A los lectores amigos, solidarios, vacilantes, escépticos y adversarios[237]

Publicado en setiembre de 1931

La vida de nuestro Biulleten está inseparablemente ligada a los procesos que se desarrollan en la URSS. Llega en modestas cantidades a la tierra de los soviets, pero toda la historia de la lucha revolucionaria es una prueba de que las ideas, si se corresponden con la tendencia objetiva del proceso, se abren camino a través de los agujeros más estrechos. En la prensa soviética, de la que se publican millones de ejemplares, nos encontramos a cada paso con reflejos —distorsionados y refractados— de las críticas, consejos y advertencias que aparecieron en las columnas de nuestro Biulleten. El hecho verdaderamente increíble de que Pravda, con toda vileza, haya reproducido, tomándolo de un periódico polaco mentiroso, indecente y reaccionario, una falsificación a la que se hacia pasar como artículo escrito por Trotsky, constituye el ejemplo más convincente de que las ideas de la Oposición, corroboradas a cada paso por la tendencia objetiva del proceso, alarman cada vez más al grupo stalinista gobernante y lo obligan a valerse de cualquier medio para comprometer al Biulleten y su Consejo de Redacción. ¡Pero es en vano!

El año pasado nos enteramos por diversas fuentes de que el hecho que la carta de Stalin Mareados por el éxito —de la que tanto se habló— resultó ser apenas una tardía reacción burocrática a las oportunas advertencias del Biulleten Opozitsi, produjo gran impresión.

Es cierto que después se impuso en los preocupados círculos del partido, y especialmente del aparato, un período limitado de notable calma. La moderación de los excesos administrativos en el terreno de la colectivización prometía mejorar las relaciones con el campesinado. Al mismo tiempo, la industria continuó estableciendo marcas, por lo menos mientras se ignoró, disimuló y ocultó la existencia de retrasos, lagunas y estancamientos. Esta situación provocó una corriente de simpatía hacía el Biulleten

Si, tenían razón —nos dijeron los semiamigos, los semivacilantes, esos que no son ni fríos ni calientes, como el ángel de la Iglesia de Laodicea[238]—, pero ya se hicieron en la política oficial las correcciones necesarias, el plan quinquenal avanza a paso acelerado, y en consecuencia no tiene sentido una oposición.

Por cierto —añadían otros—, todavía sigue en pie el problema del régimen partidario. En esto el Biulleten tiene absoluta razón; el régimen es intolerable. ¡Pero arraiguémonos firmemente sobre una base económica sólida, y de allí surgirá una superestructura sólida!

Es bien sabido que la servidumbre filistea siente gran inclinación por pintarse con los colores de la objetividad marxista.

Pero las vacilaciones de los semiamigos no influyen sobre nosotros. La orientación de nuestra política no está determinada por episodios aislados del proceso económico, ni por los flujos y reflujos específicos de los éxitos y fracasos, ni por los zigzags burocráticos de la dirección actual; está determinada solamente por el análisis marxista de todas las circunstancias y recursos de una sociedad transicional rodeada de un entorno capitalista, y por una evaluación coherente y bolchevique de la teoría y la práctica del centrismo burocrático. Nuestra política es una política a largo plazo. Servimos a la causa de la Revolución de Octubre y del proletariado internacional en condiciones especiales; no sólo sufrimos más de una vez la liquidación de varias personas y la prisión de amigos y compañeros, sino también una persecución organizada internacionalmente en la que se volcaron las gigantescas fuerzas y recursos del aparato stalinista. Servimos a la causa de la Revolución de Octubre en condiciones históricas de una dificultad sin precedentes, pero nuestra confianza en la corrección y la fuerza de nuestras ideas hoy es igual que el 25 de octubre de 1917.

Nuestra política es una política a largo plazo. Esto nos permite descubrir detrás de los cambios coyunturales, detrás de determinadas variaciones y reagrupamientos, detrás del torbellino burocrático, las fuerzas motoras fundamentales, prever a tiempo los peligros inminentes y levantar una voz de alarma.

Desde todo punto de vista, el discurso que pronunció Stalin en junio produjo una enorme impresión en el partido, y especialmente en el aparato. Sus nueve décimas partes, si no más, resultan ser no sólo los agentes de la política stalinista sino también sus víctimas. El aplastamiento del partido les impide a los miembros del aparato conocer la verdad. Ven como algo acabado lo que no es más que un montón de fragmentos inconexos, y lo único que les queda por hacer es aceptar con fe las breves fórmulas y generalizaciones que vienen desde arriba. El discurso de Stalin no les cayó como un trueno que resuena en un cielo despejado sino como la explosión de un terremoto inesperado. En un primer momento pensaron con toda lucidez que la violencia burocrática sobre la economía y la violencia burocrática sobre el partido no sólo no garantizaban automáticamente los éxitos del futuro sino amenazaban con derribar lo que ya se había logrado.

