Jesús hace ver a sus discípulos el fuego, el agua, el vino y la sangre
LVI 1. Y cuando los discípulos hubieron oído estas palabras, se prosternaron ante Jesús.
2. Y lo adoraron, diciendo: Ayúdanos, Señor, para librarnos de los terribles tormentos que están reservados a los pecadores.
3. ¡Desgraciados los hijos de los hombres, que van a tientas en las tinieblas y no saben nada!
4. Ten piedad de nosotros, Señor, en la gran ceguera en que estamos.
5. Y ten piedad de toda la raza de los hombres, porque sus enemigos acechan sus almas, como los eones su presa.
6. Porque quieren extraviarlos y hacerlos caer en las regiones de los tormentos.
7. Ten piedad de nosotros, Señor, y líbranos de esta gran turbación del espíritu.
8. Y Jesús contestó a sus discípulos: Tened confianza y no temáis.
9. Dichosos vosotros, porque yo os haré señores de todos los hombres y ellos os serán sumisos.
10. Acordaos de que os he dicho que os daré la llave del reino de los cielos.
11. Y os repito que os la daré.
12. Y cuando Jesús hablaba así, las regiones del camino del medio quedaron ocultas.
13. Y Jesús resplandecía con una luz brillante.
14. Y Jesús dijo a sus discípulos: Aproximaos a mí. Y se aproximaron.
15. Y se volvió hacia los cuatro puntos del horizonte, y pronunció un nombre supremo sobre su cabeza, y les predicó, y les sopló en los ojos.
16. Y Jesús les dijo: Mirad.
17. Y levantaron los ojos, y vieron una luz extraordinaria tal como no la hay en la tierra.
18. Y Jesús dijo: Mirad y ved. ¿Qué veis?
19. Y ellos contestaron: Vemos el fuego, el agua, el vino y la sangre.
20. Y Jesús dijo: En verdad os digo que yo no he traído, al venir al mundo, más que ese fuego, y esa agua, y ese vino, y esa sangre.
21. Porque he traído el agua y el fuego de la región de la luz de las luces.
22. Y he traído el vino y la sangre de las regiones de Barbetis.
23. Y después mi Padre me ha enviado el Espíritu Santo bajo forma de paloma.
24. El fuego, el agua y el vino son para curar todos los pecados del mundo.
25. Y la sangre es para la salvación de los hombres.
26. Y yo la recibí bajo la forma de Barbetis, la gran potencia de Dios.
27. Y el Espíritu atrae a sí todas las almas y las lleva a las regiones de la luz.
28. Y por eso os he dicho que he venido a traer el fuego sobre la tierra, esto es, que venía a castigar con fuego los pecados del mundo.
29. Y por eso dije a la Samaritana: Si tú conoces los dones de Dios, y a aquel que te ha dicho: Dame agua para beber, tú misma le habrías pedido el agua de la vida, para que fuese para ti un manantial constante hasta lo eterno.
30. Y por eso os he dado el cáliz de la vida.
31. Porque es la sangre de la alianza, que será vertida por vosotros, para la remisión de vuestros pecados.
32. Y por eso fue hundida en mi costado una lanza y brotó agua y sangre.
33. Éstos son los misterios de la luz, que remiten los pecados y son los nombres de la luz.
34. Y cuando Jesús hubo dicho esto, todos los poderes siniestros volvieron a sus regiones.