El poder de la experiencia individual

Su lesión hepática iba a impedir a Alicia coordinar todos los procesos que, sin ser suyos, requerían su aliento y apoyo para poner en marcha los corazones y voluntades de los millones de personas que compartían su aprendizaje. Ella prefirió guardar el secreto del diagnóstico médico sobre el deterioro de su hígado y cumplir con ese objetivo que se había marcado desde hacía años: difundir el legado de Luis. Por ello, en su sueño, Alicia nunca se resignó a pensar que el Dios todopoderoso, consciente de la fragilidad de los humanos, no les hubiera asignado algunos mandamientos de más. En ellos reflexionaba noche y día.

Era preciso que esos millones de personas asediadas por la incertidumbre y las ansias de saber tuvieran un lugar de encuentro. Ni corta ni perezosa, Alicia ofreció a medio mundo su e-mail personal, alicia@emotion.fr, y rogó a la bioquímica especializada en cuestiones de gestión emocional Celina Costas, amiga suya desde hacía muchos años, que canalizara las demandas de colaboración.

—Celina, es imprescindible que resumas para la gente las pautas que nos permitan modificar nuestras mentes para sobrevivir. Esas pautas, como tú sabes sobradamente, han cambiado totalmente a raíz de una serie de hallazgos efectuados por especialistas en gestión emocional.

—Supongo que te refieres a los cuatro descubrimientos que yo siempre les digo a mis alumnos que, de aprovecharse, mejorarían el futuro de nuestra vida en el planeta.

En primer lugar, se refería a las investigaciones realizadas por el psicólogo John Bargh y su equipo en la Universidad de Yale, que demostraron que la intuición es una fuente de conocimiento tan válida como la razón. Hemos ampliado con ello los límites del conocimiento de manera insospechada. Su repercusión apenas la estamos esbozando.

Siempre ha imperado la noción de que la conciencia iba primero, de que todo arrancaba en ella, y de que las cosas se tenían que hacer con conciencia, deliberadamente. Pero, con cierta práctica, tal vez algunas de estas cosas se puedan hacer sin conciencia, como conducir un coche o, en el caso de los tenistas, moverse por la pista sin pensar… Esto es así para cualquier actividad que se haya hecho muchas veces y se domine. Sin embargo, ahora empezamos a entender que, en realidad, el inconsciente fue lo que evolutivamente surgió primero, hace muchos millones de años, y que la conciencia se desarrolló bastante más tarde en la historia de la evolución. La intuición, como se explicará en el siguiente capítulo, facilitó la supervivencia de los primeros homínidos, quienes carecían de maneras formales de comunicación y dependían fundamentalmente de la interpretación intuitiva y subjetiva del medio.

Una de las conclusiones más importantes que John Bargh extrajo de sus investigaciones es que, incluso en la persecución consciente de objetivos, las decisiones se basan en la información del sistema inconsciente, que procesa diariamente millones de estímulos e imágenes sin que apenas nos demos cuenta. Así que el inconsciente entra en juego y nos influye, y a menudo nos aporta la respuesta a estas preguntas. Incluso cuando creemos que estamos haciendo algo conscientemente, con atención y conciencia, en realidad hemos llegado a la respuesta de un modo rápido mucho antes de habernos dado cuenta. Ahora se sabe que el inconsciente se ocupa de la situación actual mientras que la conciencia tiene la capacidad para recordar el pasado y desplazarse al futuro, es decir, para viajar en el tiempo con la mente… ¡y hacer cosas que sólo los humanos pueden hacer!

Esta capacidad de recordar el pasado o imaginar el futuro se desarrolla hacia los cuatro años; por eso a todos nos resulta difícil recordar lo que nos ha pasado antes de esa edad.

Por otra parte, sabemos ahora que el inconsciente tiene mucho que ver con los sentimientos. El neurólogo Antonio Damasio fue de los primeros investigadores en decir que los sentimientos son muy importantes a la hora de tomar una decisión o elegir algo. Y esos sentimientos son un producto de los mecanismos inconscientes.

—¿Cuál fue el segundo descubrimiento que ha socavado el poder para cambiar el mundo? —preguntó Alicia.

