CAPÍTULO 18
ILUMINACIÓN

Las personas con buena visión que siempre obtienen sus sensaciones y percepciones en un estado de relajación dinámica, pueden, de alguna manera, despreciar las condiciones exteriores de la visión. No así las personas con visión defectuosa. Para ellos, las condiciones externas favorables son de suma importancia, y no poder obtener esas condiciones puede aumentar su problema o, si están siguiendo un curso de reeducación visual, retrasar su regreso o la normalidad.

La mejor de todas las condiciones externas de la vista es la buena iluminación. Cuando la iluminación es insuficiente, los individuos con visión defectuosa ven peor.

La mejor iluminación es la de los rayos solares en un claro día de verano. Si leemos con esta luz, la intensidad de los rayos que caen sobre la página del libro se acercará a las 10 mil bujías-pie, o sea, la luz solar en el verano es equivalente a la lanzada por diez mil bujías de cera puestas a casi un metro de distancia. Cuando la luz solar está a la sombra de un árbol o de una casa, tendrá aún una intensidad de mil bujías-pie. En los días nublados, la luz filtrada desde las nubes blancas tiene una intensidad de varios miles de bujías-pie, pero si el cielo está muy nublado, la intensidad puede reducirse a un millar de bujías-pie.

Dentro de las habitaciones, la luz que sale de un ventanal puede alcanzar una intensidad de 100 a 500 bujías-pie, según lo soleado del día. A 10 o 15 pies de la ventana, la iluminación puede descender hasta 2 bujías-pies, o menos si la habitación está pintada con colores nada claros.

La intensidad de la iluminación baja en relación directa con el cuadrado de la distancia. Una lámpara de 60 watts proporciona 80 bujías-pie a la distancia de un pie, de 20 bujías-pie a dos pies, de 9 a tres pies, y a los diez pies sólo da cuatro quintos de una bujía-pie. A causa de esta rápida disminución de la intensidad al crecer la distancia, la mayoría de las habitaciones artificialmente iluminadas tienen una luz deficiente. Es normal encontrar individuos que leen o realizan otras formas de trabajo de ese tipo con una iluminación de una o dos bujías-pie. En los edificios públicos, como escuelas y bibliotecas, podremos sentirnos afortunados si la iluminación llega a quince bujías-pie.

Hacer posible realizar trabajos minuciosos con estas iluminaciones extraordinariamente bajas, comparadas con las que hay al aire libre durante las horas del día, muestra la resistencia y flexibilidad de los ojos que sienten y de la mente que recibe. Tan grande es esta flexibilidad y resistencia, que alguien cuyos ojos no están dañados y son usados en forma natural, puede soportar largos periodos de malas condiciones luminosas sin sufrir daño alguno.

Pero para una persona cuyos ojos sufren algún proceso orgánico negativo, cuyo funcionamiento corriente no sea tan natural y sólo puede ver con esfuerzo, esas mismas condiciones pueden ser muy dañinas.

En su obra "Seeing And Human Welfare", el doctor Luckiesh narra algunos experimentos muy interesantes que señalan los desastrosos resultados de la mala iluminación. Estos experimentos estuvieron enfocados a medir la tensión muscular nerviosa (un índice preciso, como dice el doctor Luckiesh, para medir el "cansancio, el trabajo mal empleado y las pérdidas internas") en condiciones cambiantes de iluminación. Lo que debían hacer los individuos sometidos a estos experimentos era leer, y la intensidad del esfuerzo muscular nervioso era tomado por un mecanismo que medía la presión efectuada por dos dedos de la mano izquierda puestos sobre una gran pera plana.

Las personas estudiadas debían ignorar la naturaleza y propósito del experimento. Así, se eliminaba la posibilidad de cualquier influencia consciente o voluntaria sobre los resultados. Un gran número de pruebas demostraron, de un modo absoluto, que en todos los casos "había una notable baja en la tensión muscular nerviosa cuando la intensidad de la luz aumentaba de una a cien bujías-pie. Esta fue la mayor intensidad estudiada, porque es muy superior a la iluminación que hay en el mundo de la luz artificial. Se evaluó que la tensión continuaría bajando si el nivel de la iluminación hubiera aumentado hasta mil bujías-pie". En otras pruebas, los individuos eran colocados en sitios donde la luz arrojaba un resplandor sobre sus ojos. Este resplandor no era excesivo, igual al que millones de seres humanos usan cuando trabajan habitualmente. De cualquier forma, era suficiente para aumentar la tensión muscular nerviosa en un notable grado.

Que yo conozca, solo hay un tipo de lámpara eléctrica que puede proporcionar mil bujías-pie de iluminación sin excesivo consumo de corriente: el reflector de 150 watts, que mencionamos en el capítulo sobre el asoleado. La parte posterior, plateada y de forma parabólica de la lámpara actúa como un reflector; y a la luz de sus potentes rayos, la lectura, costura y otros trabajos que requieren gran atención y visión correcta, pueden llevarse a cabo en las mejores condiciones aceptables.

