Domingo, 16 de mayo de 1915
La prensa holandesa traía una noticia de importancia: el primer ministro Asquith anunciaba un nuevo gabinete. Dentro de los ceses, el más llamativo era el del primer lord del Almirantazgo, Mr. Churchill, artífice de la desdichada campaña de los Dardanelos. El nuevo primer lord sería Mr. Balfour, un hombre mucho mayor, solterón, inmensamente rico y con fama de aburrido de la política y de la vida parlamentaria, pese a que fue primer ministro de 1902 a 1905. La noticia tardó minutos en llegar al canciller Bethmann-Hollweg. Desde su oficina se retransmitió a todo el que debiera ser informado. Así, a la hora del almuerzo Usedom y Souchon se preguntaban qué supondría eso para la marcha de la guerra. Terminaron diciéndose que aún era pronto para saberlo, aunque no costaba concluir que con el cese de Churchill, Alemania perdía una valiosa ventaja: la de que difícilmente un nuevo primer lord del Almirantazgo sería tan volcánico, tan insensato y tan temerario como el anterior.