A la hora de cocinar en casa es importante conocer algunos principios básicos que nos ayudarán a mejorar nuestros platos y, en muchos casos, ahorrando unos euros.
Lo más importante es comprar los productos en su temporada. Ahora, gracias a los invernaderos y la importación, tenemos casi de todo durante todo el año. Pero, por su abundancia, los productos en temporada son más baratos y también más frescos y sabrosos.
Tanto el frigorífico como el congelador son grandes aliados del cocinero. Gracias a su ayuda podemos conservar los alimentos más tiempo sin que pierdan sus cualidades nutricionales.
He recopilado una serie de consejos que quiero compartir y espero que te sean de utilidad.
CONSEJOS GENERALES
CALDOS
Para preparar una buena sopa hace falta tener un buen caldo, y hacer un buen caldo lleva tiempo. Las ollas a presión pueden ayudarte a reducir ese tiempo de preparación.

Los cuatro caldos básicos de la cocina son el de verduras, el de carne, el de ave y el de pescado. Dentro de estos preparados hay tantas variantes como cocineros.
Es recomendable poner la sal al final, es más fácil y así nos evitamos el riesgo del exceso.
A continuación te detallo sus ingredientes principales.
CALDO DE VERDURAS
Cebolla, zanahoria, puerro, judías verdes, sal y aceite. (Opcional: perejil, apio, cilantro, laurel, albahaca, romero, estragón, etc.)
CALDO DE CARNE
Zancarrón, hueso de caña, costilla, cebolla, zanahoria, puerro, perejil, pimienta y sal.
CALDO DE AVE
Esqueleto de pollo o gallina, un muslo de pollo, cebolla, zanahoria, puerro, perejil y sal.
CALDO DE PESCADO
Cabezas de pescados y esqueleto (rape, gallo, congrio, merluza), cebolla, zanahoria, puerro, perejil y sal.
También podemos encontrar…
• Pasta de miso, muy interesante para condimentar las sopas y caldos. La ventaja de utilizarla radica en que es un producto natural, ya que procede de la fermentación de diversos alimentos (arroz, soja, cebada…).
• Dashinomoto: es un granulado natural de pescado que se utiliza para dar sabor a caldos y salsas.
CREMAS DE HORTALIZAS
La variedad de cremas de hortalizas que podemos realizar es tan amplia como la imaginación del cocinero. En las cantidades, es cuestión de gusto y equilibrio.
Algunas reglas que conviene saber:
Lo que no deben llevar…
• Hortalizas amargas: como pimiento verde, berenjena, endibia, alcachofa, achicoria, borraja, cardo, acelga, espinaca (en todo caso, muy pocas).
• Hortalizas ácidas: no conviene añadirles mucho tomate, ni mucha cebolla, pues, aunque parecen muy dulces, el dulzor sólo aparece si están muy pochados.
Lo que deben llevar…
Calabaza de Castilla, calabacín (pelado), puerro, zanahoria, judías verdes, nabo (poco), patata, lechuga.
PURÉ DE PATATAS
Cuando vayas a hacer un puré de patatas, pela, casca y deja en remojo las patatas en un recipiente con agua durante 15 minutos por lo menos. De esta manera se le irá la fécula y cuando lo pases por el pasapurés no quedará gomoso.
VERDURAS
Lo primero que hay que hacer con las verduras frescas al llegar a casa es sacarlas de las bolsas o envoltorios de plástico que las contienen para que puedan respirar. Aunque existen excepciones como la patata, que debe conservarse en lugar fresco y oscuro, si las verduras y hortalizas se guardan a temperatura ambiente pierden agua y se ponen mustias en unas pocas horas, y sufren pérdidas considerables de vitaminas. Es por esto por lo que deben conservarse en la zona menos fría del frigorífico, es decir, en la parte inferior, durante un período que no debe exceder los 2-3 días.
Hay algunas verduras que durante su manipulación (pelado y cocción) ennegrecen.
HABAS
Si quieres que queden más verdes, hay que cocerlas durante 4 minutos (aproximadamente) en una cazuela con agua hirviendo, escurrirlas y cortarles la cocción introduciéndolas en un bol con agua fría y hielos. Después hay que cocinarlas como de costumbre (con patatas, jamón…).

ALCACHOFAS
Cuécelas con unas ramas de perejil, pues de esta manera quedarán más verdes. También se pueden cocer con unas gotas de limón.
