Un ejemplo
Como ejemplo, comentaré una experiencia personal mien tras "regresaba" de un anestésico suministrado en la silla del dentista: Al recobrar el conocimiento, aparecieron sensaciones visuales puras, completamente carentes de significación. Tal como las puedo recordar, no eran objetos que existieran allí, en el mundo familiar y tridimensional de la vida diaria. Eran pedazos coloreados existentes en y por sí mismos, sin ninguno relación con el mundo exterior o conmigo, pues el conocimiento de mi propia identidad faltaba aún por completo, y estas impresiones sensoriales de significación y aisladas del contexto no eran mías; simplemente existían.
Esta forma de conocimiento tuvo una duración de uno a dos minutos; después, el efecto del anestésico se disipó algo más y se dio un cambio notable. Los pedazos coloreados ya no eran simplemente eso, ahora se asociaban con ciertos objetos existentes en el mundo tridimensional exterior -particularmente, el frente de la casa que se observaba a través de la ventana situada frente a la silla en que estaba sentado-. La atención recorrió el campo visual, escogiendo algunas partes y percibiendo éstas como objetos reales. De ser vagos y sin ningún significado, los sensa se transformaron en manifestaciones de cosas concretas, pertenecientes a una categoría familiar y ubicadas en un mundo conocido de objetos sólidos. Así reconocidas y clasificadas, estas percepciones (no les digo "mis" percepciones, ya que "yo" no había hecho aún mi aparición en la escena), se volvieron más evidentes, y un sinnúmero de detalles, no reconocidos mientras los sensa carecían de significación, eran ya percibidos y valorados. Lo que ahora se veía no era un cúmulo de simples pedazos coloreados, sino determinados aspectos del mundo conocido y recordado. ¿Conocido y recordado por quién? Por un instante fue posible una respuesta, pero después, imperceptiblemente, aparecí yo, el sujeto de la experiencia. Al surgir se produjo, según recuerdo, una nueva aclaración de la vista. Los que habían sido al principio sensa puros, y que después de ser interpretados alcanzaron la forma de objetos conocidos, sufrieron un nuevo cambio, convirtiéndose en objetos conscientemente relacionados conmigo: la parte mía plena de recuerdos, hábitos v deseos. Al quedar unidos con el "yo", los objetos percibidos se volvieron más claros, mientras el "yo", con el cual se habían puesto en relación, se interesaba en otros aspectos de la realidad externa, es decir, no como en un principio, el simple ser fisiológico que había sentido los pedazos coloreados, y luego el más desarrollado, pero todavía no autoconsciente, que había percibido esos sensa como la presencia de objetos familiares existentes en un mundo conocido. "Yo" había regresado; y desde que "yo" me interesaba por detalles arquitectónicos y por su historia, las cosas que observaba por la ventana eran, inmediatamente, consideradas como una nueva categoría -es decir, no sólo como casas, sino como casas de un estilo particular y, por lo tanto, poseedoras de caracteres determinados que no podían ser apreciados por ojos tan poco aptos como eran los míos-. Estos caracteres particulares eran ahora percibidos, no porque mis ojos hubieran mejorado súbitamente, sino debido a que mi mente ya había alcanzado la posibilidad de apreciarlos y recoger su significación.
Medité algún tiempo en esta experiencia, no porque sea substancialmente notable o fuera de lo común, sino porque muestra ciertos hechos que todo el que estudia el arte de la visión debe conocer. Estos hechos se pueden resumir así:
→ Sensación no es igual a percepción.
→ Los ojos y el sistema nervioso producen la sensación, la mente, la percepción.
→ La facultad de percibir se relaciona con las experiencias del individuo, es decir, con la memoria.
→ La visión clara es el producto de la sensación exacta y de la percepción adecuada.
→ Cualquier mejoría en la capacidad de la percepción, tiende a acompañarse por una mejoría de la capacidad de la sensación y, obviamente, por la de ese producto de sensación y percepción, es decir, la visión.