De los archivos[534]
Septiembre de 1932
Tomski y la resistencia de los elefantes de la india
El 20 de enero de 1926, en el momento culminante de la lucha entre el bloque derechista-centrista y la oposición zinovievista, dijo Tomski en la fábrica Putilov:
El partido comprende las enseñanzas de Vladimir Ilich, comprende que el principal peligro reside en la ruptura. Vladimir Ilich también veía este peligro; fue su último pensamiento, cuando apeló a los trabajadores del Comité Central y de la Comisión Central de Control para que, sin tener en cuenta a las personas involucradas, no permitieran las diferencias de opinión ni las rupturas. Si alguien se equivocaba, había que sancionarle. No había necesidad de crucificarlo ni de expulsarlo, como querían hacer con Trotsky. ¡Pero lo que se le hizo a Trotsky no lo podría soportar ni un elefante de la India!
Tomski, que en ese entonces cumplía las órdenes de Stalin, trataba de establecer un límite más allá del cual no se podía pasar en la persecución; el límite lo señalaba la resistencia del elefante de la India. Su criterio era demasiado primitivo. En la política revolucionaria la resistencia está determinada únicamente por la importancia y la corrección de las ideas representadas por una persona o un grupo dado. La experiencia histórica demuestra que los verdaderos revolucionarios, que se apoyan en una doctrina científica, en su lucha contra los enemigos y las tendencias hostiles son capaces de superar ampliamente todas las marcas de resistencia establecidas por los elefantes de la India de piel más gruesa.
Stalin en la época del «triunvirato»
En la época del Duodécimo Congreso del partido [1923], cuando el «triunvirato» (Stalin, Zinoviev, Kamenev) apareció por primera vez abierta y públicamente como núcleo de la «Vieja Guardia leninista» en la lucha contra Trotsky, Stalin defendió la indisolubilidad del núcleo leninista con las siguientes palabras, que le brotaban del corazón: «Camaradas, no puedo pasar por alto el ataque del camarada Osinski[535] contra […] el camarada Zinoviev. Alabó al camarada Stalin, alabó al camarada Kamenev y golpeó al camarada Zinoviev, pensando que basta con eliminar primero a uno y que luego les vendrá el turno a los demás. Tomó la línea de destruir el núcleo formado dentro del Comité Central después de años de trabajo, para luego destruirlo todo, paso a paso […] Si el camarada Osinski pretende seriamente seguir con esos ataques contra uno u otro miembro del nuestro Comité Central, debo prevenirle que se encontrará con un muro de piedra contra el cual, mucho me temo, se aplastará la cabeza».
El curso posterior de los acontecimientos demostró que el «muro de piedra» de la Vieja Guardia leninista estaba formado por semisocialdemócratas, semimencheviques, liberales burgueses y otros elementos similares.
Molotov, contrabandista trotskista
Hay que decirlo firmemente: el partido no actuó con la claridad y decisión que el momento revolucionario exigía. Faltaron porque no había una orientación lo suficientemente precisa hacia la revolución socialista. La agitación y el trabajo revolucionario del partido no tenían fundamentos firmes, porque no se había llegado a conclusiones audaces sobre la necesidad de la lucha directa por el socialismo y la revolución socialista.
Así describe Molotov, en la edición alemana de Rabochaia Literatura [Literatura Obrera], N° 1-2, p. 36, la política del partido hasta la llegada de Lenin a Rusia en abril de 1917. En el mismo artículo dice:
Desde que llegó Lenin a Rusia, en abril de 1917, nuestro partido sintió que pisaba tierra firme […] Hasta ese momento el partido seguía su camino con debilidad y sin confianza. (p. 35)[536].
Las citas están traducidas del alemán ya que no tenemos a mano la edición rusa del artículo. Estaremos muy agradecidos a cualquiera de nuestros amigos que pueda conseguirnos el contrabando trotskista de Molotov en su idioma original.
«Leyendas sobre la existencia de diferencias entre Lenin y Trotsky»
En las notas al volumen 16 de las Obras escogidas de Lenin, publicadas en vida del autor, leemos:
Entre la burguesía y la pequeña burguesía se difundieron leyendas sobre la existencia de diferencias entre Lenin y Trotsky durante la Guerra Civil, leyendas que a veces llegaron al campo, muy exageradas por los elementos kulakis (Obras escogidas, vol. 16, p. 505).
Parece que la burguesía, la pequeña burguesía y los elementos kulakis encontraron sus sucesores y continuadores en la burocracia stalinista.
Lenin sobre las calumnias contra Trotsky
El 1.º de marzo de 1920 dijo Lenin en el Congreso de Trabajadores Cosacos de toda Rusia:
Los británicos escriben que los ejércitos de todo el mundo se están desintegrando, pero que si hay un país en que el ejército se fortalece, es la Rusia soviética. Tratan de calumniar al camarada Trotsky diciendo que ello se debe a que el ejército ruso se mantiene bajo una disciplina de hierro, que se ve reforzada con medidas crueles[…] (Obras escogidas, vol. 17, p. 32).
