Jueves, 28 de abril de 2005, y sábado 30
Julio Iglesias media para mejorar nuestras relaciones con el Gobierno de Estados Unidos
Rueda de prensa para presentar el Día de las Fuerzas Armadas. Antes de comenzar me había llamado Miguel Barroso para pedirme muy encarecidamente que «si te preguntan por la financiación de Cataluña, te remites a lo que ha dicho Solbes». «Me han dicho en la Moncloa —contesto a los periodistas— que diga que estoy de acuerdo con el vicepresidente económico, y yo cumplo con la orden recibida». Es un modo de decirles que estoy en contra. La frase es titular en los telediarios, y mi jefe de prensa, Chunda, me advierte de que «te van a rayar el coche en la Moncloa».
Comida con la familia Sarrión, empresarios muy activos de Cuenca, a quienes acompaña como asesor Jaime Lamo de Espinosa. Jaime, que veranea siempre en la Costa Brava, nos cuenta que «fui un día con mi esposa a un lugar cercano a Sant Feliu de Guíxols, en Cataluña, porque necesitaba atención médica, y me encontré con dos ventanillas: en una ponía “Catalanes”; y en la otra, “Extranjeros”. Me dirigí a la de catalanes y me querían mandar a la de extranjeros. Escribí una carta a Pujol quejándome, pero no contestó».
Me entero de las buenas relaciones del cantante Julio Iglesias con la Casa Blanca y pienso que a los esfuerzos diplomáticos que estamos haciendo no les vendrá mal una ayuda complementaria. Decido llamarle: «Como buen patriota —le digo—, te ruego que ayudes a España en sus relaciones con los norteamericanos. Concretamente, traslada a tus amigos de la Casa Blanca que tenemos el sincero deseo de que las relaciones entre ambos países mejoren. Voy a visitar Estados Unidos oficialmente y quisiera que no se malogre el viaje por recelos o prejuicios». Julio me dice que tiene una buena relación con Henry Kissinger «y en cuanto te cuelgue el teléfono voy a hablar con él. Soy español y siento a mi país como tú; quiero que las relaciones sean buenas». A las pocas horas tengo contestación de Julio: «Acabo de hablar con Kissinger y con Óscar de la Renta, que es mi vecino y buen amigo de la familia Bush. Ha contactado con Rumsfeld y le ha solicitado el mejor trato posible a tus propuestas. Le ha contestado que, aunque está muy disgustado por las ventas que España ha hecho a Venezuela, te va a mostrar de manera muy clara que quieren mejorar su trato con España. Vas a quedar satisfecho de tu viaje». Dos horas más tarde me llama Robert Manzanares, de la Embajada de Estados Unidos en Madrid: «A mí me hacen poco caso en el Pentágono, pero algo ha debido de ocurrir porque me acaban de trasladar que tu viaje será un éxito total, y me han pedido que te lo diga». Parece un milagro laico, de Iglesias.
Propongo a Zapatero que expulse de España al guineano Severo Moto, por las declaraciones realizadas en Croacia en el sentido de que los servicios secretos españoles querían matarle. Este Moto, por su condición de asilado en España, no puede desarrollar la actividad política que lleva a cabo y, además, los intereses de España pueden perjudicarse por la actuación en nuestro territorio de este personaje.[67] El presidente está de acuerdo.