VII

Comprendía Elena que el asunto era muy sencillo y fácil desde el punto de vista espiritual pero que sus guías creaban dificultades porque temían el juicio de la sociedad.

Entendiéndolo así, Elena decidió que había que preparar a la sociedad. Provocó los celos del viejo gran dignatario y le dijo lo mismo al primer pretendiente, es decir, presentó las cosas como si el único medio de adquirir derechos sobre ella fuera el matrimonio.

El viejo dignatario quedó en un principio atónito con la proposición matrimonial, lo mismo que el joven príncipe, dado que el marido de Elena seguía vivo. Pero Elena, con su inconmovible seguridad de que para ella era tan fácil casarse de nuevo como para una muchacha soltera, acabó por hacer mella en él. Si hubiese dejado traslucir el menor gesto de vacilación, de vergüenza o misterio, su causa habría quedado irremediablemente perdida. Pero en ella no había ni el menor asomo de misterio o vergüenza; por el contrario, con simplicidad y candor contaba a sus íntimos (es decir, a todo San Petersburgo) que el príncipe y el gran señor habían pedido su mano, que ella los amaba a los dos y temía disgustar a uno o a otro.

No tardó en esparcirse el rumor por toda la ciudad. No se decía que Elena estaba a punto de divorciarse (en ese caso muchos se habrían manifestado contra tales propósitos); se aseguraba, por el contrario, que la bella y desgraciada Elena estaba indecisa y no sabía con cuál de los dos casarse. Nadie se preguntaba cómo era posible semejante cosa, sino solamente qué partido sería el más ventajoso y cómo recibiría la Corte aquel matrimonio. Había, es cierto, algunos retrógrados que no sabían colocarse a la altura precisa y veían en el proyecto una profanación del sacramento del matrimonio; pero eran pocos y procuraban callarse. La mayoría estaba interesada en la felicidad que la suerte había deparado a Elena y se preguntaba qué elección sería mejor; nadie se preguntaba si estaba bien o mal casarse teniendo marido vivo, puesto que eso estaba ya evidentemente resuelto por personas más inteligentes “que usted y yo” (como se decía), y dudar si la solución era o no justa entrañaba el peligro de mostrar la propia insensatez y falta de experiencia mundana.

Únicamente María Dmítrievna Ajrosímova, llegada aquel verano a San Petersburgo para ver a uno de sus hijos, se permitió expresar a las claras su propia opinión, contraria en absoluto a la adoptada por la sociedad elegante. Al encontrar en un baile a Elena, la detuvo en medio de la sala y, en tono alto, con ruda voz, dijo entre el silencio general:

—Ya veo que aquí os casáis en vida del marido. ¿Creerás que has descubierto una novedad, verdad? Pues se te han adelantado, querida. Eso lo inventaron hace tiempo. Se hace en todos los…

Y dicho lo que tenía que decir, María Dmítrievna, arreglándose con su gesto habitual las mangas del vestido, atravesó la sala mirando en derredor con aire severo.

Aunque temían a María Dmítrievna, en San Petersburgo la consideraban una excéntrica, y por eso, de todas sus palabras, la gente sólo retuvo la más vulgar. La repetían a media voz y en ella encontraban toda la sal de cuanto había dicho.

El príncipe Vasili, que en aquellos tiempos olvidaba con mucha frecuencia lo que había dicho, y repetía cien veces lo mismo, cada vez que veía a su hija, le decía: —Hélène, j'ai un mot à vous dire— y se la llevaba aparte, tirando de su mano hacia abajo. —J'ai eu vent de certains projets relatifs à… Vous savez. Eh bien, ma chère, enfant, vous savez que mon coeur de père se réjouit de vous savoir… Vous avez tant souffert… Mais, chère enfant… ne consultez que votre coeur. C'est tout ce que je vous dis.[456]

Y ocultando su emoción, que era siempre la misma, tocaba con su mejilla la de Elena y se alejaba.

Bilibin, que no había perdido su reputación de hombre ingenioso y era amigo desinteresado de Elena, uno de esos amigos que nunca dejan de ser amigos de las mujeres brillantes sin poder pasar jamás a la categoría de enamorados, un día en una tertulia de petit comité dio a Elena su opinión sobre el asunto.

