CAPÍTULO 31
EL LUNES POR LA MAÑANA, Sam Reed, el jefe de Megan, a quien habíamos apodado Sam Baboso, le dijo a mi esposa que ambos debían asistir durante cinco días a una convención de supervisores de la Tienda que tendría lugar en la sede central de la empresa en San Francisco.
El lunes por la noche soñé que Megan y Sam Reed estaban desnudos en el centro de distribución, cargando dos mil cajas de preservativos de látex lubricados Trojan Ultra Ribbed en el Stormer que conducía yo.
Vale, sé que era un sueño harto morboso y previsible, pero a la mañana siguiente le dije a Megan que quizás sería una buena idea que yo también viajara a San Francisco. Después de todo, los empleados que empezaban a trabajar en la Tienda tenían automáticamente el derecho a tomarse cinco días de vacaciones.
−No malgastes tus vacaciones, Jacob. Además, parece que lo que quieres es convertirte en mi guardaespaldas. Ya no soy ninguna niña; sé cuidar de mí misma.
−Oye, ambos sabemos que él intentará ponerte las manos encima en cuanto estéis a solas −dije.
−Sí, estoy segura de que intentará algo, pero ya lo he puesto en su sitio en otras ocasiones, y volveré a hacerlo las veces que haga falta.
−Vamos, compraré un billete barato y me iré contigo. Puede que juntos podamos conseguir alguna valiosa información para el libro. Tú dile a Baboso que también voy. No seré nada molesto. Dile que nunca he estado en San Francisco y que me apetece conocer Nob Hill.
−Bueno, en primer lugar, eso es mentir. Sí hemos estado en San Francisco −dijo Megan.
−¿Y qué? Fue hace veinte años, recién salidos de la universidad y sin un centavo −dije−. Dormimos en una tienda de campaña en Golden Gate Park, comíamos en la beneficencia, andábamos…
Megan me interrumpió antes de que siguiera echando mano de los recuerdos.
−Vale. Aunque odio mentir, creo que podré vivir con esta mentira. Pero sé que Sam se va a cabrear cuando le diga que vendrás con nosotros.
−Estupendo. Eso hace que aún me apetezca más el viaje.
Megan estaba totalmente en lo cierto con respecto a la reacción de Sam Baboso. Estaba cabreado y decepcionado, y trató por todos los medios de disuadirla. Le dijo sin tapujos que aquella era una «oportunidad» para que ambos se conocieran mejor.
Megan me contó que le había dicho que «eso es exactamente lo que me temía: que lo que quieres es conocerme mejor».
Su respuesta al comentario de Sam Reed sonaba demasiado agresiva para resultar creíble, incluso tratándose de una mujer fuerte como Megan.
Pero ¡al diablo! Como he dicho, Megan odiaba mentir, y si eso era lo que afirmaba haber dicho…, entonces es que lo había dicho.
Al menos esperaba que fuera cierto.