Observaciones sobre la declaración del camarada Treint[204]

23 de mayo de 1931

1. El camarada Treint adhirió a la Oposición en los últimos meses de 1927, es decir, en un periodo en el cual no había esperanzas para la victoria inmediata de la Oposición. Desde aquel entonces, a pesar del aplastamiento de la Oposición y del triunfo de la burocracia stalinista, Treint no ha intentado regresar a las filas stalinistas, capitulando parcial o totalmente. Estos hechos hablan indiscutiblemente a favor de Treint. Los camaradas que lo han observado de cerca reconocen que tiene un temperamento revolucionario, la habilidad para librar una lucha bajo condiciones difíciles, tenacidad, etcétera. Todas estas son cualidades de un valor indudable. Lo más deseable sería llegar a un entendimiento con Treint, atraerlo al trabajo tanto de la Liga, como al del aparato de la Internacional. El gran número de camaradas franceses con los cuales he hablado desde la primavera de 1929, acerca de la Oposición francesa y la Oposición Internacional saben que he insistido durante todo el tiempo en la necesidad de llamar a Treint al trabajo de dirección en la Oposición y que al hacerlo, he recibido objeciones de todas partes. Estas objeciones se reducen a que el comportamiento de Treint durante el período de 1923-1927, es decir, durante los años en que se preparó en su esencia y se aseguró totalmente la victoria de la burocracia centrista sobre el ala leninista del partido, lo hacían completamente inaceptable en las filas de la Oposición, sobre todo, porque (según algunos camaradas) no tenía la menor intención de comprender el alcance del mal que había hecho, ni de rechazar los métodos adquiridos en la escuela de Zinoviev, Stalin y Manuilski. Sin negar el peso de estos argumentos, insistí, no obstante, en que debía hacerse un intento honesto de colaboración —bajo nuevas condiciones y sobre una nueva base— antes de sacar conclusiones en uno u otro sentido. En todas las reuniones con los camaradas franceses, a pesar de los distintos matices de opinión, siempre —sin excepción— planteé la cuestión del camarada Treint en estos términos.

Hoy tenemos ante nosotros el proyecto de una declaración que pretende dar el motivo por el cual el camarada Treint está dispuesto a entrar en la Liga. ¿Qué forma asume hoy la posición del camarada Treint?

2. Treint comienza reprochando a todos los grupos por no haber ingresado inmediatamente al grupo Redressement dirigido por él. No creo que esta sea una forma seria de plantear la cuestión, o que fortalezca la posición de Treint. Como dije anteriormente, los otros grupos desconfiaban tanto de él que incluso consideraban inadmisible aceptarlo en su seno. Ese sentimiento es aún muy fuerte (al decir esto, no cierro los ojos ante el hecho de que en algunos casos, los camaradas que se han opuesto tan agudamente a la colaboración con Treint tienen los mismos defectos que él, pero no sus cualidades positivas). Bajo estas circunstancias, es bastante extraño y fuera de lugar, que él haga acusaciones retrospectivamente contra aquéllos que no reconocieron el papel dirigente del grupo Redressement, sobre todo por cuanto éste sólo existió por un año y medio (otoño de 1927-primavera de 1929). Uno no puede pedir por adelantado, algo que sólo se gana a través del esfuerzo común.

3. Treint se refiere al hecho de que ha adoptado su posición sobre la base de los primeros cuatro congresos de la Comintern. Pero se le olvida agregar que también se basa en el Quinto Congreso, y que su posición significa apoyo al aplastamiento de la revolución alemana, contribución a la derrota de la revolución china y a la victoria del laborismo inglés, contribución al aplastamiento de la Oposición de Izquierda, etcétera. Dos o tres artículos de revista son totalmente insuficientes para determinar hasta qué punto se ha liberado un grupo (o un individuo) de una teoría o práctica como la del Quinto Congreso. Sería erróneo excluir al grupo Redressement, pero garantizarle de antemano la hegemonía sería ligereza criminal. El grupo de Paz también pretendía tener la hegemonía. Aludía no sólo a los cuatro congresos, sino también a su solidaridad con la Oposición rusa desde 1923, y al hecho de que estaba libre de cualquier mancha del Quinto Congreso. Desde un punto de vista formal el grupo Paz tenía mucho más derecho de hacer tal petición que el grupo de Treint; pero nosotros no juzgamos de una manera formalista. El verdadero problema consistía en cristalizar a un núcleo verdaderamente revolucionario a partir de la variedad de grupos heterogéneos, ninguno de los cuales estaba relativamente probado en política. Esto solamente podría lograrse a través de una experiencia en la que todos los grupos que profesan los mismos principios, trabajaran en común. Precisamente, este fue el curso seguido por los elementos iniciados de la Oposición de Izquierda. A pesar de todos los errores y vacilaciones dentro y alrededor de la Liga, no tenemos ninguna razón para lamentar el curso adoptado.

4. El camarada Treint actúa en forma totalmente correcta cuando se niega a reconocer la infabilidad de la Oposición de 1923. Hasta donde yo sé, nadie le ha pedido que lo haga. Treint también está en lo cierto, cuando señala la heterogeneidad de la Oposición de 1923. Pero Zinoviev, quien era el dirigente de la fracción internacional de Treint, admitió en el documento de 1926 que el núcleo fundamental de la Oposición de 1923 estaba en lo correcto en todas las cuestiones fundamentales. Al alejarse de este punto de vista en su declaración, Treint no logra disipar la desconfianza hacia él; por el contrario, la alimenta.