—Fue un experimento muy sencillo —contestó Celina—. Se constituyeron dos grupos de ratones casi idénticos, pero criados de muy distinta manera: en un caso se trataba de ratones alimentados con esmero y un cuidado infinito, que llevaba a la madre de todos ellos a lamerlos continuamente. La madre del otro grupo de ratones no era nada cariñosa con su prole; lejos de lamer una y otra vez a sus hijos, exhibía un ánimo agresivo y jamás los guiaba para nada, y menos aún para buscar alimentos.

»Lo que pudieron constatar los científicos que llevaban la dirección del laboratorio es que el primer grupo de ratones, esto es, los que habían sido cuidados y lamidos sin cesar por su madre, vivieron vidas no sólo más placenteras, sino netamente más largas que sus hermanos maltratados.

El sueño de Alicia
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
Section_0001.xhtml
Section_0002.xhtml
Section_0003.xhtml
Section_0004.xhtml
Section_0005.xhtml
Section_0006.xhtml
Section_0007.xhtml
Section_0008.xhtml
Section_0009.xhtml
Section_0010.xhtml
Section_0011.xhtml
Section_0012.xhtml
Section_0013.xhtml
Section_0014.xhtml
Section_0015.xhtml
Section_0016.xhtml
Section_0017.xhtml
Section_0018.xhtml
Section_0019.xhtml
Section_0020.xhtml
Section_0021.xhtml
Section_0022.xhtml
Section_0023.xhtml
Section_0024.xhtml
Section_0025.xhtml
Section_0026.xhtml
Section_0027.xhtml
Section_0028.xhtml
Section_0029.xhtml
Section_0030.xhtml
Section_0031.xhtml
Section_0032.xhtml
Section_0033.xhtml
Section_0034.xhtml
Section_0035.xhtml
Section_0036.xhtml
Section_0037.xhtml
Section_0038.xhtml
Section_0039.xhtml
Section_0040.xhtml
Section_0041.xhtml
Section_0042.xhtml
Section_0043.xhtml
Section_0044.xhtml
Section_0045.xhtml
Section_0046.xhtml
Section_0047.xhtml
Section_0048.xhtml
Section_0049.xhtml
Section_0050.xhtml
Section_0051.xhtml
Section_0052.xhtml
Section_0053.xhtml
Section_0054.xhtml
Section_0055.xhtml
Section_0056.xhtml
Section_0057.xhtml
Section_0058.xhtml
Section_0059.xhtml
Section_0060.xhtml
Section_0061.xhtml
Section_0062.xhtml
Section_0063.xhtml
Section_0064.xhtml
Section_0065.xhtml
Section_0066.xhtml
Section_0067.xhtml
Section_0068.xhtml
Section_0069.xhtml
Section_0070.xhtml
Section_0071.xhtml
Section_0072.xhtml
Section_0073.xhtml
Section_0074.xhtml
Section_0075.xhtml
Section_0076.xhtml
Section_0077.xhtml
Section_0078.xhtml
Section_0079.xhtml
Section_0080.xhtml
Section_0081.xhtml
Section_0082.xhtml
Section_0083.xhtml
Section_0084.xhtml
Section_0085.xhtml
Section_0086.xhtml
Section_0087.xhtml
Section_0088.xhtml
Section_0089.xhtml
Section_0090.xhtml
Section_0091.xhtml
Section_0092.xhtml
Section_0093.xhtml
Section_0094.xhtml
Section_0095.xhtml
Section_0096.xhtml
Section_0097.xhtml
Section_0098.xhtml
Section_0099.xhtml
Section_0100.xhtml
Section_0101.xhtml
Section_0102.xhtml
Section_0103.xhtml
Section_0104.xhtml
Section_0105.xhtml
Section_0106.xhtml
Section_0107.xhtml
Section_0108.xhtml
Section_0109.xhtml
Section_0110.xhtml
Section_0111.xhtml
Section_0112.xhtml
Section_0113.xhtml
Section_0114.xhtml
Section_0115.xhtml
Section_0116.xhtml
Section_0117.xhtml
Section_0118.xhtml
Section_0119.xhtml
Section_0120.xhtml
Section_0121.xhtml
Section_0122.xhtml
Section_0123.xhtml