pronunció su novena súplica y dijo: ¡Oh luz, confunde a los que me arrebatan mi fuerza y devuélveme la que me han quitado!
15. Ven y sálvame. Porque grandes tinieblas me envuelven y me afligen.
16. Di a mi fuerza: yo te libertaré.
17. Y que cuantos quieren arrebatarme mi luz sean privados de su fuerza y vuelvan al caos.
18. Que sean reducidos a la impotencia los que quieren quitarme mi luz.
19. Que su fuerza sea como el polvo y que tu ángel, Ieû, los hiera.
20. Y si quieren ascender a lo alto, que las tinieblas los rodeen.
21. Y que sean arrojados en el caos, y que Ieû, tu ángel, los persiga para herirlos en las tinieblas del infierno.
22. Porque me han tendido asechanzas y lo mismo la fuerza con faz de león.
23. Y sin que yo los haya dañado, me atormentan y me quieren arrancar mi fuerza toda.
24. Arranca, ¡oh luz!, la pureza a la fuerza de faz de león, sin que ella lo sepa.
25. Y confunde el proyecto que ha maquinado el triple poder, para arrebatar mi fuerza, y arrebátale la suya.
26. Y mi fuerza se regocijará en la luz y será alegre, porque tú la habrás salvado.
27. Y todas las partes de mi fuerza dirán: no hay más salvador que tú.
28. Porque me has librado de la fuerza con rostro de león que me arrebataba mi fuerza.
29. Y me salvarás de todos los que me quitan mi fuerza y mi luz.
30. Porque se han levantado contra ti, profiriendo mentiras, y diciendo que yo conocía el misterio de la luz de la región superior.
31. Y me apremiaban, exclamando: Dinos los misterios de la luz de la región superior.
32. Mas yo ignoraba esos misterios y me han infligido grandes males.
33. Porque yo he sido fiel a la luz de la región superior.
34. Y me he sentado en las tinieblas, con el alma sumida en el duelo.
35. Sálvame, ¡oh luz, a la que elevo mis himnos!
36. Porque yo sé que tú me salvarás, pues que yo hacía tu voluntad cuando estaba en la región de los eones.
37. Y yo cumplía tu voluntad como las potencias invisibles que están en mis regiones y yo lloraba, buscando con celo tu luz.
38. Y ahora mis enemigos me rodean, y se alegran de mis males, y me infligen sin piedad grandes aflicciones.
39. Y rechinan los dientes contra mí y me quieren arrebatar toda mi luz.
40. ¿Hasta cuándo, luz, permitirás que sigan afligiéndome?
41. Libra mi fuerza de sus malos propósitos y presérvame de la fuerza con rostro de león. Porque yo estoy sola en estas regiones.
42. Y en medio de cuantos se han juntado contra mí, yo te glorifico, ¡oh luz!
43. Y clamaré siempre a ti, en medio de todos los que me afligen.
44. Que no se regocijen más sobre mí, atormentándome y quitándome mi fuerza.
45. Tú conoces su astucia, ¡oh luz! No permitas que tu ayuda se aleje de mi.
46. Apresúrate, ¡oh luz! Júzgame en tu bondad y véngame.
47. ¡Oh luz de las luces! Que mis enemigos no me arrebaten mi luz.
48. Y que no digan entre sí: Nuestra fuerza se ha reforzado con su luz.
49. Y que no digan: Hemos devorado su fuerza.
50. Sino que las tinieblas los rodeen y hagan impotentes a aquellos que me quieren robar mi luz.
51. Y que aquellos que dicen: Nosotros hemos robado su fuerza y su luz, sean hundidos en el caos y en las tinieblas.
52. Sálvame, para que yo sea en gozo.
53. Porque yo aspiro a la trecena región de los eones, que es la región de la justicia.
54. Y para que yo diga a toda hora: La luz de Ieû, tu ángel, irá aumentando de brillo.
55. Y mi lengua cantará eternamente tus alabanzas en la decimotercera región de los eones.