En el día las personas con mala visión deben emplear la mejor iluminación posible. Cuando se puede, deberán hacer su trabajo cerca de una ventana o al aire libre. He logrado grandes beneficios por leer durante un largo rato bajo la luz solar que incidía directamente sobre la página, o si se trataba de días muy calurosos, los rayos eran reflejados por un espejo, así que era posible sentarse a la sombra, o dentro de la habitación y gozar de las ventajas de una iluminación de siete mil bujías-pie en el libro. Varios meses después de haber dejado los anteojos, sólo a la plena luz solar o bajo los rayos de un reflector podía leer cómodamente durante largo tiempo. Pero cuando mi visión mejoró, pude utilizar iluminación menos intensa. No obstante, prefiero el reflector a todas las restantes iluminaciones, y a menudo trabajo a plena luz solar.

Al leer bajo los rayos solares, es muy importante mantener los ojos totalmente relajados con periodos breves de asoleado y palmeado. A muchas personas les es más fácil leer utilizando el papel negro provisto de aberturas. Si se toman las precauciones adecuadas, la lectura con una iluminación de 10.000 bujías-pie puede ser muy benéfica para quienes tienen mala visión. Como cae en el centro de la visión, la imagen de las letras intensamente iluminadas estimula la mácula, que se ha insensibilizado por el mal uso de los órganos de la visión. Al mismo tiempo, la claridad de las letras bajo la luz solar ejerce una positiva influencia sobre la mente, la cual pierde su corriente ansiedad y adquiere en su lugar una especial confianza en su capacidad para interpretar los sensa dados por los ojos. Gracias a esta confianza y al estimulo sobre la mácula perezosa se puede, luego de un tiempo, ver perfectamente con una iluminación menos intensa. La lectura a 10.000 bujías-pie es una preparación y educación para la lectura a 100 bujías-pie.

Por defectos orgánicos de los ojos, viejos hábitos de mal funcionamiento o por problemas de salud general, ciertas personas son muy sensibles a la luz intensa. Estas personas no quieren someterse a una iluminación de 10.000 bujías para leer. Usando las técnicas señaladas en el capítulo sobre el asoleado, se acostumbrará poco a poco a estos individuos para soportar iluminaciones cada vez mayores, no sólo directamente sobre los ojos cerrados y los ojos abiertos, sino también sobre la página impresa que se encuentra ante ellos. Así, podrán gozar de las ventajas de una buena iluminación, ventajas de las que se habían privado por su fotofobia orgánica o funcional que las obligaba a forzar su visión en un crepúsculo perpetuo.

Para terminar, nos parece importante mencionar algunas palabras sobre la iluminación por fluorescencia, muy usada ahora en fábricas, tiendas y oficinas debido a sus ventajas económicas. Hay muchas pruebas de que este tipo de iluminación influye negativamente sobre la visión de una serie de personas que deben hacer sus trabajos en estas condiciones. Una razón para ello reside en la estructura de la luz misma, que no se origina en un foco incandescente como la luz solar o una lámpara de filamento. Pero esto no es todo. La iluminación fluorescente casi no forma sombras. Como resultado, el elemento de contraste tan importante para la visión correcta, falta en las habitaciones iluminadas por tubos fluorescentes. Las sombras nos ayudan a calcular las distancias y apreciar las formas. Cuando no hay sombras, nos vemos privados de uno de nuestros auxilios más importantes, y la interpretación correcta de los sensa es mucho más complicada. Ésta es una de las razones por la que los órganos de la visión se fatigan más fácilmente en un día nublado que en un día con brillante luz solar. La iluminación por fluorescencia provoca un efecto parecido al provocado por el resplandor confuso, reflejado por las nubes altas y delgadas. Para los ojos que se han adaptado a la luz de un foco incandescente, y para la mente que ya sabe cómo hacer uso de las sombras para la interpretación, para la percepción y para el evalúo final, la iluminación por fluorescencia parece rara y confusa. Lo raro es que tan sólo una minoría, de individuos reaccione negativamente a tal iluminación.

La persona que lamentablemente pertenezca a ese 10 o 15 por ciento de la población que no puede trabajar con la iluminación por fluorescencia sin sufrir inflamación de los párpados, enrojecimiento de los ojos y pérdida de la visión, lo mejor que puede hacer, es ubicar otro trabajo que le permita trabajar al aire libre o a la luz de lámparas de filamento. Otra posibilidades palmear los ojos con frecuencia y salir de los locales así iluminados cuantas veces se pueda, para practicar por algunos minutos el asoleado. Durante la noche, como reemplazo del asoleado, bañar los ojos cerrados y luego abrirlos en la luz de una potente lámpara de filamento incandescente. El cine es otra estupenda medida terapéutica para quienes padecen por estas iluminaciones. Cuando se ha aprendido a ver correctamente hacia la pantalla, los ojos que reaccionan mal a la luz fluorescente, y la mente que sufre por la ausencia de sombras y contrastes, hallarán en esa imprevisión un reposo refrescante.