Como se sabe, tampoco los escritores británicos de la escuela de Churchill carecen de sucesores e imitadores.
«Dictadura democrática» y «dictadura de la democracia»
El conocido menchevique de izquierda Sujanov[537] escribe respecto de su posición política de fines de mayo de 1917:
[…] A título personal apoyé plenamente a los que exigían la remoción total de la burguesía del poder y comencé a usar frecuentemente el término ‘dictadura de la democracia’.
El 23 de marzo de 1919 escribía Lenin sobre el mismo tema:
A veces se intenta darles a estas palabras una fuerza supuestamente mayor hablando de ‘dictadura de la democracia’. Es una insensatez total. La historia nos enseña perfectamente que la dictadura de la burguesía democrática nunca significó otra cosa que el sometimiento de los trabajadores insurgentes (Obras escogidas, vol. 16, p. 141).
Todo esto no impidió que la «dictadura democrática» pasara a formar parte del programa de la Comintern, como si se tratara de un estado colocado por encima de las clases.
Lenin sobre la democracia partidaria, la disciplina y la unidad
Los bolcheviques leninistas están a favor de la democracia en todas las organizaciones proletarias. Pero es evidente que la cantidad de democracia y sus métodos no sólo variarán de acuerdo a las condiciones objetivas generales sino también, sobre todo, a la naturaleza de las propias organizaciones proletarias. En un sindicato la democracia tendrá una base incomparablemente más amplia que la del partido, limitada de antemano por un programa, una táctica y una tradición política definidas. A su vez, la democracia partidaria es decididamente más amplia que la de una fracción.
El 3 de julio de 1909 Lenin escribió:
En nuestro partido el bolchevismo está representado por la sección bolchevique. Pero una sección no es un partido. Un partido puede dar cabida a toda una gama de opiniones y matices de opinión, cuyos extremos pueden ser agudamente contradictorios. En el partido alemán, junto al ala decididamente revolucionaria de Kautsky[538]; encontramos el ala ultrarrevisionista de Bernstein. Dentro de una sección no sucede lo mismo. Una sección de un partido es un grupo de personas que piensan de la misma manera, formado fundamentalmente con el propósito de influir sobre el partido en una dirección determinada, de lograr que el partido acepte sus principios en su expresión más pura posible. (Obras escogidas, vol. 11, parte I, p. 282).
La Oposición de Izquierda debe reflexionar seriamente sobre esta importante idea que más de una vez encontramos en Lenin, y asimilaría con todo cuidado.
La carta de Lenin al comité de Petrogrado del 6 de junio de 1917 es un buen testimonio de cómo concebía él las relaciones normales entre el Comité Central y las organizaciones partidarias locales:
Si ustedes, camaradas, tienen razones serias y de peso para no confiar en el Comité Central, díganlo abiertamente. Esta es la obligación de todo militante de nuestro partido democráticamente organizado. Por lo tanto, también es obligación del Comité Central prestar especial consideración a esta desconfianza de ustedes, informar sobre ella en el congreso del partido y entablar negociaciones especiales con el fin de superar esta deplorable falta de confianza en el Comité Central de parte de la organización local. Actas del primer Partido Comunista legal, p. 129).
[Comités de Distrito de la Organización de Petrogrado del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (bolchevique), 31 de mayo de 1917]
El 23 de enero de 1921 Lenin escribió:
Ya que existen profundos y fundamentales desacuerdos de principios —se nos podría preguntar—, ¿no se los puede utilizar para reivindicar el más áspero y fraccional de los pronunciamientos? ¿Es lícito justificar una ruptura por la necesidad de introducir una idea totalmente nueva?
Creo que sí, por supuesto si se ha comprobado que las diferencias son realmente muy profundas y no existe otra manera de rectificar una tendencia equivocada en la política del partido o de la clase obrera. (Obras escogidas, vol. 18, parte I, p. 47).
Como vemos, la teoría y la práctica de Lenin no tienen nada en común con el cretinismo disciplinario implantado por el aparato stalinista en el Partido Comunista y en la Comintern.
Cristian G. Rakovski
En las notas al volumen 17 de las Obras escogidas de Lenin, publicado en vida de su autor, se da la siguiente breve caracterización de Rakovski:
Rakovski, Ch. Activista del movimiento socialdemócrata rumano; participó en Zimmerwald y Kienthal[539], fue miembro de la ‘Izquierda de Zimmerwald’. Encarcelado durante la guerra por el gobierno rumano a causa de su propaganda internacionalista. Fue liberado en 1917 por las tropas revolucionarias rusas y desde entonces trabajó en Rusia, ocupando el cargo de presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo de la República Socialista Soviética de Ucrania. Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Ucrania y del Comité Central del Partido Comunista Ruso. Uno de los fundadores y figura destacada de la Tercera Internacional. (Obras escogidas, vol. 17, p. 448).
