DEFENSA «BALA DE PLATA»
A menudo se pide a los jefes que sacrifiquen a empleados de sus grupos como forma de contribuir al esfuerzo de la reingeniería de la empresa. Se trata de una oportunidad para que se deshagan de sus empleados más incompetentes, todo ello en nombre del «trabajo en equipo». Esos empleados incompetentes actúan como «balas de plata» para destruir el proyecto mismo de la reingeniería, al mismo tiempo que dejan intactas las organizaciones existentes.
Una vez que se ha designado a los «balas de plata», llega el momento de reunirse y generar algunas opciones de reingeniería radical:
Bala de plata número 1: «¿Tiene alguien alguna idea de reingeniería radical?» Bala de plata número 2: «¿Por qué no usamos sobres prelamidos?»
Bala de plata número 1: «Eso es más bien una idea de aumento de la "calidad", antes que una idea de "reingeniería" radical» (prolongado silencio).
Bala de plata número 2: «Podríamos reducir la plantilla y echar a la calle a unas cuantas personas a las que no conozcamos. De ese modo se ahorraría dinero».
Bala de plata número 3: «¿Y quién haría su trabajo?» (otro prolongado silencio).
Bala de plata número 2: «¿Otras personas a las que tampoco conocemos?»
Bala de plata número 1: «¡Me gustan esas cifras!»

Los directores de nivel intermedio que se ven amenazados por la reingeniería efectuarán ajustes defensivos inteligentes. Redefinirán con rapidez lo que ya están haciendo como reingeniería. De repente, su «Proyecto de servicio al cliente» recibe el nuevo nombre de «Proyecto de reingeniería de servicio al cliente». A partir de ese momento ya no se somete uno a un corte de pelo, sino que «se hace reingeniería de la cabeza». Ya no se va a almorzar, sino que se «hace reingeniería de los intestinos». Al cabo de poco tiempo hay tantas reingenierías que resulta difícil encontrar nada que no se esté haciendo reingeniería, aunque fuera «de boquilla».
Luego llega el momento del presupuesto.
Los altos ejecutivos saben que deberían estar financiando algo llamado «reingeniería» si no quieren parecer como trogloditas. La reingeniería está de moda, y está ocurriendo a nuestro alrededor. La forma más barata de financiarla es rebautizando como «reingeniería» aquello que ya se está financiando (los altos ejecutivos fueron en otro tiempo directores medios, y saben cómo manejar un presupuesto).
Los ejecutivos pueden arrojar un hueso al único «verdadero» proyecto de reingeniería, concediéndole algo de dinero a modo de pequeña prueba.