ACELGA, BORRAJA Y CARDO
No sé por qué extraña razón estas verduras a veces ennegrecen y otras veces no. Para evitarlo, a medida que las vayas limpiando, coloca los trozos en un cuenco con agua y el zumo de medio limón. Cuécelas en abundante agua hirviendo con el zumo de otro medio limón y una pizca de sal.
TOMATE
Para usar el tomate en crudo o en guisos es mejor pelarlo.
Las pieles se pueden aprovechar para hacer una vinagreta.
Basta con triturarlas con un poco de aceite y sazonarlas. Es muy interesante para aliñar espárragos, ensaladas, macarrones cocidos…
Y si tienes ganas y fuerza, puedes ligar el resultado con una o dos yemas de huevo (como si fueras a hacer un alioli). Es perfecto para acompañar unas rebanadas de pan tostado con jamón.
Para la piel de un tomate hermoso, con medio vaso de aceite será suficiente.
LEGUMBRES
Las legumbres se mantienen en perfectas condiciones durante mucho tiempo, siempre que se almacenen en lugar fresco, seco y protegido de los insectos. Es preferible adquirirlas dentro de los 12 meses inmediatos a su recolección, ya que en este caso son más tiernas. Si son más viejas pierden bastante calidad, se dificulta su cocción y resultan más duras. Una vez abierto el envase, se deben mantener dentro de un recipiente herméticamente cerrado. De este modo se conservarán mejor. Además, si metemos unos dientes de ajo, no serán atacadas por el gorgojo, un parásito que se come el interior de las legumbres y las deja vacías. Una vez cocidas, se pueden conservar en el frigorífico durante varios días, siempre en recipientes herméticos.

Antes de cocinar, conviene ponerlas en remojo durante 8 horas por lo menos (excepto las lentejas).
Al cocinar, hay quien prefiere cambiarles el agua, pero no es necesario. En el caso de las alubias rojas, si quieres que no pierdan color es mejor ponerlas a cocer con el agua del remojo.
Cuando empiecen a hervir hay que retirarles la espuma blanca que sale a la superficie.
Las alubias y las lentejas se ponen a cocer con el agua fría, y a mitad de la cocción se añade un chorrito de agua fría para cortar el hervor. De esta manera, el caldo sale más espesito. La sal es mejor añadirla al final.
Los garbanzos se ponen a cocer en agua hirviendo y se les puede añadir sal desde el principio. Si durante la cocción necesitaran más agua, ésta tiene que estar en ebullición, si no se encallarán (quedarán duros).
PASTA
Conservar la pasta, una vez cocida, en el frigorífico es muy fácil. Aguanta 2-3 días en perfectas condiciones.
En el caso de macarrones, espaguetis, tallarines, etc., después de cocer la pasta, escurre, refresca y vuelve a escurrir. Colócala en un recipiente y riégala con un chorrito de aceite. Mézclala bien y tápala con film de cocina. Cuando la vayas a utilizar, enjuágala con agua caliente.
En el caso de canelones o lasaña, después de cocer las láminas, escurre, refresca y vuelve a escurrir. Para conservarlas en perfectas condiciones es importante que no se toquen entre sí. Para ello puedes alternar capas de pasta con trozos de film de cocina, y mantenerlas en el frigorífico hasta el momento de utilizarlas.

PESCADO
Al ir a comprar pescado hay que fijarse en los que estén en oferta o tengan un precio más asequible. Merece la pena que compres más cantidad de la habitual, ya que congelándolo bien aguanta perfectamente.
La frescura y la calidad son dos condiciones de gran importancia que hay que tener en cuenta en la compra del pescado. No dudes en preguntar en la pescadería por el origen del pescado y la fecha de captura.
Hay dos conceptos importantes que debemos observar cuando vayamos a comprar pescado fresco. Uno es el olor. Cuanto más olor a mar tiene el pescado, más fresco es; por el contrario, si es ligeramente agrio, debemos desecharlo. El segundo factor es la vista. Debemos fijarnos en la piel del pescado. Cuanto más tersa y brillante, mejor. Los ojos de la pieza deben estar negros, pero brillantes, y con la córnea transparente.
CARNE
Las carnes se conservan muy bien al vacío. Si por ahorrar compras una buena cantidad, seguro que tu carnicero estará encantado y te hará un buen precio. Pídele que te lo envase al vacío en raciones de 500 gramos aproximadamente. Cada vez son más los carniceros que pueden envasar el género de esta forma, así que no dudes en solicitárselo. No olvides indicar el nombre del producto y la fecha de congelación. Para descongelarla, lo mejor será hacerlo en el frigorífico.