Por los fragmentos de hechos e ideas que Stalin no pudo dejar de señalar en su discurso de junio, hasta los miembros del aparato más conservadores y menos sensibles sintieron que se aproximaban grandes peligros, y… otra vez se volvieron afanosamente hacia las páginas del Biulleten buscando respuesta a los inquietantes interrogantes que se plantearon.

Las masas trabajadoras de la URSS, incluyendo a los trabajadores del partido, experimentan todos los días las contradicciones, errores de cálculo y oscilaciones de la dirección. Las masas son capaces de sacrificios enormes si asimilan las condiciones objetivas y comprenden el por qué de las dificultades que hay que enfrentar en la lucha por un elevado objetivo. ¡Pero ay de la dirección que engaña a las masas con perspectivas falsas, que siembra ilusiones para después golpear más duramente en la conciencia de aquéllas con admisiones compulsivas, que revelan la propia debilidad! El stalinismo se ha convertido en un peligro doble: careciendo de una comprensión marxista del proceso económico, mete continuamente a la economía en atolladeros de «derecha» o de «izquierda»; al mismo tiempo, al no permitirle al partido que eduque a sus militantes y eleve su conciencia, lo hace susceptible al pánico, y le allana el camino a una grave crisis de confianza.

En esta situación, la voz de la Oposición de Izquierda debe elevarse con más fuerza que nunca. Nuestras posiciones programáticas y estratégicas fueron puestas a prueba en el curso de los últimos ocho años por eventos de una significación histórica gigantesca. Hoy, en España, la burocracia stalinista se ve obligada a apropiarse parasitariamente de ideas de la Oposición de Izquierda para encontrar una salida del centrismo, que no tiene salida. En Alemania, donde se está atando uno de los nudos más importantes en la lucha de las fuerzas históricas mundiales, el presidium stalinista de la Internacional Comunista, ese organizador de grandes derrotas, desvía continuamente de su rumbo a la vanguardia proletaria, ayudando así a la socialdemocracia alemana, la sección más criminal de la Segunda Internacional.

Los grandes acontecimientos mundiales de hoy están indisolublemente ligados a los que suceden en la URSS, no sólo por la indisoluble interdependencia de la economía y la política mundiales, sino por el hecho de que los errores que se cometen en España, en Alemania y en la URSS provienen del mismo centro organizativo y se alimentan del mismo stalinismo ideológico, sin principios, imprevisor, «rudo y desleal».

La causa de la Revolución de Octubre y del comunismo mundial necesita más que nunca nuestro Biulleten. Creemos que tenemos derecho a esperar una mayor atención y una ayuda ideológica más positiva, tanto de nuestros amigos como de los lectores de todas las categorías mencionadas, incluso de los adversarios (claro que no de los enemigos de clase).

Ultimamente, hemos recibido cartas, tanto de la URSS como del extranjero, en las que nos dicen que a muchos simpatizantes el temor les impide ayudarnos más activamente. Agentes especializados en la lucha contra el Biulleten hacen correr el rumor de que publicamos «todas» las noticias que nos llegan, sin tener en cuenta el peligro que hacemos correr a los camaradas. Sobra decir que estas suposiciones son falsas y gratuitas. Hasta el momento nadie sufrió ningún inconveniente por descuido o apresuramiento del Consejo de Redacción del Biulleten o de su administración. Nuestros amigos y corresponsales pueden confiar totalmente en nuestra experiencia y en nuestra prudencia. Es necesario convencerse de que el Biulleten, además de existir, tiene que aparecer con más frecuencia, en mayor número de ejemplares, y llegar a más lectores de la Unión Soviética. Quien desee ser un revolucionario auténtico, digno de confianza, vendrá con nosotros. Por nuestra parte, hacemos todo lo posible por organizar correcta y debidamente las conexiones.

Necesitamos información. De las cartas que nos envían utilizamos solamente lo que se puede publicar sin peligro para nuestros corresponsales y, demás está decirlo, sin perjuicio para la causa a la que servimos. Necesitamos corresponsales. Necesitamos las críticas de los antagonistas y semiantagonistas amigos.

Necesitamos conexiones organizativas personales, suscriptores, direcciones en la URSS. Finalmente, necesitamos dinero, pues éste es todavía el «nervio» no sólo de la guerra sino también de la lucha política[239].

¡Pedimos ayuda! ¡Esperamos la respuesta!

Escritos , Tomo II
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