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Amo mío dignísimo y güeno:

Total que casi sin darme la güelta vi con el rabillo del ojo que la mano habíase metido por la puerta que seguía abierta y sin pensarlo dos vezes peguéle una patada fuertísima a la puerta y el subje suge soje el quídam que había metido la mano pegó un grito de dolor porque la puerta habíasele cerrado en el hombro. Aunque la voz suya en el grito me sonó conoscida yo con el canguelo que tengo desde que ese caco por poco me mata no me paré a pensar media hora y con todas mis fuerzas traté de cerrar la puerta pero el otro oponía resistencia osea que no se quitaba de la puerta y además dixo ¿es que estás tonto? y metiendo una pierna dióme una patada en el pie y empujó la puerta con todo su peso y como intenté ponerme en delante para detenerlo pues que se me echó enzima y así entrambos al suelo que caímos y asióme el pelo ay y estrujóme diziendo ¿es que te has vuelto completamente memo ya no me reconosces? y yo vi que en efeto su faz me era bastante familiar digamos de un viejo de unos cincuenta años y al cabo señor amo fue la voz la que persuadióme porque eché de ver que era Lionardo sólo que carente de barba y pelo.

Padre mío, le dixe mientras nos levantábamos y nos abrazábamos yo como un hijo verdadero y él como un padre no menos verdadero, Pero por qué leches habéis tenido que desaparescer así si supieseis el miedo que he pasado (lo qual señor amo de verdad no tenía ni media pizca porque yo sabía que Lionardo más temprano que tarde regresaría porque sin mí es incapaz de hazer nada de nada).

Ay hijo mío ha sido atroz, principió Lionardo, pero me hize valer y aguanté con resignación porque estos infieles han de saber que los christianos nos podemos hazer éroes y somos dos vezes más valerosos que ellos, y desde el principio supe que vencería esta prueva y en efeto mi querido Salaì aquí estoy porque el güen Dios ha atendido mis deseos de bolver acá entre tus brazos adorado hijo y a tierra christiana que Jesús y la Virgen nos protejan. En esa sazón, figuráos señor amo, mientras se hazía la señal de la Cruz a Lionardo se le escapó un lagrimón.

Por mi parte yo no entendía ni papa de todo ese parlamento y mirábale la barba y el pelo que ya no tenía y sin barba ni pelo largo Lionardo dexa de tener el semblante de alguien que está pensando de contino en cosas inteligentes y dificultosas sino que inclusive ha una mirada un poco tonta y paresce uno del montón y no un genio como dize todo el mundo. Y le demandé dezidme padre mío ¿qué coño habéis hecho con vuestros cabellos y la barba? ¿A qué vienen esas preguntas tan pánfilas Salaì? Si ya sabes que me los han cortado los thurcos, respondió.

Y mientras yo con los ojos salidos preguntaba ¿pero qué dezís? ¿qué os pasa? él parescía asombrado, como si todas las cosas que me estava diziendo tuviera ya que conoscerlas o imaginarlas y los ojos suyos no me miraban las pupilas sino que buscaban algo detrás de mí, en las paredes del cuarto, primero en el lecho, luego en los otros muebles. De súbito su mirada se plantificó en una mesilla en la qual están siempre las cosas suyas osea dibujos y cartas y papeles dispares exétera, las pupilas se le abrieron por la sorpresa, y sin dexar de hablar comenzó a hazer una especie de maniobra para llegarse a la mesilla pero a la disimulada, osea sin que se viera el verdadero propósito que tenía, y diziendo al tiempo querido Salaì ¿pero qué has entendido? el pelo y la barba me los he cortado yo mesmo, ¿qué ay de raro en eso? y en realidad fuíme de Roma porque necesitaba un poco de tiempo para reflesionar por el sinnúmero de cosas que habían acaecido aquestos días, y quería esaminarlas con método scientífico y mathemático como han de hazer todos los homes de sciencia que saben pensar con el nuevo método de la razón especulativa patatín patatán exétera, en resumiendo cuentas Lionardo parloteaba como suele hazer cuando no quiere hablar con claridad, y yo le dixe oh claro por supuesto señor padre os entiendo muy bien, y él seguía querido queridísimo hijo, como te dezía el verdadero motivo por el qual he estado fuera estos días es que quería reflesionar acerca destas cosas y también de muchos problemas de mathemáticas y de geometría, y acerca de la teoría de los fluidos osea las aguas y el aire porque podríame ser útil para urdir otras máquinas para hazer la guerra navegando bajo el mar, y también para construir mecanismos volantes, pero ya es tarde para hablarte de todo aqueso ansí que mejor te lo cuento mañana porque agora me gustaría comer algo en la taberna de la Vaca y luego acostarme porque estoy muerto de cansancio, ¿te paresce? y me agarró del brazó para sacarme del cuarto suyo. Empero señor amo puede que yo sea inorante pero no memo y por eso mesmo caí en la cuenta de que Lionardo quería hazer algo a mis espaldas, y como tengo treinta años menos que él lo burlé y zas me giré y corrí antes que él hasta esa mesilla que mi padrino seguía mirando con el rabillo del ojo y cogí la hoja que había enzima que aora os enseño ayuso:

