Viernes, 20 de mayo de 2005
Ibarra es el primero en saber que no me queda mucho tiempo de ministro
Veo en la prensa las fotografías en las que aparece Carod-Rovira con una corona de espinas en la cabeza, mientras está con Maragall en Tierra Santa. También leo que en la ofrenda en honor de Isaac Rabin quitaron la bandera española que se había colocado en la corona de flores. Al parecer, la bandera la retiró el embajador español Eudaldo Miralpeix. Es inaceptable que a un embajador de España le moleste la bandera nacional, y envío una carta a Moratinos: «Si la información acerca de la retirada de la bandera se confirmara, creo que el embajador Miralpeix debería ser cesado». Para algunos, la modernidad está en el arrinconamiento de los símbolos españoles; eso sí, siempre que se trate de símbolos españoles, porque si fuesen catalanes, por ejemplo, lo considerarían una grave ofensa.
Quedo con Juan Carlos Rodríguez Ibarra en Badajoz. «Hace unos meses vino Felipe González a Trujillo —me dice— y le comenté la conveniencia de crear una corriente interna en el Partido para defender con fuerza la vertebración solidaria de España, pero Felipe me dijo que no podía estar en esa corriente, aunque me dio a entender que no le parecía mal». Le hago saber que me encuentro muy disgustado con la orientación autonómica a que estamos derivando, pero «no quiero ser desleal ni con el partido ni con el presidente, y lo más probable es que dimita buscando un motivo que no dañe a nuestro partido ni beneficie a la oposición». Ibarra es el primero en saber que no me queda mucho tiempo como ministro. Mitin en Badajoz en el que aseguro: «Jamás cederemos en lo que a la unidad de España se refiere. Somos socialistas por defender la solidaridad e igualdad de los ciudadanos por encima de la autonomía de los territorios». Marugán aplaude con ganas.