APELE A LA AVARICIA
Puede usted cortocircuitar las dos o tres neuronas que usa la gente a modo de sentido común, apelando a su avaricia. Nada define mejor al ser humano que su voluntad para hacer cosas irracionales en la persecución de recompensas fenomenalmente improbables. Es el principio en el que se basan las loterías, las citas a ciegas y la religión. Puede usted utilizar esa característica de la naturaleza humana en ventaja propia, y no le costará ni un céntimo.
La explicación psicológica de este fenómeno es que la vida nos sorbe el seso y todos preferimos fantasear con el estar en alguna otra parte. Su trabajo como manipulador maquiavélico consiste en dar a la gente una oportunidad microscópica de obtener riquezas haciendo lo que usted quiera.

Aproveche cada oportunidad que se le presente para delegar las partes menos vistosas e imposibles de su propia carga de trabajo en aquellos que se encuentren por debajo, a los lados, e incluso por encima de usted.
Delegar a los subordinados es fácil. Lo difícil es delegar en los compañeros y en el jefe. Apele siempre al principio de «eficiencia» cuando trate de desplazar su carga de trabajo en dirección lateral o ascendente. Apoye el argumento creándose una fama de incompetente o poco fiable cuando se trata de tareas aburridas o desagradecidas.
Por ejemplo, si le encargan la importante misión de llevar los donuts a la reunión, procure llevar de aquellos que no gustan a nadie. Si le piden que mecanografíe las notas de la reunión, hágalo con fallos de gramática cuando reproduce lo dicho por otros. Si le piden que presidan la campaña de la cruz roja de la empresa, inicie cada reunión afirmando su opinión de que esa gente debería «conseguir un trabajo y dejar de aprovecharse». Con el paso del tiempo, se encontrará en una posición mucho más fuerte para decir de modo convincente cosas como: «Bueno, podría encargarme de hacer esas fotocopias pero, en interés de la eficiencia, creo que Ted las hará mucho mejor que yo».


Pero la verdadera «fruta madura» para librarse del trabajo afecta a toda aquella tarea que tenga más importancia para otro que para usted. Si ignora ese tipo de trabajos durante el tiempo suficiente, finalmente se ofrecerá para hacerlo la persona que realmente necesita tenerlo hecho, aunque se trate claramente de algo que le corresponda hacer a usted.