Así que leí esa frase en voz alta Lionardo se quedó tan inmoto como un leño porque mi cara le dixo lo que ya había comprendido osea que era la primera vez que yo la leía.

Luego entrambos nos quedamos callados el uno frente al otro, y en el aire mesmo notábase que Lionardo no tenía más remedio que contarme lo que había hecho todo ese tiempo en el qual había estado fuera de Roma y qué coño tenían que ver los thurcos.

A mí no me gusta que me tomen por imbécil, señor amo, ansí que dixe perdonad señor padre, ya que estáis muerto de cansancio, hablando de muertos ¿os recordáis de una cosa? Cuando vino aquí al cuarto vuestro el caco que estuvo a pique de matarme, perdiéronse unos papeles vuestros que nunca más encontrasteis. Sí claro que me recuerdo respondió él con una luz inquieta en sus ojitos. Güeno señor padre, seguí diziendo yo, resulta que creo que esos papeles los he encontrado, y mostréle el dibujo del puente que había guardado en su cuarto tras la visita al cura armenio. Lionardo me lo arrancó de la mano diziendo pero ¿dónde diábros estava maldición? Güeno veréis señor padre, no bien llegué al cuarto después del latrocinio lo meti en un libro pero luego me recordé dél sólo cuando vos os fuisteis de Roma y os esfumasteis, es el dibujo de un puente y me ha gustado mucho pero ¿aora tendréis la bondad de esplicarme para qué vale? Además estando vos ausente estuvo aquí un sujeto al qual le comprasteis un mapa de Thurquía y a lo que vino fue prexisamente a entregarlo siendo por su merced, cuando lo trujo acá, como me recordé do había metido el dibujo del puente.

Pero hete aquí que a mi padrino no lo alegró mi pregunta sino que seguía callado y con una cara como si el cirujano fenecida su visita le hubiese dicho por cierto querido Lionardo sabe que has un güen cancro en el hígado, otro en el cerebro y también uno grandote en el nabo y la vas a diñar esta noche.

¡Güeno señor padre! gritéle entonces con voz harto enojada, aora me lo tenéis que esplicar todo, y le demandé por qué había escribido y dexado en su cuarto esa nota de socorro osea Socorro los thurcos me raptan, que además saltaba a los ojos que era falsa y inclusive dava risa. Luego díxele que devíame esclarificar de una vez por todas por qué habíase ydo de Roma tantos días, y por qué había comprado ese mapa de Thurquía, y por qué había hecho ese dibujo de un puente, porque yo no podía hazer como si todas esas cosas no esistíeran, y ya sé que soy su ahijado pero es menester que yo sepa en qué fregados se mete, porque da la casualidad de que los bribones a los quales él toca las pelotas con sus inquisiones casi me han despachado dos vezes a mí, no a él.

A los principios Lionardo trató de pararme y me dio mil largas diziendo Salaì no seas tonto mira que el padre tuyo soy yo y no al revés y me has de respetar y no puedo contarte todas mis entretelas y aora cierra el pico y dame esa hoja que había en la mesilla. Pero yo respondíle como se merecía, osea querido padrino mío puede que yo sea más o menos hijo vuestro pero en lugar de cerebro no tengo caca de oveja y si no me contáis la verdad juro que güelvo a Florencia y os dexo con la mierda hasta el cuello ¿os enteráis?

