CAPÍTULO 14
MEMORIA E IMAGINACIÓN
Como ya mencionamos, la capacidad de la percepción depende de la cantidad y naturaleza de las experiencias pasadas, así como de nuestra posibilidad de asimilarlas. Pero las experiencias para nosotros solo existen en la memoria, por esto, puede afirmarse que la percepción depende de la memoria.
La imaginación está íntimamente ligada a la memoria, ya que es la capacidad de mezclar los recuerdos y darles nuevas; formas para realizar construcciones mentales diferentes de alguna cosa realmente vivida en el pasado. La capacidad mental para interpretar las sensa se ve influenciada por la imaginación y por la memoria. ¿En qué cantidad la percepción y la visión dependen de la memoria y de la imaginación?, es una pregunta de la experiencia cotidiana. Vemos las cosas conocidas más claramente que los objetos de los que no tenemos recuerdos. Y si estamos bajo la influencia de emociones o excitaciones, nuestra imaginación es más activa que de costumbre, pudiendo interpretar los sensa que son manifestaciones de los objetos elaborados por nuestra imaginación como manifestaciones de los objetos realmente existentes en el mundo exterior.
La anciana costurera que no puede leer sin lentes enhebra su aguja sin ellos. ¿Por qué?, porque conoce más la aguja que la letra impresa.
En un libro, una persona con visión normal puede encontrar una palabra técnica muy larga y extraña, o una frase en alguna lengua que desconoce. Las letras que componen estas palabras son iguales a las que están impresas en el resto del libro y, sin embargo, esa persona encuentra mayor dificultad al leerlas. ¿Por qué?, porque el resto del libro está impreso en su lengua, mientras las palabras que no comprende pertenecen al alemán, al ruso o a la jerga grecolatina de alguna ciencia.
Un individuo que puede trabajar todo el día metido en su oficina sin sentir cansancio ocular, sufre un terrible dolor de cabeza luego de pasar una hora en un museo. ¿Por qué?, por que en la oficina lleva la misma rutina, viendo palabras y figuras que observa todos los días, mientras en el museo todo es raro y nuevo para él.
Veamos el caso de una mujer que tiene pánico a las serpientes y que confunde un tubo de plástico con una víbora enorme. Su visión, según la escala de Snellen, es buena. ¿Por qué entonces ve esa fantasía?, porque su imaginación tiene la costumbre de usar viejos recuerdos de serpientes para construir esas imágenes alarmantes y, bajo la influencia de su imaginación, su mente asimila mal los sensa relacionados con el tubo de plástico, de tal suerte que lo transforma en una terrible víbora.
Podríamos mencionar más ejemplos parecidos que no dejan duda de que la percepción y la visión dependen de la memoria, y en menor medida, de la imaginación. Vemos mejor aquellas cosas que recordamos con claridad, y mientras más preciso sea este recuerdo, más amplio y analítico sea nuestro conocimiento de las cosas recordadas, mejor será la visión si las demás condiciones se manifiesten estables. Así pues, la visión puede ser aún mejor cuando las condiciones no sean iguales. Por ejemplo, el veterano microscopista puede tener una visión peor, si nos basamos en la escala de Snellen, que el joven discípulo que lo escucha. De cualquier manera, al mirar por el microscopio, ¿era capaz, gracias a los recuerdos de circunstancias similares, de ver el campo microscópico mucho más claramente que el novato.
El hecho de que la percepción y la visión están muy ligadas a las experiencias pasadas, recordadas por la memoria, ha sido aceptado desde hace siglos pero, creo yo, el primero que ha prestado una especial atención a lo que podríamos llamar las posibilidades utilitarias y terapéuticas de esta verdad ha sido el doctor W.H. Bates. El doctor se planteó primero que nada: "¿Cómo puede usarse, para mejorar la visión, la dependencia de la percepción y la visión en relación con la memoria y, en menor grado, con la imaginación. Una vez planteada esta cuestión, no descansó hasta descubrir cierto numero de respuestas sencillas y prácticas. Sus continuadores siguieron trabajando muchos años en el mismo problema, ideado diferentes medios para mejorar la visión, actuando sobre la memoria y la imaginación. Resumiremos los más eficaces de estos procedimientos, pero antes señalaremos algunas características importantes de esta extraña actividad mental que es el recuerdo.
