El color de Sirio

La estrella más luminosa del cielo es Sirio, que brilla como un diamante candente. Una estrella como Sirio, por lo general, no cambia su color ni su brillo, así que es bastante sorprendente que en la antigüedad y en la Edad Media se la describiera con frecuencia como «roja».

¿Cómo es posible que Sirio se vuelva roja?

En realidad hay varias posibilidades. Después de todo, Sirio está formada por dos estrellas y una de ellas, Sirio B, es una enana blanca. Una enana blanca es una estrella corriente que se expande para formar una gigante roja. La gigante roja se colapsa después para formar una enana blanca. Por tanto, podemos suponer que Sirio B se expandió a gigante roja y que eso es lo que hizo que Sirio apareciera roja.

Pero esto no se considera razonable. Sirio B está lo bastante alejada de Sirio como para que, cuando se vuelve roja, no afecte a la blancura de Sirio. Además, cuando una estrella se convierte en una gigante roja y después se colapsa, por lo general produce una nube de materia visible durante miles de años. No se observa una nube así, así que si Sirio B se expandió a una gigante roja y después colapsó a enana blanca, debió de ocurrir hace muchos miles de años.

Una segunda posibilidad es que Sirio y Sirio B estén rodeadas por una nube de gas que oscurezca su aspecto y las haga aparecer rojas. Sin embargo, esta nube de gas también debería existir durante miles de años, y el hecho de que no exista en la actualidad cambia la situación.

Todavía queda otra posibilidad. En los tiempos del antiguo Egipto se consideraba a Sirio una estrella especial cuya aparición en el cielo era de gran importancia. Los sacerdotes se dedicaban a observarla en cuanto aparecía en el horizonte. Cuando lo hacía, debía de verse a través de la niebla del horizonte y parecería roja. Y, por tanto, se consideraba una estrella roja.

Por supuesto, el hecho de que los astrónomos medievales dijeran que Sirio era roja bien puede ser un error. Podrían estarse refiriendo a Arturo, una estrella casi tan brillante como Sirio, que es claramente rojiza.

Los grandes astrónomos medievales fueron los chinos. Relatan los cambios de color en las estrellas, incluida Sirio, pero en este caso la razón es puramente astrológica. Los chinos pensaban que el Universo era astrológico, que estaba gobernado por las estrellas y, por tanto, dieron la vuelta a las cosas.

En vez de anotar los acontecimientos del mundo y decidir que estaban dirigidos por las estrellas, los chinos registraron cambios en los cielos y así decidieron que los acontecimientos de la Tierra estaban de acuerdo con ellos. No obstante, hay textos chinos que describen con claridad a Sirio como blanca y sin cambio de color.

Esto no quiere decir que las estrellas nunca cambien de color. Hay estrellas que lo hacen. Hay estrellas que son gigantes rojas y que emiten impulsos, de manera que unas veces son mayores y más rojas que otras. La estrella más conocida de este tipo es Betelgeuse, en la constelación de Orión. Otra es Mira, en la constelación de Ceto.

No obstante, los cambios en estos casos son pequeños y nunca pasan del blanco al rojo.

También hay estrellas que no cambian el color pero sí el brillo. Hay una llamada Algol, en la constelación de Perseo, que se oscurece y vuelve a brillar según un patrón fijo. Parece que Algol es una estrella doble y una de las dos es mucho más oscura y más grande que la otra. Periódicamente, la estrella oscura se coloca delante de la otra y entonces el brillo de Algol disminuye. Después de un tiempo, la estrella oscura se desplaza y el brillo asoma. Es una «variable de eclipse» y hay varias estrellas de este tipo.

También hay estrellas que se oscurecen y vuelven a brillar sin que estén implicados eclipses. Son estrellas primero mayores y más oscuras y después menores y más brillantes que simplemente emiten impulsos. Se las conoce como «cefeidas variables». Son especialmente significativas porque se pueden utilizar para medir la distancia a las galaxias.

Para terminar, hay estrellas que son realmente rojas. De hecho, la mayoría de las estrellas que hay en el cielo son rojas. Son estrellas pequeñas y con poco brillo. Son tan pequeñas que sólo pueden producir energía para que el brillo de su superficie sea de 2000 grados, comparado con el Sol que alcanza 5700 grados. Son «enanas rojas», y alrededor de las tres cuartas partes de las estrellas son de este tipo.