Entonces Lionardo que siempre tiene pavura de quedarse solo soltó la lengua y me contó la verdad maguer era indubitable que no le placía un pimiento porque se avergonzaba y quedaba como un trapo.

Lo acontecido dicho con brevedad fue así: Lionardo ya no soporta más la vida de muerto de hambre que ha acá en Itaglia y quiere comenzar a ganar y a ser apreziado como se merece osea al menos lo mesmo que los otros arquitectos celebérrimos amigos suyos como Bramante y Sangallo exétera. Pero como acá naide le haze ni puñetero caso pensó entonces tratar de ofrecer sus servicios al Sultán de Gonstantinopla porque supo que los thurcos están buscando ingenieros y arquitectos para hazer muchas obras y palacios y fortalezas militares y otros trabajos por los quales los arquitectos se quedan con carretadas de dinerillos. Ansí que en los últimos meses mi padrino tuvo un montón de contactos con homes del Sultán a los quales propuso construir el puente sobre el Bósforo el cuyo dibujo yo encontré, y permanecer con el Sultán no menos de dos años enteritos. El concierto ya estava fijado, dixo Lionardo, osea una cita en el puerto de Civita Vecchia acá cerca de Roma donde la naos de un veneciano el qual sirve en secreto a los thurcos se quedaría lexos de la costa y habría enviado una chalupa para trasvasar a Lionardo y luego llevarlo secretamente a Gonstantinopla y introducirlo al servicio del Sultán. Por eso mesmo antes de dexar Florencia, como ya os dixe en otra de las mías, Lionardo aparejó sus cosas osea los cuartos y los libros y muchos cachivaches más como si hubiese de partir por harto tiempo. Porque lo cierto es que Lionardo quería yr a Roma por cima de todo para coger la naos en Civita Vecchia y yr donde el Sultán. Cuando llegamos a Roma, durante su primera ausencia se concertó con los homes del Sultán en Roma. Luego se esfumó de nuevo para yr a Civita Vecchia a embarcarse. Aora bien, antes de venir a Roma aceptó asimismo el encargo de hazer la inquisición para Valentino porque con la mala pata que tiene Lionardo nunca se sabe lo que puede pasarle, y en efeto esto es lo único güeno que pensó según me dispongo a esplicaros.

Como mi padrino se pierde por ser famoso y cree que todo el mundo lo conosce, a fin de que durante las jornadas hacia Gonstantinopla naide lo reconosciese cortóse los cabellos y la barba con ser tan importantes para él, pero en verdad tanto que así creíase tan bellido que le encantaba retratarse a sí propio y luego hazíase sus pajitas, y agora resulta que los cabellos tardarán no menos de tres o cuatro años en crecer tan luengos como antes, ansí que imaginaos lo jodido que quedóse cuando supo que la chalupa no yba a llegar nunca.

Y después de esfumarse la segunda vez de Roma mi padrino dexó en el cuarto suyo esa nota que rezaba Socorro los turcos me raptan, para hazer creer que había sido capturado por los homes del Sultán y la había escribido, fijaos señor amo qué idea tan cretina, como si los raptores le hubiesen arrancado la pluma de la mano y él no hubiese tenido tiempo de escrebir la última o. Lo que esperaba en resumiendo cuentas era que cuando yo Salaì encontrase la dicha nota dixese a todos ¡Socorro socorro han raptado a Lionardo!, de suerte que cuando retornase de Gonstantinopla todos, en vez de enfadarse por su traición, hubieran dicho pobre Lionardo ha estado dos años prisionero de los thurcos[9] y habríanlo tratado un poco mejor.

Pero hete aquí que Lionardo dexó la nota en una mesilla a la qual yo nunca me arrimo porque él dexa en ella todos los dibujos suyos de máquinas inútiles y que conosco tanto que ya aborrezco, ansí que cuando Lionardo partió para Civitavecchia yo no vi nada y no avisé a ningún bicho viviente.

Mi padrino quedóse un montón de días en Civita Vechia espera que te espera como un memo, hasta que comprendió que el sultán no se fiaba dél o había encontrado a otro mejor (lo qual a mí señor amo parésceme asaz fácil) y la chalupa no yba a llegar ni de coña ansí que mi padrino feneció jodido y bolvió a Roma. En llegando a la fonda creía que yo había leído la nota que rezaba eso de Socorro los turcos me raptan, pero mientras me hablaba echó de ver que yo la nota no habíala leído y no sabía nada de los infieles de los que él hablaba.

