Miércoles, 14 de septiembre de 2005, a lunes 26
Félix Sanz Roldán: «He hablado con el Rey sobre la reforma del Estatuto catalán y no le vi muy interesado»
Vuelo a Berlín para asistir a la reunión de la OTAN, donde manifiesto: «Hay 26.655 soldados en teatros de operaciones liderados por la OTAN y más de veinte mil burócratas en Bruselas, embajadas y cuarteles generales. ¿No les parece una desproporción? Las opiniones públicas europeas no entenderían que estemos en Afganistán y seamos permisivos con el narcotráfico».
El jueves se vota en el Congreso la Ley de Defensa Nacional: 183 votos a favor. El representante de CiU ha preguntado al PP cómo es posible que la ley sea mala ahora y hubiese sido buena cambiando una o por una y. El PP se queda solo votando en contra de la ley.
El jueves día 22 viajo a Fort-Liberté, ciudad de Haití fundada por los españoles en 1578, donde nuestra Fuerza de Infantería de Marina Expedicionaria está adscrita a la misión de Naciones Unidas desplegada en ese país caribeño. Llama la atención la gran pobreza de una población de quince mil habitantes donde no hay ni luz eléctrica. En Puerto Príncipe me presentan a una niña, Rod Mondy,[78] de casi tres años, que tiene una grave dolencia de corazón y, si no la operan rápidamente, no vivirá más de un mes; por lo que decido traerla a España en el avión de la Fuerza Aérea que nos ha transportado. Nuestra misión militar en Haití ha consistido en realizar unas mil patrullas con un recorrido de más de cuarenta mil kilómetros y con el principal objetivo de persuadir a los grupos armados de que sus actos criminales no quedarán impunes. Desde el avión hablo con Miguel González, periodista de El País, y me cuenta que el JEME Alejandre le envió una carta diciendo: «El funeral del Yakovlev estuvo organizado por Trillo sin dejar meter baza a los ejércitos».
Escala en Santo Domingo. A las doce me recibe el presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández. Conversación protocolaria pero muy amable y llena de cariño hacia España. Julio Iglesias se entera de mi estancia en la República Dominicana y me invita a su 62.º cumpleaños, donde me encuentro con Óscar de la Renta, al que le doy las gracias por la gestión que llevó a cabo a favor de las relaciones entre Estados Unidos y España. El sábado, almuerzo con el arquitecto Óscar Imbert: es hijo del general Antonio Imbert Barreras, que participó en el atentado que causó la muerte del dictador Rafael Leónidas Trujillo: «A mi padre, que era civil —asegura—, lo hicieron general y no se quita el uniforme ni para dormir».
Regreso a España con escala en la base de Lajes, en las Azores, y nos hacemos una fotografía en el mismo lugar en que posaron los incitadores de la guerra de Irak: Aznar, Bush, Blair y Barroso. En el avión comento con mi jefe de prensa, el JEMAD y el almirante Torrente que estoy preocupado «porque, si el Estatuto reconoce que Cataluña es, jurídicamente, una nación, yo no podré seguir como ministro». El JEMAD trata de animarme: «No te preocupes, ministro, los ejércitos están contigo, y nosotros también». Después de esta declaración, Paco Torrente le dice al JEMAD: «Lo malo, Félix, es que, si el ministro pensara de otra manera, también hubieras dicho que estamos con él». Aconsejo al JEMAD que traslade al Rey su opinión y la de los militares sobre el Estatuto de Cataluña, y me responde: «No sé si valdrá la pena porque, en el tiempo que llevo de jefe del Estado Mayor, el Rey me ha recibido una vez y hablamos, sobre todo, de mi nieta». Le insisto en que lo haga, y el día 26 Félix Sanz Roldán me llama: «He hablado de nuevo con el Rey y me ha contestado que de esos temas hable con el ministro. No le vi muy interesado».