Jesús expone a sus discípulos el modo de comunicar los misterios y de retirar su conocimiento a los que de ellos no son dignos
XLII 1. Y Juan, cuando hubo hablado así el Salvador, continuó interrogándolo.
2. Y le dijo: Señor, no te incomodes contra mí por mi celo.
3. Mas yo quiero saber cómo hemos de obrar con los hombres de este mundo.
4. Y el Salvador repuso a Juan: Pregunta lo que quieras, y yo te contestaré claramente y sin parábolas.
5. Y dijo Juan: Cuando entremos en una ciudad o aldea para predicar y sus vecinos vengan a nosotros, nosotros no sabremos si vienen con falacia o hipocresía.
6. Y si nos llevan a sus casas y desean recibir a Dios y conocer sus misterios, ¿qué haremos si averiguamos que no han hecho nada digno de los misterios, o que se comportan pérfidamente con nosotros?
7. Y el Salvador dijo contestando a Juan: Si entráis en una ciudad o en una aldea, y os conducen a alguna casa, reveladles los misterios.
8. Y si son dignos de ellos, ganaréis sus almas para el reino de la luz.
9. Y si no lo son, u obrasen pérfidamente con vosotros, elevad la voz hacia el primer misterio.
10. Y decid: Nosotros hemos revelado el misterio a almas impías y pérfidas.
11. Vuelve el misterio a nosotros, y prívalas hasta la eternidad del misterio de tu reino.
12. Y sacudid el polvo de vuestros pies, y decid: Que vuestras almas se sumerjan en el polvo de vuestra casa.
13. Y os digo en verdad que los misterios que les hubieseis dado volverán a vosotros.
14. Y cuantos misterios y palabras les comunicaseis antes les serán quitados.
15. Porque ya os hablé en parábola de hombres así.
16. Cuando os dije: Dondequiera que vayáis y se os reciba, decid: La paz sea con vosotros.
17. Y si ellos son dignos de la paz, la paz será con ellos y, si no, volverá sobre vosotros.
18. Y si les dieseis los misterios del reino de la luz y ellos obrasen falsamente con vosotros, efectuad el primer misterio del primer misterio, y los misterios que les hubieseis transmitido volverán a vosotros.
19. Y ellos quedarán privados del tesoro de la luz hasta la eternidad.
20. Y os digo en verdad que su morada será en la puerta de los dragones de las tinieblas externas.
21. Mas si hacen penitencia, y renuncian al mundo, y a su materia, y a sus pecados, y se someten a los misterios de la luz, sus pecados les serán remitidos.
22. Porque los oirá el misterio único del Inefable, que tiene piedad de todos y perdona los pecados de todos.