En eso que hablaba y miraba en mi detrás vio asimismo la nota y quiso pescarla sin que me enteresa yo, pero como siempre hizo una cagada y yo cogí la nota antes que él. Y como ya había principiado a mudar relato, osea que ya no quería dezir que lo habían raptado los thurcos y dezía que había estado fuera de Roma sólo para estudiar y reflesionar, al punto supe que estava contando trolas y no sabía qué hazer porque todo su plan había sido descubierto, osea pasar al servicio de los thurcos, sin que lo hubiese cumplimentado ni un pellizco, que es lo que les pasa siempre a los gafados como él.

Entonces le dixe con tono escandalizado, ¿pero perdonad señor padre el año pasado fuisteis a Venecia a mejorar las fortificaciones contra el thurco y agora queríais entrar al servicio del Sultán? Y como él no tenía una respuesta satisfatoria que dar púsose de nuevo a chillar cierra el pico Salaì so memo tú qué sabes de política y óyeme bien yo no te he contado mis entretelas para oír tus opiniones de inorante, y demás ahí tienes a Miguel Ángel diziendo que quiere ir a trabajar para el Sultán[10] y si lo haze él que es un cabrón que no sabe siquiera sujetar el pincel por qué no lo voy a poder hazer yo. Sí señor padre pero no pensasteis en mí sino que inclusive me queríais abandonar en Florencia sin blanca, y él replicó que no que no qué dizes, a no dubdar habríate mandado dineros desde Constantinopla porque yo no me olvido de ti hijo mío que te llevo siempre en mi corazón osea las tonterías que Lionardo me dize siempre cuando quiere ser conmigo lameculos. Pero seamos onestos señor amo, ¿quién cree en las promesas de alguien como Lionardo, que no se recuerda ni de quántos dineros llevaba en la faltriquera la noche previa? Otrosí quería traicionar no sólo a Florencia sino a toda la Christiandad para ayudar a los thurcos y ganar más dinero, asentado lo qual dexo que vuesa merced y los otros señores de la ciudad de Florencia juzguen si esto es güeno o malo. Bien que quizaes pueda perdonársele porque para mí tengo que a su edad empieza a tener el cerebro reblandecido y a hazer las tonterías que hazen los cluecos ansí que a lo mejor ni se da cuenta de lo que haze tal qual pásale a los pitusos y los desubstanciados. Así las cosas díxele fijaos padre mío que en cambio yo creía que os habíais ydo de najas de Roma porque Paride Grassi os había dicho que Valentino quiere muy presto los resultados de vuestra inquisición y vos tenéis pavura porque como no habéis descubierto nada de nada Valentino os cortaría los güevos, porque demás la gitana os sacó la carta del Colgado y parescióme a mí que teníais un canguelo grande, fijaos que errático estava.

Lionardo estava colorado así de vergüenza como de ira y quería mandarme a tomar por culo pero mantenía la boca sellada porque el metepatas había sido él, no yo.

Fijaos que Grassi os ha escribido tres vezes en dos días, le advertí, diziendo que os quiere veer aora mesmo.

En eso Lionardo por fin estalló y gritó, pero qué se cree ese memo de Grassi, ¿que una inquisición tan dificultosa como la mía se puede hazer en un dos por tres tal qual dibujar una Virgen con el Niño? (aunque la verdad es que Lionardo para pintar los cuadros suyos y máximamente las Vírgenes tarda infinidades de tiempo y el que le ha hecho el encargo acaba hasta las narices y se lo anula). Aora bien si así lo quiere Grassi, dixo Lionardo, pues sea mañana mesmo lo veremos para que quede bien clarísimo que yo no tengo ni pizca de miedo de hablar con él.

Mas en el ínter Lionardo miróme a la faz y vio de qué suerte me había dexado el tipejo de las agallas aplastadas y dixo pardiós Salaì qué te ha pasado, nada señor padre reñí con uno por una facienda de cavallos. Tras lo qual demandóme ¿pero por qué has entrado en mi cuarto? Díxele pues sencillamente porque tenía miedo de que a la mía entrase alguien a despacharme, y Lionardo dixo ¿pero por qué qué ha sucedido mientras yo estava fuera? Uf cosas sin cuento y agora os las cuento todas.

