Jesús hace un sacrificio ante sus discípulos
LVII 1. Y Jesús y sus discípulos quedaron sobre la montaña de Galilea.
2. Y los discípulos le dijeron: ¿Cuándo remitirás nuestros pecados y nos harás dignos del reino de tu Padre?
3. Y Jesús dijo: En verdad os digo que no sólo puedo remitiros vuestros pecados y aun haceros dignos del reino de mi Padre.
4. Sino que puedo concederos el poder de perdonar los pecados, para que los que perdonéis en la tierra sean perdonados en los cielos.
5. Y para que lo que atéis en la tierra sea atado en los cielos.
6. Yo os daré el misterio del reino de los cielos para que lo hagáis conocer a los hombres.
7. Y dijo Jesús: Traedme fuego y ramas de palmera.
8. Y le trajeron lo que les pedía. Y Jesús puso un vaso de vino a su derecha y otro a su izquierda.
9. Y colocó la ofrenda delante y puso el cáliz de agua ante el vaso de vino que estaba a la derecha.
10. Y puso el cáliz de vino ante el vaso de vino que estaba a la izquierda.
11. Y alineó los panes en medio de los cálices.
12. Y puso el cáliz de agua junto a los panes.
13. Y Jesús, manteniéndose ante la ofrenda, colocó tras de sí a sus discípulos, que iban todos vestidos de lino.
14. Y tenía en sus manos el sello del nombre del Padre de los tesoros de la luz.
(No hay versículo 15)
16. Y clamó, diciendo: Escuchadme, Padre mío, Padre de todas las paternidades, a quien he elegido para perdonar todos los pecados.
17. Remite los pecados de mis discípulos y purifícalos, para que sean dignos de entrar en el reino de mi Padre.
18. Padre del tesoro de la luz, sé propicio a los que me han seguido y han observado mis mandamientos.
19. Que vengan, Padre de toda paternidad, aquellos que perdonan los pecados.
20. Remitid los pecados y extinguid las faltas de estas almas.
21. Que sean dignas de ser admitidas al reino de mi Padre, Padre de la luz.
22. Porque yo conozco a tus grandes potencias.
23. Y yo las invoco: Aner, Bebiô, Athroni, Heoureph, Heôné, Souphen, Kuitousochreôph, Manônbi, Mnenor, Jonôni, Chôcheteôph, Chôchê, Anêmph, remitid los pecados de estas almas.
24. Extinguid sus faltas, las que han sido hechas con conocimiento y las que han sido hechas sin conocimiento.
25. Que los que participan en esta ofrenda sean dignos de entrar en tu reino, ¡oh mi santo Padre!
26. Y si me oyes, Padre mío, y les perdonas sus pecados, y los consideras dignos de entrar en tu reino, dame un signo.
27. Y el signo fue dado.
Los discípulos piden a Jesús que les comunique los últimos misterios
LVIII 1. Y Jesús dijo a sus discípulos: Regocijaos.
2. Porque vuestros pecados os son remitidos y vuestras faltas borradas, y vosotros sois dignos de entrar en el reino de mi Padre.
3. Y cuando hubo hablado así, los discípulos sintieron una gran alegría.
4. Y dijo Jesús: Este es el misterio que transmitiré a los hombres sinceros y de limpio corazón.
5. Y sus faltas y pecados les serán remitidos hasta el día en que les comuniquéis este misterio.
6. Mas no deis este misterio sino al hombre que siga los preceptos que os he dado.
7. Porque es el misterio del bautismo de los que les perdonan sus pecados y les borran sus faltas.
8. Y porque es el bautismo de la primera ofrenda, que conduce a la región de la verdad y a la región del interior de la luz.
9. Y sus discípulos dijeron: Maestro, revélanos los misterios de la luz de tu Padre.
10. Porque te hemos oído decir: hay un bautismo de humo, y un bautismo del soplo de la luz santa, y hay la unción pneumática, que conduce las almas al tesoro de la luz.
11. Enséñanos esos misterios para que entremos en posesión del reino de tu Padre.
12. Y Jesús les dijo: Ningún misterio hay más grande que el que queréis conocer.
13. Porque conducirá vuestras almas a la luz de las luces y a las regiones de la verdad y la bondad.
14. Y a las regiones del Santo de todos los Santos, y a las regiones en que no hay hombre, ni mujer, ni forma ninguna.
15. Sino sólo una luz constante e inefable, porque no hay nada más sublime que estos misterios que queréis conocer.
16. Porque son los misterios de los siete caminos y las cuarenta y nueve potencias.
17. Y no hay ningún nombre más elevado que el nombre que contiene todos los nombres y todas las luces y todas las potencias.
18. Y al que conozca este nombre, al salir de su cuerpo material, no lo podrán enojar tinieblas, ni archones, ni arcángeles, ni potencias.
19. Porque si dice ese nombre al fuego, se apagará, y si a las tinieblas, desaparecerán.
20. Y si lo dice a los demonios y a los satélites de las tinieblas exteriores, y a los archones y a las potencias de las tinieblas, todos perecerán, para que su llama arda.
21. Y clamarán: Santo eres, santo eres, santo de todos los santos.
22. Y si se dice este nombre a los satélites de los castigos, y a sus dignidades, y a todas sus fuerzas, y a Barbelo, y al Dios invisible, y a los tres dioses de las triples potencias, caerán unos sobre otros.
23. Y serán destruidos, y clamarán: Luz de toda luz de las luces infinitas, acuérdate de nosotros y purifícanos.
24. Y cuando Jesús hubo dicho estas palabras, todos los discípulos lanzaron grandes gritos y sollozaban.
(…)