—Écoutez, Bilibine— Elena llamaba por el apellido a los amigos de esa clase. —Dites-moi comme vous diriez à une soeur, que dois-je faire? Lequel des deux?[457]

Y posó en él su mano blanca y ensortijada. Bilibin arrugó la frente y quedó pensativo. Después dijo:

—Vous ne me prenez pas desprevenido, vous savez. Comme véritable ami, j'ai pensé et repensé à votre affaire.[458] Fíjese: si se casa con el príncipe— era el joven, —pierde para siempre la posibilidad de casarse con el otro y disgusta a la Corte: ya sabe usted que hay cierto parentesco. En cambio, si se casa con el viejo conde, hace la felicidad de sus últimos días y después, como viuda del gran… El joven príncipe no haría un matrimonio desigual casándose con usted.

Y desarrugó la frente.

—Voilà un véritable ami— dijo Elena radiante, poniendo de nuevo su mano en el brazo de Bilibin, —mais c'est que j'aime l'un et l'autre, je ne voudrais pas leur faire de chagrin. Je donnerais ma vie pour leur bonheur à tous deux.[459]

Bilibin se encogió de hombros dando a entender que ni él mismo podía hacer nada contra tamaño dolor.

“Une maîtresse femme! Voilà ce qui s'appelle poser carrément la question. Elle voudrait épouser tous les trois à la fois”, pensó.[460]

—Y su marido, ¿qué piensa de todo esto?— dijo, sin temer, gracias a la solidez de su reputación, perder algo de prestigio por semejante pregunta, tan ingenua. —¿Consiente?

—Ah! Il m'aime tant!— respondió Elena, quien, no se sabe por qué, creía también en el amor de Pierre. —Il fera tout pour moi.

Bilibin recogió los pliegues de la frente para subrayar lo que iba a decir:

—Même le divorce.

Elena rió.

Entre las personas que se permitían dudar de la legalidad del proyectado matrimonio estaba la madre de Elena, la princesa Kuráguina. Siempre había sentido celos de su hija; y ahora que el motivo de los celos la afectaba más, la princesa no podía admitir semejante idea. Consultó con un sacerdote ruso si era posible el divorcio y la boda viviendo el primer marido; el sacerdote le aseguró que era imposible y, con gran alegría por su parte, le hizo ver el texto del Evangelio donde se rechazaba categóricamente, según el parecer del sacerdote, la posibilidad de contraer matrimonio en vida del marido.

Armada de semejante argumento, que le parecía indiscutible, la princesa se dirigió muy de mañana a ver a su hija con intención de hablar a solas con ella.

Elena escuchó las objeciones de su madre y sonrió dulcemente con aire burlón:

—Ya ves, aquí se dice claramente: quien se case con una mujer divorciada…— dijo la vieja princesa.

—Ah! maman, ne dites pas de bêtises. Vous ne comprenez rien. Dans ma position j'ai des devoirs[461]— dijo Elena, pasando del ruso al francés, porque le parecía que en lengua rusa su caso era siempre más complicado.

—Pero, querida…

—Ah! maman, comment est-ce que vous ne comprenez pas que le Saint-Père, qui a le droit de donner les dispenses?…[462]

En aquel instante, la señorita de compañía de Elena entró para advertir de que Su Alteza estaba en la sala y deseaba verla:

—Non, dites-lui que je ne veux pas le voir, que je suis furieuse contre lui, parce qu'il m’a manqué de parole.[463]

—Comtesse, à tout péché miséricorde[464]— dijo entrando en la habitación un joven rubio de cara y nariz alargadas.

La vieja princesa se levantó respetuosamente e hizo una reverencia. El joven no reparó en ella. La princesa saludó con la cabeza a su hija y se dirigió hacia la puerta.

“Sí, tiene razón —pensó la vieja princesa, cuyas convicciones se derrumbaron a la vista de Su Alteza—. Tiene razón. Pero, ¿cómo es posible que nosotros, en nuestra irrecuperable juventud, no lo supiéramos? Y era tan sencillo…”

Y con estos pensamientos se acomodó en su coche.

A primeros de agosto el asunto de Elena estaba resuelto. Escribió a su marido (en cuyo gran amor creía) una carta anunciándole su intención de casarse con N. N. y notificándole su conversión a la única religión verdadera. Le pedía que cumpliera todas las formalidades requeridas para el divorcio, formalidades que se encargaría de explicarle el portador de la carta.

“Sur ce, je prie Dieu, mon ami, de vous avoir sous sa sainte et puissante garde. Votre amie, Hélène.”[465]

Esta carta fue llevada a casa de Pierre cuando él se hallaba en el campo de Borodinó.