Si te regalan un jamón ibérico, una buena solución es pedirle al carnicero que te lo deshuese, te lo corte en lonchas y algún taco y te lo envase al vacío en raciones de 150 gramos aproximadamente. Así podrás disfrutar de jamón fresco y jugoso durante varios meses. Para consumirlo en óptimas condiciones, conviene sacarlo media hora antes del frigorífico para que coja temperatura ambiente. También le puedes pedir que te dé el hueso troceado y congelarlo, envuelto en film de cocina. A los caldos y cocidos de legumbres les aporta un toque muy especial.
CARRILLERAS GUISADAS
Para limpiar bien las carrilleras (e incluso otros productos de casquería), lo mejor es lavarlas bien y después dejarlas en remojo en un recipiente grande lleno de agua con un chorro de vinagre. De esta manera se limpiarán de cualquier impureza o mancha de sangre que puedan tener.
Después de este paso, se pueden blanquear o freír.
Blanquear
Para blanquearlas, ponlas en una cazuela con agua hirviendo durante un par de minutos.
Después hay que cocerlas en la olla a presión con sus correspondientes verduras hasta que queden tiernas. Una vez cocidas hay que terminarlas en una salsa (española) que prepararemos con el caldo de cocción.
Freír
En este caso, después de tenerlas en remojo en el agua con vinagre, hay que secarlas muy bien (porque si no, al entrar en contacto con el aceite, salpicarán), pasarlas por harina y freírlas. No es necesario blanquearlas previamente, pero sí cocerlas con sus correspondientes verduras hasta que queden tiernas.
CONGELACIÓN
La congelación es una forma de conservar los alimentos muy práctica. Es muy importante tener el congelador limpio y sin escarcha, de esa forma nos aseguramos su buen funcionamiento. Prácticamente se pueden congelar todos los alimentos, pero no recomiendo congelar las patatas (quedan acartonadas), los huevos en crudo (se romperían al congelarse) y la pasta, a excepción de canelones y lasaña, ya cocinados.
En cuanto a los envases para el congelador, los rígidos son los más adecuados para alimentos que contengan salsas o los líquidos (caldos, sopas, etc.). Hay que tener en cuenta que cuando se congelan este tipo de comidas aumentan su volumen, por lo que no los llenaremos por completo. El papel de aluminio y el film de cocina también son muy apropiados para la congelación, al igual que las bolsas herméticas.

Antes de congelar cualquier alimento cocinado hay que dejarlo enfriar; después lo envasaremos, lo etiquetaremos y al congelador. De esta forma nos aseguramos un mejor congelado.
El etiquetado de los congelados es muy interesante, pues así sabremos de qué producto se trata y la fecha de congelación.
Para descongelar un producto antes de su consumo recomiendo sacarlo del congelador 24 horas antes y dejar que se descongele en el frigorífico.
HORTALIZAS
Hay que aprovechar para comprar las verduras cuando estén a buen precio, ya que es muy fácil congelarlas.
Haciéndolo bien, aguantan perfectamente la congelación.
Se pueden congelar tanto crudas como escaldadas. Esto es lo que se llama blanquear. Se trata de introducir durante un par de minutos las verduras frescas en agua hirviendo. A continuación, y rápidamente, se pasan por agua fría antes de congelarse.
La mayoría de las verduras y hortalizas se pueden congelar. A continuación te doy una breve lista de las más comunes.
JUDÍAS VERDES
Hay que limpiarlas, quitarles los hilos, cortarlas y escaldarlas en agua hirviendo durante 15 segundos. Para cortarles la cocción, pásalas a un bol con agua fría con hielo. Escúrrelas, guárdalas en bolsas holgadas para congelar y congélalas. Hay que cocinarlas sin descongelar, pues si se descongelan antes perderán tersura y color.
COLIFLOR
Sepárala en ramilletes. Escáldalos en agua hirviendo durante 15 segundos y enfríalos en un bol de agua fría con hielo. Escúrrelos, ponlos en bolsas especiales para congelar y congélalos. Cocínalos sin descongelar para que no pierdan tersura y color.
PUERROS
Primero hay que limpiarlos. Se pueden congelar enteros o picados. En cualquier caso, hay que utilizarlos sin descongelar.
ALCACHOFAS
Hay que limpiarlas bien y cocerlas durante 5 minutos aproximadamente en una cazuela con agua y unas ramas de perejil. Escúrrelas y congélalas en bolsas destinadas a ese fin. Para terminar su cocción, cuécelas sin descongelar.