No hay ninguna probabilidad de que las enanas rojas puedan mantener vida. Para eso, se necesita una estrella del tipo del Sol, pero sólo un 10% de las estrellas de las galaxias son de este tipo. Sirio es mucho mayor y más brillante que el Sol, pero tampoco es capaz de mantener vida.

Fronteras II
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
IndiceAutor.xhtml
Introduccion.xhtml
Parte1.xhtml
Ensayo1.xhtml
Ensayo2.xhtml
Ensayo3.xhtml
Ensayo4.xhtml
Ensayo5.xhtml
Ensayo6.xhtml
Ensayo7.xhtml
Ensayo8.xhtml
Ensayo9.xhtml
Ensayo10.xhtml
Ensayo11.xhtml
Ensayo12.xhtml
Ensayo13.xhtml
Ensayo14.xhtml
Ensayo15.xhtml
Ensayo16.xhtml
Ensayo17.xhtml
Ensayo18.xhtml
Ensayo19.xhtml
Ensayo20.xhtml
Ensayo21.xhtml
Ensayo22.xhtml
Ensayo23.xhtml
Ensayo24.xhtml
Ensayo25.xhtml
Ensayo26.xhtml
Ensayo27.xhtml
Ensayo28.xhtml
Ensayo29.xhtml
Ensayo30.xhtml
Ensayo31.xhtml
Ensayo32.xhtml
Ensayo33.xhtml
Parte2.xhtml
Ensayo34.xhtml
Ensayo35.xhtml
Ensayo36.xhtml
Ensayo37.xhtml
Ensayo38.xhtml
Ensayo39.xhtml
Ensayo40.xhtml
Ensayo41.xhtml
Ensayo42.xhtml
Ensayo43.xhtml
Ensayo44.xhtml
Ensayo45.xhtml
Ensayo46.xhtml
Ensayo47.xhtml
Ensayo48.xhtml
Ensayo49.xhtml
Ensayo50.xhtml
Ensayo51.xhtml
Ensayo52.xhtml
Ensayo53.xhtml
Ensayo54.xhtml
Ensayo55.xhtml
Ensayo56.xhtml
Ensayo57.xhtml
Ensayo58.xhtml
Ensayo59.xhtml
Ensayo60.xhtml
Ensayo61.xhtml
Ensayo62.xhtml
Ensayo63.xhtml
Ensayo64.xhtml
Parte 3.xhtml
Ensayo65.xhtml
Ensayo66.xhtml
Ensayo67.xhtml
Ensayo68.xhtml
Ensayo69.xhtml
Ensayo70.xhtml
Ensayo71.xhtml
Ensayo72.xhtml
Ensayo73.xhtml
Ensayo74.xhtml
Ensayo75.xhtml
Ensayo76.xhtml
Ensayo77.xhtml
Ensayo78.xhtml
Ensayo79.xhtml
Ensayo80.xhtml
Ensayo81.xhtml
Ensayo82.xhtml
Ensayo83.xhtml
Ensayo84.xhtml
Ensayo85.xhtml
Ensayo86.xhtml
Ensayo87.xhtml
Ensayo88.xhtml
Ensayo89.xhtml
Parte4.xhtml
Ensayo90.xhtml
Ensayo91.xhtml
Ensayo92.xhtml
Ensayo93.xhtml
Ensayo94.xhtml
Ensayo95.xhtml
Ensayo96.xhtml
Ensayo97.xhtml
Ensayo98.xhtml
Ensayo99.xhtml
Ensayo100.xhtml
Ensayo101.xhtml
Ensayo102.xhtml
Ensayo103.xhtml
Ensayo104.xhtml
Ensayo105.xhtml
Ensayo106.xhtml
Ensayo107.xhtml
Ensayo108.xhtml
Ensayo109.xhtml
Ensayo110.xhtml
Ensayo111.xhtml
Ensayo112.xhtml
Ensayo113.xhtml
Ensayo114.xhtml
Ensayo115.xhtml
Ensayo116.xhtml
Ensayo117.xhtml
Ensayo118.xhtml
Ensayo119.xhtml
Ensayo120.xhtml
Ensayo121.xhtml
Ensayo122.xhtml
Ensayo123.xhtml
Ensayo124.xhtml
autor.xhtml