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Queridísímo amo mío:
He recebido vuestra harto estimada carta que habéisme escribido antes de recebir las mías de Roma, en la qual espulgo mucha sabiduría y astucia, rogándome vos que sea prudente y me guarde las espaldas mientras sirvo a vuesa merced y os juro que esta orden vuestra por mí será acatada y cumplimentada con plena satisfazión vuestra, a causa asimismo de que Lionardo es un tarambana y se mete en líos ansí que ya estoy muerto de pavura de lo que pueda suceder acá en terruño estrangero y digo más que antes o después tendremos un desaguisado y ojalá Dios bendiga a Florencia. Intentaré hazer lo que pueda aunque amo mío habéis de ser paciente y recordad que sigo siendo muy inorante pues cuando Lionardo me dava clases estava erre que erre con las mathemáticas y la historia y exétera y a mí máximamente se me hincharon los barriles de estar asentado tantas horas escrebiendo y leyendo y exétera mayormente cuando hazía un güen día y dezíale pero padre mío si en la calle ay un montón de mugeres con las pechugas bien espuestas, hasta que a Lionardo también se le hincharon los barriles y dexó de darme clases ansí que agora cuando meto la pata la culpa es suya por no haber tenido paciencia, por ventura sé arreglármelas merced a mi diseerne dizerni dixer a mi güena cholla.
Vuestro siempre leal
SALAÌ