Como Lionardo estava bastante humillado por todas las tonterías que había ejecutado y dicho, en la media hora subsiguiente contéle todo quanto habíame acontecido tras su marcha de la fonda, osea la visita a la posada de la Campana con los tudescos borrachos y medio mochales, la agresión del desconoscido que hedía a cebolla y el encuentro con la tudesca muy güena con la qual hasta queríame desposar cómo se llama ah sí Dorothea. Le conté asimismo que había leído la Germania de Tácito y que me parescía una broma genial de Poggio Bracciolini hecha para saber si el que lee es o no idiota, que había espiado a los tudescos reunidos en la cabaña do están todos los libros del padre de Dorothea, que me había arriesgado a que me descubrieran y que me había ayudado la criadita de Dorothea exétera. Luego habléle de la visita que había hecho a la casa de Burcardo y de todas las cosas que había visto y descubierto en su interioridad, aunque me guardé lo del fornicio de la sirvienta con Sander estando yo encuerado en el arcón de leño porque habríame dado un jabón de quintal y medio.

Lionardo paresció muy interesado en la nota que leí en el diario de Burcardo junto a la noticia de la muerte de Poggio español, osea Poggius Mercurio detur, y preguntóme Salaì ¿pero qué coño quiere dezir según tú? Señor padre, más o menos creo «es menester dar un Poggio a Mercurio» pero no entiendo bien lo que significa. Claro ni yo porque es mal latín, dixo Lionardo por darse ínfulas, pero cómo va a saber si es güeno o malo si en realidad señor amo Lionardo no distingue el latín ni de la voz de las ranas croc croc.

También la cuistión de las bulas la cuya copia oficial trújome el tipejo de las agallas aplastadas y que dizen que Valentino no es sobrino sino hijo del Papa interesó mucho a Lionardo, tanto que miró los documentos diziendo ajá pues sí ejem realmente importantes, mas en verdad no se entendía nada porque todos están en latín, y dixo que tenemos que hazer que los vea un esperto, y yo respondí sí estupendo señor padre tenéis toda la razón mas no le referí que el tipejo de las agallas aplastadas espera una carretada de dineros dél porque si no luego Lionardo se enoja conmigo y de todas las maneras no tiene todos esos dineros ansí que ya veré qué güena idea me viene a la mientes mañana para dezírsela.

Por último abríme los pantalones y Lionardo dixo ¿Pero Salaì qué hazes?, y yo respondíle No os preocupéis que no me he hecho puto, y estraje de los calzoncillos el fajo de hojas que había birlado del despacho de Burcardo porque habíanse manchado de tinta. Le espliqué cómo las había cogido y a Lionardo le entró tamaño susto que cuasi le da un soponcio, mas no me reprehendió en demasía porque la historia le interesaba. Luego nos pusimos a leer esos papeles pero era una historia complicada de procesos y beneficios eclesiásticos de los quales no se entendía ni papa y determinamos que aqueso también se lo enseñaríamos al esperto en latín.

Huelga dezir que en mi profusa relación a Lionardo hize omisión que había resolvido el jueguito de los cilindros de madera, y que demás sé que es el proyecto de un puente militar que quiere ofrecer secretamente a Valentino, porque eso cabe en mi misión al servicio de vuesa merced, y maese Lionardo no ha de sospechar que más temprano que tarde yo descubriré todas sus entretelas.

Al final mi padrino estava lividísimo de miedo por todas esas cosas interesantes mas también riesgosas pues se vee que a aquestos alamanes y alsacianos y tudescos y exétera gústales el juego duro y seguro que si les tocas las pelotas no se paran a pensarlo dos vezes y te abren bien la barriga y adiós muy buenas. Yo entonces le dixe veréis señor padre para mí cada vez está más clarísimo que son estos alamanes o alsacianos los que sueltan las calumnias contra el Papa, creo que tenemos que dezírselo a Grassi y Valentino ¿no os paresce?

