BALANCEO

Cuando nos movemos, los elementos del mundo exterior parecen moverse contrariamente. Los que están más cerca, aparentan moverse más rápidamente, y la rapidez de este movimiento ficticio disminuye al aumentar la distancia, de modo que los objetos más lejanos parecen estar casi estáticos, inclusive cuando se trata de un veloz tren o de un automóvil corriendo.

Los diferentes procedimientos, a los que el Dr. Bates nombró "general de balanceo", tuvieron al principio el fin de que las personas que los practican observaran este aparente movimiento de los objetos del mundo exterior y, mediante este método, fomentaran el estado de movilidad en el aparato sensorial y en la mente que lo rige. Cuando hay movilidad, las tensiones psicológicas y oculares se reducen, la fijación de la mirada se reemplaza por un veloz desplazamiento de la fijación central y se logra una enorme mejoría de la visión.

Se puede inventar y practicar un sinnúmero de variantes de balanceos, pero todos ellos lo son de alguno de los tipos fundamentales que describiremos.

El "balanceo corto" se debe practicar frente a una ventana, puerta o en cualquier lugar donde pueda verse algún objeto cercano y otro más distante. Por ejemplo, la barra vertical del marco de la ventana puede servir como elemento próximo, mientras un árbol o parte de una casa ubicada al otro lado de la calle puede funcionar como objeto distante. En una habitación, el objeto próximo puede ser un trozo de hilo que cuelgue de la luz del techo, y un cuadro colgado en la pared puede servir como objeto distante. Manteniéndose erguido, con los pies separados aproximadamente 45 centímetros, se hará oscilar el cuerpo suave y constantemente, sin mucha rapidez, cargando el peso sobre cada pie alternativamente. La oscilación no debe ser muy grande -con 30 centímetros basta-, y la cabeza debe mantenerse perpendicular a los hombros, moviéndose al unísono con el tronco. Al oscilar hacia la derecha, el objeto próximo parecerá que se mueve hacia la izquierda en relación al objeto más distante. Al hacerlo a la izquierda, parecerá que se mueve hacia la derecha. Este aparente movimiento se apreciara durante cierta cantidad de oscilaciones. Después, se cerrarán los ojos, y continuando la oscilación, se imaginará el aparente movimiento de la ventana sobre el lejano árbol del jardín o sobre la casa al otro lado de la calle. Luego, con los ojos abiertos, se harán nuevas oscilaciones, observando cómo se mueve la barra sobre el fondo. Volverán a cerrarse los ojos y se imaginará el movimiento. Esto se hará alternativamente durante unos minutos.

Esta técnica tiene varias ventajas. Primero, se logra que la mente se dé cuenta del movimiento y se familiarice con él. También, ayuda a terminar con la mala costumbre de los dueños de ojos defectuosos que tienden a fijar la mirada. De igual manera, produce un desplazamiento inmediato de la atención y de la fovea centralis. Todo esto contribuye directamente a facilitar la relajación dinámica de los órganos de la visión. Una contribución indirecta al mismo objetivo se logra mediante el movimiento rítmico de oscilación, el cual actúa sobre mente y cuerpo en la misma forma tranquilizadora en que lo hacen los movimientos de una cuna o mecedora.

A estas consecuencias tranquilizadoras del "balanceo corto", el "balanceo amplio" suma la acción directa y benéfica sobre la columna vertebral, por la suave y constante oscilación.

Cuando se realiza este balanceo, el individuo mantiene los pies tan separados como en el "balanceo corto" pero, en lugar de limitar el movimiento del cuerpo a una pequeña oscilación como la del péndulo, oscilará en un arco más amplio, cargando el tronco sobre las caderas y la cabeza sobre los hombros. Al oscilar hacia la izquierda, el peso cae sobre el pie izquierdo, levantando el talón derecho. Inversamente, cuando nos inclinamos hacia el lado derecho, levantamos el talón izquierdo. Cuando oscilamos de esta forma, los ojos cubren un arco de 180 grados o más. El mundo exterior parece oscilar alternativamente en una amplia curva. No hay que hacer ningún intento para prestar atención a nada de lo que se mueve en el campo visual. Mientras se practica esta oscilación, la actitud de la mente debe ser totalmente pasiva e indiferente; poco importa lo que pase a nuestro alrededor, y no hay que hacer ningún esfuerzo para percibir lo que sucede. La mente que selecciona y percibe está desconectada, tratándose tan sólo de una sensación pura, un organismo fisiológico que da un día de descanso a su "yo" consciente.

Este día de fiesta del "yo" es increíblemente tranquilizador. Además, como generalmente el "yo" consciente es el responsable de la visión defectuosa (por albergar emociones negativas, por dirigir mal la atención o por algún otro motivo que se oponga a las reglas naturales del funcionamiento correcto), esta inhibición pasajera de las actividades del "yo" consciente es muy útil para terminar con los malos hábitos y despejar el terreno para formar nuevos y mejores. En el "balanceo amplio", el aparato sensorial escapa temporalmente de su relación con la mente, que hace mal uso de él manteniéndolo estático en una mirada rígida, aprendiendo, una vez más, cómo funcionar en un estado de libre y sencilla movilidad.

Podemos practicar sentados una variante del "balanceo corto" sin complicar la mecánica del procedimiento.

Es la llamada "oscilación con el lápiz". En este balanceo, el objeto cercano es un lápiz (incluso puede servir el propio dedo índice) que se mantiene vertical, a una distancia de 15 centímetros frente a la nariz. Oscilando la cabeza, se nota el aparente movimiento del lápiz sobre los objetos distantes que nos rodean. Los ojos deben cerrarse de vez en vez, y el aparente movimiento es seguido entonces por los ojos internos de la imaginación. Al abrirse los ojos pueden ser enfocados indistintamente sobre él lápiz y sobre los objetos más distantes.

El balanceo debe realizarse en periodos bien elegidos entre las actividades de la vida cotidiana. La visión perfecta es imposible si no hay movimiento constante del aparato sensorial y de la atención. Cultivando el conocimiento de los movimientos aparentes de los objetos exteriores, podemos educar sencilla y rápidamente nuestros ojos y nuestra mente inmóviles para que retomen los hábitos de la visión normal. Por esto, es importante para los individuos con visión defectuosa aplicar el balanceo, sin importar cuál sea la incorrección de su vista.

Al movernos, debemos tomar en cuenta lo que sucede en el mundo que desfila ante nosotros. Cuando paseamos o viajamos en un automóvil o en un tren, hay que observar como se acercan y pasan loa árboles, las casas, los postes y el pavimento. Dentro de las habitaciones, al girar la cabeza, hay que apreciar cómo parecen moverse los objetos cercanos sobre los más distantes. Ser consciente de la aparente movilidad del medio, implica aumentar la movilidad de los ojos y de la mente, creando las condiciones para una mejor visión.