PIMIENTOS
Los pimientos son un producto que admite bien la congelación. Para ello, límpialos y pícalos a tu gusto. Extiéndelos sobre una fuente grande y congélalos. Cuando estén congelados, pásalos a las bolsas y guárdalos en el congelador hasta el momento de utilizarlos.
En el momento de cocinarlos no hay que esperar a que se descongelen. Hay que tener cuidado porque seguramente tendrán una capita de hielo y, como ya sabes, el agua en contacto con el aceite salpica. Por si acaso, conviene tener una tapa cerca.
Los pimientos asados se pueden congelar y aguantan perfectamente. Una vez descongelados, quedan igual que recién hechos.
CEBOLLAS
Pica la cebolla a tu gusto. Congélala cruda puesta sobre una bandeja grande. Cuando esté congelada, pásala a las bolsas de congelación y guárdala en el congelador hasta el momento de darle uso.
Al cocinar hay que tener cuidado porque al entrar en contacto con el aceite salpicará. Si salpica demasiado, habrá que tapar la cazuela o la sartén hasta que el agua de la cebolla se evapore.
AJOS
Pica los ajos (como vayas a utilizarlos después). Igual que la cebolla y los pimientos, hay que congelarlos extendidos sobre una fuente o una bandeja. A continuación, introdúcelos en la bolsa de congelación y resérvalos en el congelador hasta el momento de su uso. Saca sólo la cantidad que vayas a utilizar.
Si guardas los ajos en aceite, matarás dos pájaros de un tiro: aceite aromatizado y ajos en conserva; por cierto, muy ricos, pero un poco más fuertes de sabor.
PEREJIL
Para congelarlo sólo tienes que picarlo y guardarlo en un recipiente herméticamente cerrado. En el momento de utilizarlo, rasca la parte de arriba con una cucharilla y saldrá la porción deseada (bien suelto). El resto se puede volver a guardar en el congelador porque aguanta muy bien.
LEGUMBRES
Cuando cocines legumbres aprovecha para hacer más cantidad para congelar porque con el mismo esfuerzo tendrás comida para otro día.
Es mejor congelar la legumbre sola, bien en raciones individuales, bien en raciones familiares. Conviene congelar los sacramentos (chorizo, morcilla…) por separado. Antes de juntarlos (legumbre y sacramentos), hay que descongelar todo bien.
Cuando la legumbre esté caliente, agrega los sacramentos. Si los incorporas antes, corres el peligro de que se deshagan las carnes.
También se puede utilizar el microondas para descongelar, sobre todo si se trata de raciones pequeñas.
Si hay que descongelar una gran cantidad de legumbres, es mejor sacarlas del congelador la víspera, colocarlas en el frigorífico y esperar a que se descongele del todo. Cuando las calientes, hazlo a fuego lento. Seguramente tendrás que agregar agua y rectificar el punto de sal.
ALUBIAS BLANCAS O POCHAS FRESCAS
En temporada de pochas blancas, hay que aprovechar la oportunidad para comprar una gran cantidad, ya que es un producto que aguanta perfectamente la congelación y no pierde nada.
En un buen congelador pueden aguantar fácilmente entre 8 y 12 meses. Lo mejor es colocarlas en bolsas herméticamente cerradas.
En el momento de consumirlas, hay que ponerlas a cocer sin descongelar. Si se descongelan quedarán blandas y perderán en presentación.
CALDOS
Los caldos aguantan muy bien la congelación, pero antes de hacerlo es recomendable colarlos.
Para que el caldo aguante perfectamente, viértelo (según la cantidad que vayas a usar) en bolsas especiales para hacer cubitos de hielo o para almacenar comida y congélalo.
En el momento de utilizarlo, saca del congelador sólo la cantidad que necesites. Tus salsas, arroces, sopas o guisos… ganarán mucho en sabor.
CREMAS Y SOPAS
Cremas
La crema de verduras aguanta bien la congelación.

Si al descongelarla parece que está cortada, puede deberse a que lleve muchas judías verdes o puerro, dos verduras que tienen mucha fibra y que provocan que el agua quede por un lado y la fibra por otro. Para ligar de nuevo la crema hay que colarla, ponerla a hervir y añadirle unos copos de puré de patatas. En el último momento hay que probarla y ponerla a punto de sal.
Sopa
La sopa admite perfectamente la congelación.
