10 MOTIVACIÓN

YO, como deportista profesional, he tenido la gran suerte de poder saborear la victoria. El 7 de agosto de 2002, en Múnich, tuve la fortuna de tocar el cielo y proclamarme campeón de Europa en la modalidad de diez mil metros. Es muy difícil describir la sensación que sentí al cruzar la línea de meta. Fue la felicidad en grado sumo, la vitalidad plena. Aquello fue y es mi motivación: alcanzar la gloria.

A lo largo de la vida deportiva de un atleta profesional son muchos más los momentos malos que los buenos. Somos muchos atletas compitiendo, muchos atletas que dedicamos nuestra vida a entrenar, y no todos podemos saborear las mieles del éxito. De hecho, en la mayoría de los casos, la vida deportiva de un atleta pasa sin que llegue esa ansiada victoria, por eso pienso que todos los atletas se merecerían vivir ese momento de éxito, para que pudieran vivir y experimentar lo que se siente al conseguir ese triunfo después de todo el trabajo realizado.

En mi caso, es esa sensación tan increíble y confortable la que me ha empujado a seguir luchando por estar de nuevo en lo más alto del cajón, a seguir peleando por conseguir grandes resultados. Soy consciente de que mi edad es un hándicap para seguir corriendo, por eso ahora me planteo objetivos algo menos exigentes y, por supuesto, más a corto plazo. Pero he sido siempre un soñador, un terco soñador que pelea mucho y muy duramente por hacer sus deseos realidad. Estos proyectos son el plus motivacional que siempre he tenido y, que a día de hoy, mantengo.