Lionardo dixo oh no, todavía me paresce asurdo que sean de estangeros esas malas lenguas contra el Papa, Salaì yo creo que tú eres joven y que vuelas demasiado con la imaginación, y entiendo que lo hagas pero antes de dezir a Valentino que seguramente son los de Estratoburgo incluído el Burcardo que es el Maestro de Ceremonias de Su Sanctidad he de estar seguro porque si no quedo como un adefesio y me meto en un berengenal, ¿tú me entiendes verdad? y así sucesivamente. Yo por supuesto me enfadé y protesté ¿qué dezís? señor padre yo he arriesgado el culo para robar estos papeles a Burcardo y vos me salís con éstas, pero él zanjó mis palabras y me dixo para ahí yo no estoy diziendo que haígas hecho mal, sólo que ay que actuar más despacio, primero ay que dar a leer esos papeles a uno que entienda bien los documentos oficiales osea las cosas de la chancillería papal y el latín exétera, y sólo después podremos sacar las conclusiones ¿comprendes? Señor amo a mí me parescía un razonamiento propio de viejo lelo, pero más aún me parescía sospechoso porque cuando se niega la evidensia es porque ay algo que esconder.

Habíase hecho harto tarde cuando Lionardo y yo nos cambiamos las últimas palabras devidamente anotadas por mí y mi padrino no queriendo que surgiese de nuevo el discurso de todas las tonterías ejecutadas por él desnudóse y se metió en el lecho y dixo ya no tengo hambre y ya basta Salaì es hora de que tú también te acuestes porque creo que todas estas fantasías tuyas sobre los alamanes y los estratobugueses te han alterado, cuando en realidad el alterado señor amo era seguramente él por la historia de los thurcos, y en efeto estava palidísimo y sudado y se azoraba como un ladrón de gallinas.

Demás tengo para mí que aora va a darle vueltas a los dos dibujos, osea al ahorcado y la soga para colgar, que alguien puso acá en la fonda ayuso de la puerta, porque ese Bernardo ahorcado en Florencia que Lionardo dibujó ha mucho tiempo fue atrapado en Gonstantinopla do el Sultán había dado el soplo a los florentinos (seguro que vuesa merced conosce mejor que yo esta historia porque en Florencia la conoscen hasta las piedras). Y como Lionardo quería llegar a un concierto prexisamente con el Sultán, pues seguro que se ha dicho: ¿Y si el memo del Sultán güelve a dar el soplo a los florentinos y me arrestan y cuelgan como a Bernardo, y esos dibujos que me dexaron ayuso de la puerta son una advertencia?

Giróse entonces hacia el otro lado y como estava molido al momento comenzó a roncar, lo qual fue muy de provecho porque como siempre hurguéle en los pantalones y hallé bastantes dineros de los que me apropié bien que no de todos porque como nunca se recuerda de un carajo mañana terna dubdas y dirá ¿los he perdido o gastado? Así que me pedirá que le empreste algo y yo le daré aquestos, o me los guardo pues seguramente les daré mejor uso que él, por exemplo los sumo a los que me ha dado Sander, dicho sea de pasada a Lionardo no le he dicho que el secretario de Burcardo me ha henchido de dineros, por que si no Lionardo es capaz de pedirme que le empreste casi todos y luego no me los devuelve.

Antes de yrme a acostar yo también al otro cuarto vi que Lionardo había dexado en el suelo una bolsa de piel que no había visto nunca, abríla y intromisioné una mano pero en seguida la saqué porque tuve la impresión de que dentro había una bestia peluda, pero luego apreté bien con la mano la bolsa y descubrí que dentro sólo había un montón de pelos, y entonces comprendí: a Lionardo le ha disgustado tanto cortarse la cabeyera y máximamente la barba que ha guardado todos los pelos en esa bolsa, imaginaos las tonterías que hazen en la vida suya los genios.

Recién he fenecido los enjuagues y voyme a acostar, ojalá que la pobrecilla sirvienta haiga ya finiquitado el trabajillo con ese cerdo de Sander maguer sea cierto que nos ha dado muchos dineros lo qual está muy bien. Y aora maldita sea si supierais quánto me duele la mano porque esta carta se hazía eterna y si no estuviese a las órdenes de un amo bonísimo y sublime como vos ni de coña escrebiría a esta hora de la noche una misiva tan luenga.

Con infinito fervor por el servicio vuestro

SALAÌ