EL POEMA DEL POETA ESPAÑOL
EN un cuarto de hotel en algún lugar de Iowa, un poeta americano, cansado de sus poemas, cansado de ser un poeta americano, se recuesta en su silla e imagina que es un poeta español, un viejo poeta español cercano al final de su vida, que camina hasta el Guadalquivir y observa los barcos, grises y espectrales en el crepúsculo, deslizándose río abajo. Las pequeñas olas, al acercarse a la orilla cubierta de hierba donde está sentado, susurran algo que no alcanza a oír del todo mientras se encrespan y caen. ¿Y qué hace el poeta español? Mete la mano en el bolsillo, saca un cuaderno y escribe:
Negra mosca, mosca negra Por qué has venido
Es por mi camisa Mi nueva camisa blanca
Con botones de hueso Es por mi traje
Mi traje azul oscuro Es porque
Aquí estoy tumbado solo Bajo un sauce
Frío como la piedra Negra mosca, mosca negra
Qué buena eres Viniendo a mí ahora
Qué buena eres Visitándome aquí
Negra mosca, mosca negra
Para despedirte de mí