Diálogo entre María y Salomé
XLVIII 1. Y luego que el Salvador hubo dicho esto a María, ella se hirió el pecho y lloró.
2. Y lloraron también todos los discípulos y decían: ¡Desgraciados los pecadores!
3. Porque su castigo es muy grande.
4. Y Salomé se levantó y dijo: Señor, tú nos has dicho: Quien no deje a su padre y a su madre para seguirme no es digno de mí.
5. Y nos has dicho después: Abandonad a vuestros padres para que yo os haga hijos del primer misterio hasta la eternidad.
6. Mas, Señor, está escrito en la ley de Moisés que el que abandone a sus padres debe morir.
7. ¿Es, pues, contrario a la ley lo que tú nos enseñas?
8. Y cuando Salomé hubo dicho estas palabras, María Magdalena, inspirada por la fuerza de luz que había en ella, dijo al Salvador:
9. Señor, permíteme que hable a mi hermana Salomé para explicarle tus palabras.
10. Y el Salvador contestó a María: Yo te permito, María, explicar mis palabras a Salomé.
11. Y cuando el Salvador habló así, María fue hacía Salomé.
12. Y le dijo: Hermana Salomé, tú has citado la ley de Moisés, que dice que debe morir quien abandona a sus padres.
13. Mas la ley se refiere a los cuerpos y no al alma.
14. Y la ley no se refiere a los hijos de los archones, sino que lo dice de la fuerza salida del Salvador y que está hoy en nosotros.
15. Y dice la ley: Quien esté fuera del Salvador y de sus misterios morirá de muerte y perecerá en su maldad.
16. Y cuando María habló así, Salomé se volvió a María.
17. Y dijo Salomé: La potencia del Salvador basta para igualarme a ti en inteligencia.
18. Y ocurrió que cuando el Salvador oyó las palabras de María la felicitó grandemente.
XLIX 1. Y el Salvador siguió hablando entre sus discípulos.
2. Y dijo a María: Escucha, María, cuál es el estado del hombre hasta que comete un pecado.
3. Los archones de las potencias perversas combaten contra el alma constantemente.
4. Y la hacen cometer todos los pecados.
5. Y llaman al enemigo del alma y le dicen: Si el alma sale otra vez del cuerpo, no la perdones.
6. Mas condúcela a todos los lugares de tortura, pues que ha incurrido en todos los pecados que tú la has hecho cometer.
7. Y cuando Jesús habló así, María le dijo: Señor, ¿cómo sabrán los hombres que buscan la luz si las doctrinas que encuentran son engañadoras o no?
8. Y contestó el Salvador: Ya os lo he dicho.
9. Sed como buenos cambiantes. Aceptad la buena moneda y rechazad la falsa.
10. Y decid a los hombres que buscan a Dios: Si sopla el aquilón, ya sabéis que es frío lo que se sentirá.
11. Y si sopla el viento oeste, ya sabéis que vendrán el calor y la sequía.
12. Decid, pues, a esos hombres justos: Si conocéis los signos de los vientos, conoceréis también si las palabras que halléis buscando a Dios concuerdan y armonizan con las que yo os he dicho, desde los dos martirios al tercer testimonio.
13. Y las que concuerden en la constitución del cielo, y del aire, y de la tierra, y de los astros.
14. Y en todas las cosas que la tierra contiene, y en las aguas, y en las cosas que contienen las aguas.
15. Y en la constitución de los cielos, y de los astros, y de los círculos, y de cuanto se encierra en el mundo.
16. Y los que vengan hacia vuestras palabras verán que concuerdan con cuantas os he dicho.
17. Y yo recibiré a los que nos pertenecen.
18. Y esto es lo que diréis a los hombres para que se defiendan de las falsas doctrinas.
19. Porque yo he venido al mundo para redimir a los pecadores de sus pecados.
20. Y no por los hombres que no han hecho mal ni pecado ninguno.
21. Y que encontrarán los misterios que yo he querido que fuesen consignados en el libro de Jeü.
22. Para que Enoch escribiese en el paraíso, cuando yo le hablaba del árbol de la ciencia y del árbol de la vida.
23. Y he querido que él los pusiese en la piedra de Ararad.
24. Y he puesto el archón Calapaturoth que está sobre el Skemmuth, donde está el pie de Jeü.
25. Y rodea todos los archones y las Heimarménés.
26. Y he puesto a este archón para que guarde los libros de Jeü, para impedir que nadie los destruya.
27. Y para que ninguno de los archones envidiosos destruya los que yo os daré y en los que os diré la emanación del universo.