Lenin sobre Sverdlov y Stalin
El 18 de marzo de 1919, en el discurso que pronunció en el funeral de Sverdlov[540], evitando las alabanzas exageradas incluso por respeto al muerto, Lenin dijo:
[…] que los grupos dirigentes del partido hayan podido resolver tan firme, rápida y unánimemente los problemas más difíciles se debió totalmente al lugar destacado que ocupó entre ellos un organizador tan excepcionalmente talentoso como Iakov Sverdlov, quien unía al conocimiento de la composición personal del partido un verdadero amor por la acción y una indiscutida autoridad. El trabajo que él realizó como organizador […] sólo se podrá proseguir en el futuro si ponernos en su lugar a un grupo de hombres […] que, si siguen sus pasos, podrán llegar a aproximarse a hacer lo que este hombre hizo solo.
Lenin veía en Sverdlov, igual que en Stalin, un organizador. Por lo tanto, es interesante comparar esta descripción de Sverdlov con sus posteriores descripciones de Stalin.
De la opinión de Lenin sobre Sverdlov —opinión que repitió más de una vez— resulta evidente que el trabajo dirigente de organización del partido estaba entonces en manos de Sverdlov, no en las de Stalin.
En lo que se refería al futuro, Lenin consideraba que a Sverdlov no se lo podía remplazar con un individuo sino con un equipo, con un buró organizativo. Fiel a su caracterización de las personas y de las circunstancias, en marzo de 1922 Lenin se pronunció decididamente en contra de la designación de Stalin como secretario general («ese cocinero nos preparará solamente platos muy condimentados») y en enero de 1923, en su así llamado «testamento», recomendó que se sacara a Stalin de su puesto de secretario general.
Una vez más sobre el Dnieprostroi y el fonógrafo
Ya citamos en el Biulleten la declaración autopunitoria del ex oposicionista S. Gorski, que acusó retrospectivamente a Trotsky de poner en un mismo plano al Dnieprostroi y […] a un fonógrafo. Explicamos entonces el error del desorientado penitente; le atribuyó a Trotsky las palabras de Stalin. En el N° 19 del Biulleten tuvimos que citar de memoria el interesante episodio político. No hace mucho encontramos la documentación precisa. He aquí la transcripción literal de lo que dijo Stalin en el plenario del Comité Central de abril de 1926:
Se habla […] de construir el Dnieprostroi con nuestros propios medios. Pero son sumas muy grandes, de varios cientos de millones. ¿Cómo podemos hacer para no caer en la posición del campesino que ahorró algo de dinero y en vez de reparar su arado y renovar su equipo compró un fonógrafo y se fue a la bancarrota? (Risas.) […] ¿Cómo no tomar en cuenta la resolución del congreso de que nuestros planes industriales deben adecuarse a nuestros recursos? Pero el camarada Trotsky evidentemente no toma en cuenta esta resolución del congreso (acta taquigráfica del plenario, p. 110).
Dado que hoy, con toda justificación, el Dnieprostroi es un objetivo fundamental de la construcción socialista, consideramos necesario esclarecer el episodio de acuerdo con lo que dicen los documentos
Lenin sobre la alianza de obreros y campesinos
En su conocido trabajo sobre El impuesto en especie, terminado el 21 de abril de 1921, Lenin escribió:
La política correcta del proletariado que ejerce su dictadura en un país de pequeño campesinado es obtener el cereal a cambio de los bienes manufacturados que el campesino necesita. Esta es la única política, en lo que hace a los bienes alimenticios, que se corresponde con las necesidades del proletariado y puede fortalecer los fundamentos del socialismo y llevarlo a su victoria total. (Obras escogidas, vol. 18, parte I, p. 214).
Hasta que este problema no sea resuelto es imposible afirmar que hemos entrado al socialismo; más aun, hay que admitir que aun no hemos sentado los propios «fundamentos del socialismo».
Sobre la libertad de circulación individual de mercancías
En la sesión del 15 de marzo de 1921 del Décimo Congreso, que resolvió dar los primeros pasos de la Nueva Política Económica (NEP) Lenin dijo:
Tengo que decir unas palabras sobre el intercambio individual de mercancías. Cuando hablamos de libre cambio nos referimos al intercambio individual de mercancías, lo que a su vez implica estimular al kulak. ¿Qué hacer? No debemos cerrar los ojos al hecho de que el paso de la apropiación del excedente al impuesto significará que habrá más kulakis en el nuevo sistema. Aparecerán donde no podían aparecer antes. No se debe combatir este fenómeno con medidas prohibitivas sino a través de la asociación bajo los auspicios del estado y de medidas gubernamentales desde arriba. (Obras escogidas, vol. 18, parte I, pp. 144-145).
Creemos que en las oficinas del Consejo de Comisarios del Pueblo habría que pegar carteles con estas citas, como con muchas otras similares.