EL TRIUNFO DEL INFINITO
ME levanté en la noche y fui hasta el final del pasillo. Sobre la puerta, en grandes letras, decía: “Esta es la otra vida. Entre por favor”. Abrí la puerta. Del otro lado de la habitación un hombre con barba que llevaba un traje verde pálido se volvió hacia mí y dijo: “Prepárate, vamos a tomar el camino más largo”. “Ahora voy a despertarme”, pensé, pero estaba equivocado. Comenzamos nuestro viaje sobre la tundra dorada y sus retazos de hielo. Luego no había nada en millas a la redonda, y lo único que podía escuchar era mi corazón latiendo y latiendo, tan fuerte que creí que me volvería a morir de nuevo.