Guerra y paz
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
Nota_editores.xhtml
parte001.xhtml
parte002.xhtml
parte003.xhtml
parte004.xhtml
parte005.xhtml
parte006.xhtml
parte007.xhtml
parte008.xhtml
parte009.xhtml
parte010.xhtml
parte011.xhtml
parte012.xhtml
parte013.xhtml
parte014.xhtml
parte015.xhtml
parte016.xhtml
parte017.xhtml
parte018.xhtml
parte019.xhtml
parte020.xhtml
parte021.xhtml
parte022.xhtml
parte023.xhtml
parte024.xhtml
parte025.xhtml
parte026.xhtml
parte027.xhtml
parte028.xhtml
parte029.xhtml
parte030.xhtml
parte031.xhtml
parte032.xhtml
parte033.xhtml
parte034.xhtml
parte035.xhtml
parte036.xhtml
parte037.xhtml
parte038.xhtml
parte039.xhtml
parte040.xhtml
parte041.xhtml
parte042.xhtml
parte043.xhtml
parte044.xhtml
parte045.xhtml
parte046.xhtml
parte047.xhtml
parte048.xhtml
parte049.xhtml
parte050.xhtml
parte051.xhtml
parte052.xhtml
parte053.xhtml
parte054.xhtml
parte055.xhtml
parte056.xhtml
parte057.xhtml
parte058.xhtml
parte059.xhtml
parte060.xhtml
parte061.xhtml
parte062.xhtml
parte063.xhtml
parte064.xhtml
parte065.xhtml
parte066.xhtml
parte067.xhtml
parte068.xhtml
parte069.xhtml
parte070.xhtml
parte071.xhtml
parte072.xhtml
parte073.xhtml
parte074.xhtml
parte075.xhtml
parte076.xhtml
parte077.xhtml
parte078.xhtml
parte079.xhtml
parte080.xhtml
parte081.xhtml
parte082.xhtml
parte083.xhtml
parte084.xhtml
parte085.xhtml
parte086.xhtml
parte087.xhtml
parte088.xhtml
parte089.xhtml
parte090.xhtml
parte091.xhtml
parte092.xhtml
parte093.xhtml
parte094.xhtml
parte095.xhtml
parte096.xhtml
parte097.xhtml
parte098.xhtml
parte099.xhtml
parte100.xhtml
parte101.xhtml
parte102.xhtml
parte103.xhtml
parte104.xhtml
parte105.xhtml
parte106.xhtml
parte107.xhtml
parte108.xhtml
parte109.xhtml
parte110.xhtml
parte111.xhtml
parte112.xhtml
parte113.xhtml
parte114.xhtml
parte115.xhtml
parte116.xhtml
parte117.xhtml
parte118.xhtml
parte119.xhtml
parte120.xhtml
parte121.xhtml
parte122.xhtml
parte123.xhtml
parte124.xhtml
parte125.xhtml
parte126.xhtml
parte127.xhtml
parte128.xhtml
parte129.xhtml
parte130.xhtml
parte131.xhtml
parte132.xhtml
parte133.xhtml
parte134.xhtml
parte135.xhtml
parte136.xhtml
parte137.xhtml
parte138.xhtml
parte139.xhtml
parte140.xhtml
parte141.xhtml
parte142.xhtml
parte143.xhtml
parte144.xhtml
parte145.xhtml
parte146.xhtml
parte147.xhtml
parte148.xhtml
parte149.xhtml
parte150.xhtml
parte151.xhtml
parte152.xhtml
parte153.xhtml
parte154.xhtml
parte155.xhtml
parte156.xhtml
parte157.xhtml
parte158.xhtml
parte159.xhtml
parte160.xhtml
parte161.xhtml
parte162.xhtml
parte163.xhtml
parte164.xhtml
parte165.xhtml
parte166.xhtml
parte167.xhtml
parte168.xhtml
parte169.xhtml
parte170.xhtml
parte171.xhtml
parte172.xhtml
parte173.xhtml
parte174.xhtml
parte175.xhtml
parte176.xhtml
parte177.xhtml
parte178.xhtml
parte179.xhtml
parte180.xhtml
parte181.xhtml
parte182.xhtml
parte183.xhtml
parte184.xhtml
parte185.xhtml
parte186.xhtml
parte187.xhtml
parte188.xhtml
parte189.xhtml
parte190.xhtml
parte191.xhtml
parte192.xhtml
parte193.xhtml
parte194.xhtml