Quizá el hecho más sobresaliente referido a la memoria en su relación con la percepción y la visión, es que su acción resulte defectuosa en los estados de esfuerzo. Todos conocemos la experiencia de olvidar un nombre, esforzarnos por encontrarlo y fracasar en el intento. Si somos prudentes, trataremos de detener el esfuerzo y dejar que la mente se ponga en un estada de pasividad alerta; así, tendremos muchas posibilidades de que el nombre caiga en la conciencia por su propio peso. Al parecer, la memoria trabaja mejor cuando la mente se encuentra en un estado de relajación dinámica.
La experiencia demuestra que existe una relación entre la buena memoria y la relajación dinámica mental, un estado que tiende a producir la relajación dinámica del cuerpo.
Quienes han hecho esta observación, no suelen formular el hecho claramente, pero lo saben inconscientemente o, para ser más exactos, actúan como si lo supieran inconscientemente. Cuando desean recordar algo, "se dejan llevar", pues saben, por numerosas repeticiones del acto del recuerdo, que ese "dejarse llevar" es lo mejor para la memoria. Ahora bien, esta costumbre de "dejarse llevar" para lograr el recuerdo, se mantiene oculto en muchos casos, inclusive cuando los malos hábitos de tensión mental y física ya se han ligado con otras actividades como la visión. El hecho es, muchas veces, que cuando un individuo quiere recordar algo automática e inconscientemente se pone en el estado de relajación mental dinámica adecuado, no sólo para la memoria, sino también para la visión. Esta podría ser la explicación del hecho (observado por primera vez, por el doctor Bates, pero fácilmente apreciable por quien cumpla los requisitos necesarios) de que el sencillo acto de recordar alguna cosa claramente provoca una inmediata mejoría de la visión.
Hay unos casos de visión defectuosa, en que el estado de tensión mental y física es tan grande, que el enfermo pierde el hábito de "dejarse llevar", inclusive cuando busca recordar. La consecuencia es que tropieza con grandes dificultades para recordar cualquier cosa. Maestros muy experimentados en el método Bates, me contaron el caso de pacientes que llegaron hasta ellos incapaces de recordar, diez segundos después del hecho, si habían visto letras, números o figuras. Tan pronto como la mente y les ojos se relajaron, gracias al palmeado, el asoleado, el balanceo y el desplazamiento, recobraron la capacidad de recordar. La visión defectuosa y el estado de virtual imbecilidad en que la incapacidad para recordar había hundido a estos infelices individuos, era debido a la misma causa principal: mal funcionamiento, asociado con un elevado grado de esfuerzo mental y muscular-nervioso.
Afortunadamente, estos casos son escasos, y la mayoría de los individuos que sufren defectos de la visión debidos o agravados por esfuerzos mentales y físicos, todavía tienen la sana costumbre, adquirida inconscientemente por la experiencia cotidiana, de "dejarse llevar" siempre que realizan un acto de recuerdo. Por esto, la mayor parte de estos individuos puede utilizar la memoria como ayuda para la relajación psicosomática, y por medio de ella mejorar su visión. Por ejemplo, una persona con visión defectuosa mira una letra impresa y no alcanza a verla claramente. Si cierra sus ojos, se "deja llevar" y recuerda algo que le es fácil recordar, verá, al reabrir sus ojos, que su visión ha mejorado ostensiblemente.
Como es imposible recordar las cosas claramente sin "dejarse llevar", se mejorará la visión después de recordar cualquier objeto o hecho, aún en los casos en que no tengan relación alguna con lo que en aquel momento deseamos ver. Sin embargo, si el recuerdo se refiere específicamente al objeto que se desea ver, o a otro semejante conocido en el pasado, el acto del recuerdo será doblemente efectivo para mejorar la visión, ya que no sólo provocará una relajación benéfica somático-mental, sino que también nos familiarizará más con el objeto en cuestión.
Vemos más claramente aquello que nos es más familiar. Por esto, cualquier procedimiento que nos familiarice con el objeto que intentamos ver nos facilitará su visión. Así, cualquier acto por recordar ese objeto, u otro parecido, nos; identificara todavía más con él, mejorando así nuestra visión de el mismo. Debido a esto, los principales ejercicios para la memoria y la imaginación están ligados al recuerdo u observación detallados de letras y figuras que continuamente estamos viendo.
Después de estas explicaciones preliminares, será fácil para el lector comprender los diferentes procedimientos que describiremos.