RUNNING Y NATACIÓN

EL carácter no explosivo y de no contacto de la natación lo convierte en un complemento ideal al running. Puedes practicar la natación de forma aeróbica, esto es, centrando el ejercicio en el objetivo de la resistencia; o de forma anaeróbica si lo practicas basándote en la fuerza como principal valedor del ejercicio.

El agua, como medio, supone una ayuda al funcionamiento de tu sistema linfático y circulatorio. La presión del agua provoca un drenaje eficiente y colabora en una recuperación más rápida y eficaz. Además, al presentar el agua una baja resistencia, el impacto que va a sufrir tu cuerpo es mínimo.

El esfuerzo que realizas en una piscina depende mucho de la intensidad con que entrenes en ella, aunque la jornada que dediques a la natación es perfecta para entrenar con mayor intensidad. Desde mi punto de vista, lo ideal sería que dedicases una intensidad superior a las otras dos sesiones semanales de entrenamiento asignadas al running.

Debes aprovechar el efecto recuperador que te ofrece la natación. Por ello, en determinados momentos, no estaría de más añadir tantas sesiones de piscina como consideres necesarias.

POR QUÉ PRACTICAR NATACIÓN Es un deporte no explosivo que no tiene contacto.

Combina el trabajo aeróbico con el anaeróbico.

No existe impacto de ningún tipo.

Mejora el funcionamiento de tus sistemas linfático y circulatorio.

La recuperación física es breve.

Ayuda en la recuperación y la prevención de lesiones.