parte195.xhtml
parte196.xhtml
parte197.xhtml
parte198.xhtml
parte199.xhtml
parte200.xhtml
parte201.xhtml
parte202.xhtml
parte203.xhtml
parte204.xhtml
parte205.xhtml
parte206.xhtml
parte207.xhtml
parte208.xhtml
parte209.xhtml
parte210.xhtml
parte211.xhtml
parte212.xhtml
parte213.xhtml
parte214.xhtml
parte215.xhtml
parte216.xhtml
parte217.xhtml
parte218.xhtml
parte219.xhtml
parte220.xhtml
parte221.xhtml
parte222.xhtml
parte223.xhtml
parte224.xhtml
parte225.xhtml
parte226.xhtml
parte227.xhtml
parte228.xhtml
parte229.xhtml
parte230.xhtml
parte231.xhtml
parte232.xhtml
parte233.xhtml
parte234.xhtml
parte235.xhtml
parte236.xhtml
parte237.xhtml
parte238.xhtml
parte239.xhtml
parte240.xhtml
parte241.xhtml
parte242.xhtml
parte243.xhtml
parte244.xhtml
parte245.xhtml
parte246.xhtml
parte247.xhtml
parte248.xhtml
parte249.xhtml
parte250.xhtml
parte251.xhtml
parte252.xhtml
parte253.xhtml
parte254.xhtml
parte255.xhtml
parte256.xhtml
parte257.xhtml
parte258.xhtml
parte259.xhtml
parte260.xhtml
parte261.xhtml
parte262.xhtml
parte263.xhtml
parte264.xhtml
parte265.xhtml
parte266.xhtml
parte267.xhtml
parte268.xhtml
parte269.xhtml
parte270.xhtml
parte271.xhtml
parte272.xhtml
parte273.xhtml
parte274.xhtml
parte275.xhtml
parte276.xhtml
parte277.xhtml
parte278.xhtml
parte279.xhtml
parte280.xhtml
parte281.xhtml
parte282.xhtml
parte283.xhtml
parte284.xhtml
parte285.xhtml
parte286.xhtml
parte287.xhtml
parte288.xhtml
parte289.xhtml
parte290.xhtml
parte291.xhtml
parte292.xhtml
parte293.xhtml
parte294.xhtml
parte295.xhtml
parte296.xhtml
parte297.xhtml
parte298.xhtml
parte299.xhtml
parte300.xhtml
parte301.xhtml
parte302.xhtml
parte303.xhtml
parte304.xhtml
parte305.xhtml
parte306.xhtml
parte307.xhtml
parte308.xhtml
parte309.xhtml
parte310.xhtml
parte311.xhtml
parte312.xhtml
parte313.xhtml
parte314.xhtml
parte315.xhtml
parte316.xhtml
parte317.xhtml
parte318.xhtml
parte319.xhtml
parte320.xhtml
parte321.xhtml
parte322.xhtml
parte323.xhtml
parte324.xhtml
parte325.xhtml
parte326.xhtml
parte327.xhtml
parte328.xhtml
parte329.xhtml
parte330.xhtml
parte331.xhtml
parte332.xhtml
parte333.xhtml
parte334.xhtml
parte335.xhtml
parte336.xhtml
parte337.xhtml
parte338.xhtml
parte339.xhtml
parte340.xhtml
parte341.xhtml
parte342.xhtml
parte343.xhtml
parte344.xhtml
parte345.xhtml
parte346.xhtml
parte347.xhtml
parte348.xhtml
parte349.xhtml
parte350.xhtml
parte351.xhtml
parte352.xhtml
parte353.xhtml
parte354.xhtml
parte355.xhtml
parte356.xhtml
parte357.xhtml
parte358.xhtml
parte359.xhtml
parte360.xhtml
parte361.xhtml
parte362.xhtml
parte363.xhtml
parte364.xhtml
parte365.xhtml
parte366.xhtml
parte367.xhtml
parte368.xhtml
parte369.xhtml
parte370.xhtml
parte371.xhtml
parte372.xhtml
parte373.xhtml
parte374.xhtml
parte375.xhtml
parte376.xhtml
parte377.xhtml
parte378.xhtml
parte379.xhtml
parte380.xhtml
parte381.xhtml
parte382.xhtml
parte383.xhtml
apendice.xhtml
parte384.xhtml
parte385.xhtml
parte386.xhtml
parte387.xhtml
parte388.xhtml
parte392.xhtml
Mapas.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml