48

Swing, Honores. Amigos

Al comenzar a jugar desde tan niño, me guiaba por sensaciones. para realizar el swing. Estas provenían del ritmo que aplicaba a todos los palos, empezando por el driver, y acabando por el putter. Respecto al driver, fue siempre uno de mis mejores palos. He sido jugador de gran potencia y buena prueba de ello son los concursos de drive que ganaba en los años 70 y 80. En una época en la que los jugadores no prestaban la atención que ahora dan a la preparación física, mis condiciones naturales suponían una cierta ventaja para mí.

Mi swing era manos y cerebro. Todo natural, sin geometrías, las manos cumplían las órdenes que mi mente dictaba. Esto me permitía crear golpes y, por eso se resaltaban como mis grandes virtudes el arte y la genialidad. Así conseguía conectar tan bien con los espectadores, que hicieron de mí un jugador carismático allá donde fuera. Este hecho, solapado con mi historial deportivo, es el que me ha permitido ocupar un lugar en el mundo del golf del que me siento orgulloso. Con imaginación e ideas, obtienes conocimientos. Si usas tus conocimientos, puedes crear arte. Y si llegas a demostrar ser un artista, cabe la posibilidad de ser un genio.

Si bien es cierto que fui un jugador precoz (debuté como profesional con 16 años, segundo en el Open con 19 años, ganador en el circuito europeo con 19 años y vencedor más joven del Masters con 23 años), también lo es que mi carrera se prolongó con victorias en tres décadas diferentes, lo que indica que supe mantenerme en primera línea con el transcurso del tiempo. En una época en la que no existían rankings mundiales, el primer Sony Ranking data de abril de 1986, y el que yo fuera considerado por los medios especializados como el mejor jugador del mundo de la década de los ochenta es todo un aval al respecto.

En un deporte tan sumamente individual, sujeto al riesgo de lesiones, crisis de juego y feroz competencia, permanecer como un asiduo ganador durante tanto tiempo y, en todo tipo de escenarios, sin duda tiene gran mérito.

Estos triunfos tienen otro componente diferente a lo estrictamente deportivo, pues me sirvieron para acumular una inmensa relación de encuentros y experiencias con personalidades de todos los ámbitos de la sociedad, a nivel español y, fundamentalmente, internacional.

Mi otra gran oportunidad aprovechada en la vida ha sido poder recoger, de los diversos extractos sociales existentes en gran parte del mundo, lo mejor de cada uno.

Todas las personas con el paso de los años adquirimos por inercia ciertas experiencias, pero si tus vivencias son notorias en edad joven, éstas te hacen crecer y madurar con asombrosa celeridad.

No fui un buen estudiante, pero el golf, además de victorias y galardones, me ha dado un enriquecimiento humano y social que me está sirviendo para conocer y catalogar mejor a las personas.

En mis viajes fui objeto de recepciones, galas de entrega de premios, inauguraciones de campos de golf diseñados por mí, torneos organizados por mi empresa, o simplemente coincidir en pro-ams y partidos amistosos en los cuales participaban todo tipo de celebridades. Una de las grandes virtudes del golf es que puede ser practicado simultáneamente por jugadores de niveles diferentes, incluso profesionales con amateurs, y también hombres con mujeres. Compartir con ellos más de cinco horas, practicando un deporte y una admiración personal recíproca, crea una comunicación que es difícil de lograr en otro ámbito de las relaciones humanas.

Durante el ejercicio de mi profesión, el tiempo que he dedicado a este tipo de relaciones sociales ha sido grande, por lo que para mí ha representado una formación humana impagable e imposible de adquirir de otro modo alternativo.

Me gustaría citar nombres representativos de esta actividad, a modo de ejemplo, aunque serán muchos los que omitiré, pero seguro que les tengo el mismo afecto que los aquí mencionados.

Quiero empezar por recordar mi simpatía hacia el Rey de España, don Juan Carlos y su Familia Real. Sus muestras de cariño hacia mí han sido innumerables, y tengo presente la llamada que hizo a mi casa poco después de vencer en el Masters del año 80, y cómo mi padre, emocionado, me pasó el teléfono al saber quién estaba al otro lado del mismo. Su Majestad ha acudido a verme jugar en varias ocasiones y tengo presente su asistencia con motivo de la ceremonia de inauguración de la Ryder Cup'97 en Valderrama.

Una prueba de mi respeto y admiración hacia toda la Familia Real lo refuerza el hecho de que el padre del Rey, don Juan de Borbón, fue el encargado de inaugurar mi primer campo diseñado en España. Fue en diciembre de 1990 en Novo Sancti Petri, Cádiz. Aquel fue uno de sus últimos actos públicos. Y allí estuvimos pensando de qué modo podíamos realizar la inauguración de forma que ambos participáramos activamente. Decidimos que alrededor del green del hoyo 9, junto a la casa club, yo realizaría un pitch desde fuera del collar del green, para que posteriormente don Juan finalizara la faena con el pat. Donjuán en su juventud fue un gran jugador de golf, componente del equipo nacional amateur, y además se da la circunstancia de que él, junto con doña Beatriz de Borbón y doña María Cristina, inauguraran el campo de Pedreña en agosto de 1929.

También he coincidido en muchas ocasiones con S. A. R. el Príncipe Felipe, del que guardo un especial y grato recuerdo de cuando me entregó el galardón correspondiente al premio Príncipe de Asturias de los Deportes en 1989.

Otros encuentros reseñables me acercaron a: Nelson Mándela, con motivo de un torneo en Sun City —Sudáfrica—, Jimmy Cárter, que me felicitó tras mi victoria del Masters 80, Ronald Reagan, George Bush Sr., en diversas ocasiones y durante la Ryder Cup'97. La Familia Real británica, con la Reina a la cabeza, y los príncipes Carlos, Eduardo y la princesa Ana. La princesa Irene de Holanda me entregó mi primer trofeo en el circuito europeo, el Open de Holanda'76, o el emperador Akihito, además de la Familia Real monegasca, a la que frecuenté durante mi estancia en el Principado.

En Sudáfrica también coincidí con Alan Shepard, la única persona que, hasta la fecha, ha jugado al golf en la Luna.

Nombres de personajes populares pueden ser: Cassius Clay o Muhammad Alí, Sean Connery, Christopher Lee, James Hunt, Edwin Moses, George Best, Kevin Keegan, Sebastian Coe, Linford Christie, Nigel Mansell, Evander Holyfield, Bobby Charlton, Johan Cruyff, Eddy Merckx, Bernard Hinault, Illie Nastase, Nadia Comaneci, Michael Schumacher.

Actores, actrices, modelos, empresarios, jeques, presidentes de grandes compañías, escritores, pintores, cantantes, etc., también han contribuido a que mi bagaje de experiencias se haya multiplicado.

En España, recuerdo mis encuentros con Adolfo Suárez, gran político, gran persona y primer Presidente de la Transición española. En una ocasión jugué un partido con él y Emilio Botín en Pedreña, donde yendo por el hoyo 5, le tuve que decir a Emilio entre bromas: "Emilio, despacio que no todos podemos ir a tu ritmo", pues lo cierto es que Emilio camina por el campo a "toda máquina" y Suárez difícilmente podía seguirle. He estado en la Moncloa, Presidencia del Gobierno, con Felipe González, con Manuel Fraga y Mariano Rajoy con motivo del partido que jugué como conmemoración del Xacobeo'99, y posteriormente con el presidente Aznar. Con Juan Antonio Samaranch han sido muchas las ocasiones en que hemos coincidido. Además de ser una excelente persona, es reconocido y admirado en el mundo entero por su valía.

Tengo el orgullo de haber intervenido activamente en conseguir cambiar la imagen del golf en España, que ha pasado de ser considerado un deporte elitista y una actividad que pasados políticos o personajes públicos que lo practicaban evitaban que fuera divulgado, a otra situación bien diferente y con un papel importante en la generación de riqueza a través del turismo. Me gusta contemplar cómo se habla de golf con naturalidad, y así, en uno de mis programas de televisión favoritos, "Caiga Quien Caiga", raro es el capítulo en el que el golf no tiene cabida, y siempre de forma espontánea y cariñosa. También es motivo de satisfacción y un honor para mí el contar con la distinción de Embajador Honorífico de la Marca España desde 2004.

Y obviamente, he vivido y compartido experiencias con los grandes deportistas españoles como Ángel Nieto, Manolo Santana, el tristemente desaparecido Francisco Fernández Ochoa, Miguel Induraín, al que seguí en alguna etapa del Tour de Francia, e incluso con alguno de ellos jugué partidos de golf.

Finalmente, quiero hacer una reseña personal, aunque seguro que me dejo atrás a muchas personas a las que considero también mis amigos. Así, tengo presentes al doctor Campuzano y Lola, su mujer, doctor Coloma y Mercedes, su esposa (amigos de mi familia y míos personales), Jaime Zuloaga, J. Ramón Altónaga, Pedro Moran, el doctor Bernardo Martín, Valentín Valle, Ángel Martín, familia Miralles, Pepe de la Cavada, Pepe Jover (Presidente de la Federación Murciana de Golf), Alfonso Carrascosa, Miguel Sousa, (con quien he compartido gratos momentos en Madeira, Porto Santo y el Masters), Bernard Pascassio, Gastón y Christian Barras, la familia Tezuka, Gorostegui, F. Pernía, Robbie Van Erven Dorens, Renton Laidlaw, Marco Kaussler, Mitchell Platts, Tony Menai, Mario Pinzi, Tom Keane, Lincoln Venancio, Khun Arsa, Joe Ozaki, Andy Yamanaka, Andrew Yau, Kipple Chan, Enrique Ponce, Michael Robinson, Olga Viza, Sergio Gil, Luis del Olmo, Matías Prats, Gerardo Riquelme, hermanos Milá, Jesús Martínez Teja...