Incontables veces he visto confirmado en la vida práctica el hecho de que los libreros de viejo suelen conocer mejor los libros que los mismísimos catedráticos; que los tratantes en arte entienden más que los eruditos; que una buena parte de las iniciativas y los descubrimientos en todos los campos provienen de fuera de la universidad. Por muy práctica, útil y provechosa que pueda ser la actividad académica para los talentos medianos, yo la encuentro superflua para los espíritus creadores, en los que puede incluso tener un efecto contraproducente.
Stephan Zweig, El mundo de ayer.