María da el sentido perfecto de las revelaciones del Salvador
XXXIII 1. Y todas las almas humanas que reciban la luz llegarán a los archones que están en el medio.
2. Y llegarán a todos cuantos pertenecen a las regiones del medio.
3. Y a las regiones de cuantos pertenecen a la derecha.
4. Y a todos los que pertenecen a todas las regiones del tesoro de la luz y entrarán en todas.
5. Y llegarán a todos los que pertenecen a las regiones del primer mandato.
6. Para llegar en las posesiones de la luz hasta la región de su misterio.
7. Y para que cada uno permanezca en la región que ha recibido el misterio para él.
8. Tanto los que pertenecen a la región del medio, como los que pertenecen a la derecha, y como los que pertenecen a cualquiera de las regiones de la luz.
9. Y cada uno estará en la región y en el puesto en que ha sido situado desde el principio, hasta que todas las cosas sean consumadas.
10. Y hasta que cada uno haya cumplido la misión que se le ha destinado con respecto a la congregación de las almas que han recibido los misterios.
11. Y para que pongan su sello sobre todas las almas que han recibido los misterios y que han de pasar a los que comparten los tesoros de la luz.
12. Y esto es, María, lo que tan celosamente querías saber.
13. Que oiga quien tenga oídos para oír.
14. Y cuando Jesús hubo acabado de decir estas palabras, María Magdalena se adelantó y dijo: Señor, cuantas palabras has dicho han sido para mis oídos tesoros de luz.
15. Mas permite que te interrogue sobre lo que has dicho, Señor.
16. Porque has dicho que todas las almas de la raza de los hombres que reciban los misterios de la luz entrarán en el patrimonio de la luz ante todos los archones.
17. Y ante todos los que pertenecen a toda la región de la derecha y a todas las regiones del tesoro de la luz.
18. Mas tú nos has dicho siempre: los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros.
19. Y los últimos son la raza de los hombres que entrarán primero en el reino de la luz, como aquellos que pertenecen a las regiones superiores y son los primeros.
20. Y tú nos has dicho, Señor: el que tenga oídos para oír que oiga.
21. Y eso significa que tú quieres saber si nosotros comprendemos las palabras que tú has dicho.
22. Y cuando María dejó de hablar, Jesús admiró lo que acababa de decir, porque daba el sentido perfecto de lo que él había revelado.
23. Y el Salvador contestó: Está bien, María.
24. Y tú has hablado con gran sabiduría, porque ésa es la explicación de mi discurso.