La de pescado es mejor congelarla sin los trozos de pescado porque después, al descongelarse, suelen quedar muy secos y rotos. Lo mejor es aprovecharlos en el momento para rellenar unos pimientos o para hacer una tortilla.
La sopa de fideos es mejor congelarla sin fideos. Al utilizarla, basta con agregar unos fideos finos en el momento en que empiece a hervir y cocerlos durante unos pocos minutos. Los fideos congelados se hinchan y pueden llegar a absorber demasiado caldo.
SALSAS
Casi todas las salsas se pueden congelar, aunque hay algunas excepciones.
Las que no se pueden congelar
• Mahonesa, porque se separa el aceite y se corta.
• Salsa pilpil, porque se separa el aceite de la gelatina y se corta.
• Vinagretas, porque no quedan bien.
• Nata sin cocinar, porque se corta.
Las que se pueden congelar
• Salsas de carne que sobren de los guisos.
• Salsas con nata en las que ésta haya hervido en su proceso de elaboración.
• Salsas de pescado, como la salsa verde o la salsa de chipirón.
• Salsas de tomate.
• Salsa de pimientos.
• Nata montada.
• Nata cruda: si tienes mucha cantidad y se te va a estropear, antes de congelarla hiérvela. Una vez descongelada sólo se podrá usar para cocinar.
Bechamel
Antes de meter la bechamel en el frigorífico, es conveniente dejarla enfriar a temperatura ambiente. Si la metes enseguida, no hará bien la reacción y no se pondrá dura para poder trabajarla adecuadamente.
Otras farsas para la bechamel
La salsa bechamel da mucho juego, ya que admite todo tipo de ingredientes:
• Bacalao: en este caso se incorporará el bacalao desmigado cuando la cebolla esté bien pochada.
• Setas: hay que cocinar las setas como para hacer un salteado. Puedes incorporarlas a la salsa bechamel cuando ésta ya lleve cociendo por lo menos 15 minutos.
• Gambas: hay que saltear 200 gramos de gambas (peladas y picadas) con un diente de ajo (picado finamente) y agregar el salteado a la bechamel cuando ésta ya lleve cociendo por lo menos 15 minutos.
• Queso: el queso rallado se agrega directamente a la bechamel a partir de que ésta lleve cociendo por lo menos 15 minutos.
• Otras posibilidades: también admite huevo cocido, carne cocida, pechuga de pollo o pescado (frito), todo bien picadito.
PASTA (LASAÑA/CANELONES)
La lasaña y los canelones se pueden congelar por raciones individuales o familiares, bien horneados o sin hornear.
Para descongelarlos, es preferible hacerlo en el horno (previamente calentado a 180 ºC) durante 3040 minutos.

Es un sistema práctico, ya que en un momento dado puede ahorrarnos mucho trabajo.
SETAS
Es importante que las setas destinadas a la congelación sean muy frescas (recién cogidas) y que estén muy sanas.
Para congelarlas crudas, hay que colocarlas bien extendidas en una placa. Cuando estén duras puedes introducirlas en bolsas especiales para congelar. Es importante que tengan la menor cantidad de aire posible. Hay que descongelarlas en el frigorífico y trocearlas antes de que se descongelen del todo, porque si no estarán muy blandas para manejarlas.
Si las vas a congelar cocinadas, será mejor no añadir ni ajo ni cebolla. Cuando las vayas a utilizar, descongélalas, caliéntalas en una sartén para quitarles el exceso de aceite (ya que durante la congelación absorben bastante) y prepara un sofrito de ajo y cebolla. El siguiente paso es mezclarlo todo (setas y sofrito) y cocinarlas como quieras (revuelto, tortilla…).
Una vez cocinadas, son ideales para añadir a guisos de hortalizas, de carne o de pescado.
PESCADO
En la conservación del pescado es muy importante que la piel no quede seca ni acartonada, ya que enseguida pierde calidad, color y brillo.
Para conservarlo en el frigorífico durante un par de días, primero hay que envolverlo con papel de cocina o un paño (humedecidos) y después con film de cocina. Además de mantenerse en perfectas condiciones, no desprenderá olor.
Para congelar el pescado en casa y que aguante por lo menos un mes sin perder ni en aspecto ni en sabor, conviene seguir las siguientes recomendaciones.