Treint considera apropiado hacer un enjuiciamiento extremadamente duro de una de las declaraciones del camarada Rakovski. A primera vista este elemento episódico en y por sí mismo, sólo parece tener una importancia secundaria. Pero es la expresión más elevada de las características del camarada Treint, esto es, de sus rasgos negativos. El curso de la carrera política del camarada Rakovski es de conocimiento público. La «declaración» de que habla Treint es una de las muchas que han sido firmadas o escritas por el camarada Rakovski en los últimos años. Si la declaración particular fuese tan infortunada y contradictoria como lo señala Treint, aun entonces seria necesario considerar este paso particular, en relación con todo el curso de la carrera política de Rakovski, el cual se halla desplegado en todas sus etapas en documentos y en su correspondencia con la Oposición rusa. Treint cierra sus ojos ante todo esto. El único hecho significativo para él, es que una vez tuvo algo negativo que decir sobre una declaración de Rakovski. Y eso le da suficiente pie para incluir en su propia declaración, de dos y media páginas, muy breves, una enérgica condena a la declaración de Rakovski, sin tener en cuenta el conjunto de su carrera política. ¡Este pequeño detalle habla más elocuentemente que el más extenso folleto!

5. Más adelante, el camarada Treint declara que tiene diferencias con partidarios de Trotsky en toda una serie de cuestiones fundamentales: cita la cuestión de la revolución permanente, los realineamientos capitalistas, y la verdadera situación de la Revolución Rusa, como problemas que necesitan una discusión más extensa. Está bien. Pero si este es el caso, su acusación de que los partidarios de Trotsky no reconocieron en el pasado la hegemonía del grupo Redressement y propusieron «discusiones más extensas», sobre la base del trabajo común, está más injustificada que nunca. ¿Es posible que el camarada Treint no vea realmente hasta qué punto está violando todas las proporciones y perspectivas?

6. Personalmente, concuerdo totalmente en que es necesario discutir las cuestiones de la revolución permanente, la situación en la URSS, etcétera. Precisamente, como base para tal discusión, formulé mi tesis sobre la revolución permanente, y escribí un folleto al respecto; y fue también con ese propósito, que formulé hace algún tiempo mi tesis sobre la URSS, la cual propuse como un proyecto de plataforma al respecto. Una discusión de estos puntos es muy urgente, y la participación del camarada Treint es muy deseable.

Sin embargo, el camarada Treint es, por decir lo menos, incauto cuando, en dos breves líneas, contrapone la perspectiva internacionalista de Lenin con la revolución permanente de Trotsky. En mis obras he tratado de demostrar —y hasta ahora nadie ha intentado siquiera refutar lo que considero probado— que si se hacen a un lado las disputas en el área de los pronósticos literarios, y si se toman la concepción de Lenin y la mía tal como se manifestaron en la experiencia de la revolución y tal como las formulamos sobre la base de esa experiencia, es imposible no reconocer la identidad de estas posiciones. Toda la política de los epígonos, y particularmente su política en China, se basa en contraponer la posición de Lenin a la mía. Hasta el plenum de mayo de 1928 (del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista), el camarada Treint aún votaba a favor de la resolución oficial sobre la cuestión china (con una declaración de reservas). Con esto, demostró lo lejos que estuvo durante los años 1923-1927 de los fundamentos mismos de la posición de Lenin. Desde entonces, no ha participado en las discusiones sobre los problemas de la revolución permanente basándose en las experiencias de China, India, la reciente de España, etcétera. No obstante, encuentra posible contraponer el internacionalismo de Lenin a la revolución permanente de Trotsky, haciendo eco así a las gastadas frases de Manuilski.

Lo que entiende el camarada Treint por la frase «realineamientos capitalistas» no esta claro para mí: ¿se opone él a la consigna de «estados unidos soviéticos de Europa»?

¿Qué podemos concluir? La declaración del camarada Treint demuestra que hay mucho de cierto en las objeciones y advertencias de sus oponentes. Sin embargo, considero que las conclusiones extraídas por estos oponentes son incorrectas. Aunque Treint tiende a exigir un reconocimiento a priori de su dirección —a eso es, después de todo, a lo que se reducen los puntos fundamentales de su carta— seria erróneo responder con una negativa a priori al intento de colaboración con él. Algunos podrán decir que en esto no habría ningún rechazo a priori, puesto que ya hemos tenido experiencia con Treint. Pero eso es erróneo. Las épocas cambian, las condiciones cambian, y junto con ellas cambian también las personas. Es necesario intentar la colaboración. ¿Qué forma deberá asumir tal intento? Eso debe dejarse a los camaradas que serían responsables de realizar tal colaboración. Seria bueno si, en ese esfuerzo, se persuadiera al camarada Treint de abandonar las partes más inapropiadas de su declaración; sobre todo, la relacionada con el camarada Rakovski, quien no tiene la posibilidad de responder, siquiera con un breve documento, a este acto abiertamente abusivo de Treint. Si la declaración ha de publicarse en La Verité en su forma actual o modificada, los editores harían bien en publicar junto a ella la refutación apropiada. Eso no facilitaría mucho el proceso de colaboración, pero entonces, la responsabilidad recaería totalmente sobre el camarada Treint.

Escritos , Tomo II
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