El mar inacabable del inconsciente
Luis se guardó para sí, por lo menos en esta ocasión, recordar que los científicos no se habían limitado a descubrir el mar inacabable del inconsciente, sino que todos eran extranjeros en su propio dominio. En apariencia, se sabe mucho menos del mundo interior, en el cerebro, que del universo que lo abriga. La verdad sorprendente es que se conoce muy poco del origen y proceso de esos circuitos cerebrales. A lo mejor, la explicación la tenían Niels Bohr y Werner Heisenberg, fundadores de la física cuántica, a comienzos de siglo XX.
¿Y si los aires de crisis que recorren las mentes de casi todas las sociedades no fueran sino la búsqueda de los nuevos mecanismos que permitan sustituir, uno a uno, los entramados que se edificaron hace diez mil años, al pasar del nomadismo al afincamiento agrario? ¿Y si no se hubieran dado cuenta todavía de que ha concluido el inmovilismo característico del asentamiento permanente en un lugar, de que las tensiones generadas por el nuevo nomadismo que comporta la sociedad globalizada están convulsionando los resortes anímicos de la gente común de manera insospechada?
Después de conocer cómo se habían expresado George, Charles y Jean Martin, como plantas salvajes, difícilmente podía impedir Luis dejar entrever algo del comienzo de su pasado. Era llanamente imposible que Alicia no le desafiara a ello, y él respondió echando mano de nuevo a sus recuerdos imborrables.
Ella lo escuchaba, se dejaba impregnar por sus palabras llenas de sabiduría y emoción, símbolo de un mundo que se contraponía al suyo, a aquel que la vio nacer, crecer, un mundo casi mudo, muy cercano al de los animales, que sigue siendo el único posible para miles de millones de personas. Sin haberlo conocido resultaría muy complejo apreciar la inmensidad del cambio que se había producido en su mente y en sus actitudes. El impacto de Luis en su vida, a sus dieciocho años, asombró a propios y extraños. Había dejado de amurallarse dentro de sí misma para protegerse sólo con los sentidos del mundo que la rodeaba. Ahora le interesaba lo de fuera antes de que la alcanzara. Su soledad empezaba a resquebrajarse.