140.
Lo más frecuente es que ose confesar sus sentimientos a su mismo ídolo:
Con respecto a usted, mi querida señorita, me hallo en un estado indescriptible... Cuando no la veo, daría cualquier cosa por verla; pienso en usted a cada instante. Si la veo, se me llenan los ojos de lágrimas y me invade el deseo de ocultarme; soy tan pequeña y tan ignorante a su lado... Cuando usted me habla, me siento confusa, conmovida, y me parece oír la dulce voz de un hada y como un zumbido de cosas amables, imposibles de traducir; espío sus menores gestos, no me entero de lo que se habla y farfullo cualquier tontería: admitirá usted, mi querida señorita, que todo esto es muy confuso. Pero una cosa la veo con toda claridad, y es que la amo desde lo más profundo de mi alma