PIEZAS ENTERAS
Hay que congelarlas limpias de tripas y escamas. Si por su tamaño no entran en los cajones del congelador, hay que cortarlas por la mitad. Nunca hay que doblarlas, porque la fibra del pescado se rompe. Primero envuelve el pescado con papel de cocina humedecido y después con film de cocina. El papel húmedo hace que se forme una película de hielo sobre el pescado, que absorberá el golpe fuerte de frío, y así la piel sufrirá menos. Al descongelarlo nunca hay que hacerlo a temperatura ambiente, sino en el frigorífico, porque de esta manera el pescado no pierde la humedad.
PESCADO EN FILETES
Los filetes, al igual que las piezas enteras, antes de congelarlos hay que envolverlos con papel de cocina empapado en agua y después con film de cocina. Para descongelarlos, es mejor hacerlo en el frigorífico para que no se sequen ni pierdan humedad.
CARNE
PICADA
La carne picada también se puede congelar. Para que no se ponga oscura, congélala en cuanto llegues a casa, envolviéndola bien con film de cocina, etiquetándola y metiéndola al congelador.
ALBÓNDIGAS
Para congelar albóndigas hay que preparar la farsa, formar las bolitas y congelarlas extendidas (sin que se toquen) en una fuente grande. Una vez congeladas, se pueden envolver con film de cocina o bien colocarlas en envases destinados a la congelación. Eso sí, intentando siempre que les entre la menor cantidad de aire posible.
Cuando las vayas a utilizar, descongélalas un poco, pásalas por harina, fríelas e introdúcelas en la salsa que hayas preparado.
HAMBURGUESAS
Igual que en el caso de las albóndigas, lo primero que hay que hacer es la farsa, darles forma y congelarlas sin que se toquen. Después hay que envolverlas de manera que apenas les entre aire y meterlas en el congelador. Recuerda que es muy importante etiquetarlas indicando el nombre del producto y la fecha de congelación.
Cuando las vayas a utilizar es conveniente descongelarlas completamente en el frigorífico.
FILETES RUSOS
Sigue el mismo método que el utilizado para congelar las hamburguesas.
Cuando los vayas a usar, pásalos por huevo batido y pan rallado, y fríelos.
FARSA DE LASAÑA Y DE PASTEL DE CARNE CON PURÉ DE PATATAS
La farsa se prepara como se indica en la receta de lasaña de carne. Lo mejor es repartir la farsa en raciones y congelarlas. De esta manera, cuando la vayas a descongelar, podrás sacar sólo la porción necesaria. Hay que descongelarla en el frigorífico.
GUISADA
Las carnes guisadas se pueden congelar y aguantan bien.
Hay que congelar la carne con su salsa, sin la guarnición (patatas, alcachofas, espárragos…). Ten en cuenta que al calentar el guiso después de descongelarlo, las verduras se rompen con mucha facilidad y el guiso puede quedar bastante feo.
Cuando lo descongeles, debes calentar primero la salsa, ya que después de haber pasado por el proceso de congelación suele quedar muy ligera. Por tanto, hay que volver a ligarla con un poco de harina de maíz diluida en agua fría, añadir la carne y dejar que se vaya calentando a fuego suave. Agrega las patatas o las verduras elegidas (cocidas) y pon a punto de sal. Nadie se dará cuenta de que no es un guiso recién hecho.
Y no olvides etiquetar correctamente indicando el producto y la fecha de congelación.
CALLOS Y MORROS
Estos productos se pueden congelar sin problema.
Cuando se vayan a utilizar, lo mejor es descongelarlos la víspera.
Al día siguiente, en el momento de calentar el plato, dale un hervor durante 4-5 minutos a fuego suave para que la salsa se ligue de nuevo.
Si ha perdido un poco de color, se le puede añadir algo de salsa de tomate.
CAZA
Para congelar cualquier animal de caza de pluma, primero hay que desplumarlo, eviscerarlo y quemarlo (un poco) superficialmente con un soplete o similar. Esto último se hace para crear una capa (barrera) con su propia grasa. Después hay que envolver bien con film de cocina (procurando que no entre nada de aire) y congelar.
Y para congelar cualquier animal de caza de pelo sólo es necesario que los trozos estén bien limpios y bien envueltos con film de cocina.
Para la congelación de platos de caza elaborados: si son de animales de pluma, es recomendable congelar las aves partidas por la mitad en un recipiente con cierre hermético. Para utilizarlos de nuevo hay que descongelarlos completamente en el frigorífico. En cuanto a los platos de animales de pelo, es importante congelarlos sin guarnición.
No hay que olvidar etiquetarlos indicando el nombre del producto y la fecha de congelación.