Capítulo 20
Los detalles de la ruptura de Jack son relativamente vagos. Pasó hace poco. Habían salido juntos durante bastante tiempo. No existe ninguna posibilidad de que vuelvan a estar juntos.
Permanezco allí sentada y asintiendo, absorbiendo toda la información, como si sintiera una total empatía, como si supiera exactamente por lo que está pasando. Pero, evidentemente, nada más lejos de la realidad. No tengo ni idea de por lo que está pasando, ya que lo más cerca que he estado de tener una relación «sería» es la que mantengo con la mujer que me ha dado las mechas en los últimos cinco años.
La verdad es que se trata de un tema sobre el que no tengo nada que aportar. Al menos no sin admitir mi lamentable récord en lo que a romances se refiere. Y no tengo ninguna prisa por hacer algo así.
¿Por qué no? Bueno, no quiero que sepa que se me dan tan bien las relaciones como los viajes intergalácticos.
Pero tampoco quiero que tengáis la impresión de que la conversación solo versa sobre él. En absoluto. Resulta que le hablo de todo: del padre que no puedo recordar, de mis esfuerzos por labrarme una carrera periodística de éxito, de la vez que solo tuve tiempo de depilarme una pierna antes de ir camino al altar en otra boda. (No sé por qué le cuento eso. Me arrepiento inmediatamente.)
—¿Qué se siente al estar en una boda donde apenas conoces a nadie? —le pregunto.
—Me lo he pasado bien. Enseguida conoces gente. Por ejemplo, a ti —dice, y no puedo evitar darme cuenta que mi corazón vuelve a acelerarse—. Y Pete y yo nos hemos hecho amigos de por vida esta noche. Nunca había conocido a nadie que estuviera tan obsesionado por el rugby como yo.
—¿Juegas? —pregunto.
—Sí. Sé que forcejear con quince tíos hasta caer al suelo todos los sábados no es algo que muchos consideren una diversión, pero a mí me encanta.
No sé si es debido a que me viene esa imagen a la cabeza o es que he bebido demasiado champán, pero de repente empiezo a notar que hace mucho calor.
—Vosotros dos, ¡juntos de nuevo! ¡Vaya, creo que debería empeshar a shentir celos!
Se diría que con todo ese bailoteo a Valentina se le habría quitado la borrachera. Pero ante nosotros tenemos la prueba de que no es así.
—Creo que me he manchado un poco —dice Valentina, dejándose caer sobre una de las rodillas de Jack.
—¿Has bailado mucho? —le pregunto con educación.
Se levanta la falda para enseñarnos que la parte trasera de una pierna y la delantera de la otra están cubiertas de una capa negra de suciedad.
—Sí, pero no shé cómo me ha pashado esto. ¿Tú qué crees, Evie? —me pregunta.
Jack, que está tratando de que no se le caiga de las rodillas y se haga daño, me mira.
—Creo que es porque antes te has abierto de piernas, Valentina —digo.
—¿Me he abierto de piernas? ¿En serio? ¡Madre mía! A veces me ashombro a mí misma.
Jack y yo intercambiamos una mirada.
—A los demás también les pasa —digo con una sonrisa.
Valentina coge la copa de Jack al darse cuenta de que, ¡vaya!, ya han pasado unos minutos desde la última vez que se tomó una y está a punto de caerse al suelo. Él se las arregla para evitarlo, no sin dificultad. Se le hinchan las venas del cuello cuando hace fuerza al levantarla.
—Creo que será mejor que lleve a Valentina al hotel —dice Jack, jadeando.
—Sí. Por supuesto —digo.
—Jack, creo... creo que deberíamosss ir a bailar —dice Valentina, dando cabezazos. Jack la sujeta con más fuerza para asegurarse de que no se cae.
—Ha sido un placer conocerte —me dice.
—Lo mismo digo —contesto.
—Disfruta del resto de la noche —añade.
—Creo que yo también voy a marcharme —digo, encogiéndome de hombros.
—Bien —dice.
—Sí —digo.
—Adiós.
—Adiós.
Y se marcha. Con Valentina en sus brazos.
Cosa que me parece horrible. Horrible.
Cuando Jack desaparece, echo un vistazo a la sala para comprobar si Charlotte sigue aquí, pero imagino que se debe de haber acostado ya, como parecen estar haciendo la mayoría de los invitados. El pinchadiscos está recogiendo el material y ya no veo razón para quedarme, especialmente cuando Gareth sigue merodeando por el lugar como un resuelto Klingon.
Al inclinarme sobre la silla para recoger mi bolso, veo algo sobre la silla de al lado. Es un teléfono. Un teléfono que solo puede ser de Jack.