Capítulo 43

—Espero que esté bien —dice el taxista cuando me dispongo a pagarle mientras Grace se dirige a la recepción a toda prisa—. Me refiero a la hija pequeña de tu amiga.

—Yo también —digo, dándole un billete de veinte libras.

—Oh, no quiero que me pagues, cariño —dice.

—Pero es viernes por la noche —recalco.

—Ve y apoya a tu amiga —dice rechazando las veinte libras.

No tengo tiempo para discutir.

—Acaban de traer a mi hija en una ambulancia —le está diciendo Grace a la recepcionista—. Se llama Polly Cunningham. —Su voz suena extrañamente tranquila.

—Un momento, por favor —dice la recepcionista mientras busca algo en el ordenador.

—Bien —dice—, entre por aquellas puertas de doble hoja que hay a la derecha y siga el pasillo hasta el mostrador. Allí le ayudarán.

Corremos por el pasillo y, antes de llegar al mostrador, veo que Patrick sale a nuestro encuentro con Scarlett en brazos.

—¡Patrick! —grita Grace, y sale corriendo.

—Ahora iba a llamarte —le dice cuando llega hasta él—. Está bien. Piensan que solo son unos cuantos cortes y golpes, pero está bien.

La expresión en el rostro de Grace me dice que no sabe si besarlo o golpearle.

Por lo visto Polly se ha caído por las escaleras. Suena como la clase de acrobacia en la que una estrella de Hollywood necesitaría un doble especializado. Había entrado en la habitación de Grace y de Patrick, hábito que por lo visto ha adquirido recientemente cuando se despierta en mitad de la noche, y al ver que no estaba ninguno de los dos, ha debido pensar que era una buena idea buscarlos en el piso de abajo.

Eso no habría supuesto problema alguno si no hubiera tratado de hacerlo a oscuras llevando un camisón de Barbie que le queda un poco largo. Para cuando ha llegado al final de la escalera ya estaba inconsciente. Obviamente, Patrick ha llamado a una ambulancia y, aunque ya había recobrado la consciencia cuando han llegado los paramédicos, han decidido traerla al hospital para un chequeo. No se ha roto ni un solo hueso, lo que por lo visto la convierte en alguna clase de milagro médico.

—Apuesto a que te has llevado un susto de muerte —le digo a Patrick.

—Y que lo digas —dice, agitando la cabeza.

—Al menos Scarlett ha estado dormida todo el tiempo —añade, señalando al bebé en su silla con una inclinación de cabeza.

El bebé es la viva imagen de la paz y la satisfacción. Está profundamente dormida y lo único que mueve es el chupete.

—Siento que hayamos discutido —dice Grace con voz suave.

—Yo también. —Patrick se inclina para darle un beso en la frente.

Intuyo que ya no se requiere mi presencia.

—¿A alguien le apetece un café? —pregunto—. Seguro que tiene que haber una máquina en alguna parte.

Recorro todo el hospital (dos veces) antes de localizar la máquina de café. Resulta que se queda sin café después de haber sacado solo dos tazas, así que me tengo que contentar con una sopa de pollo en polvo que sospecho que lleva allí desde 1972.

Cuando vuelvo junto a ellos, aún le están haciendo una última radiografía (por precaución) a Polly. Aunque parezca increíble, parece que Grace y Patrick están discutiendo otra vez.

—Bueno, lo siento, pero uno de los dos tendrá que llevarse a Scarlett a casa —dice Patrick—. Querrá comer si se despierta.

—Estoy segura de que el hospital nos dejará un poco de leche en polvo para ir tirando —dice Grace.

—No puedes pedirles algo así —replica.

—¿Por qué no? —pregunta.

—Bueno, porque es un hospital. No pueden ir dando cosas a los visitantes.

—No soy un visitante —dice Grace—. Soy la madre de una paciente a la que acaban de ingresar.

—No importa —dice él—. Scarlett no es la paciente, sino Polly.

—Les pagaré si hace falta —dice ella impaciente—. Estoy segura de que están acostumbrados a cosas así.

—No seas ridícula —dice Patrick.

—No lo soy —dice Grace.

¡Eh, vosotros! —interrumpo, y los dos se vuelven hacia mí—. Os he traído café.

Les doy los vasos, contenta porque al menos he hecho que se callen.

—Siento que parezca agua sucia de fregar —digo.

—No importa —dice Grace—. Beberé cualquier cosa líquida que esté caliente.

—Mmm —dice Patrick después de tomar un sorbo y poner cara de asco—. Bueno, sin duda es líquido.

—Voy a tener que marcharme —digo—. No me necesitáis por aquí.

—Oh, Evie, muchas gracias por acompañarme —dice Grace—. Eres una amiga de verdad.

—No pasa nada —digo—. Si alguna vez te enteras de que se celebra una carrera de cien metros lisos en la que los participantes tienen que llevar tacones, inscríbeme.

—Siento que hayas tenido que dejar plantado a Jack —dice Grace—. Parecía que te lo estabas pasando bien.

—Oh, no te preocupes —digo, tratando de ver el lado positivo—. Me alegro de que Polly esté bien. De todas formas, está la boda de Georgia. Ya no queda tanto.

—No —dice Grace—. No queda mucho. Hasta pronto, Evie.

—Hasta pronto —añade Patrick.

¿Por qué tengo la sensación de que los dejo allí para que empiecen el segundo round?

Damas de honor
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
sec_0071.xhtml
sec_0072.xhtml
sec_0073.xhtml
sec_0074.xhtml
sec_0075.xhtml
sec_0076.xhtml
sec_0077.xhtml
sec_0078.xhtml
sec_0079.xhtml
sec_0080.xhtml
sec_0081.xhtml
sec_0082.xhtml
sec_0083.xhtml
sec_0084.xhtml
sec_0085.xhtml
sec_0086.xhtml
sec_0087.xhtml
sec_0088.xhtml
sec_0089.xhtml
sec_0090.xhtml
sec_0091.xhtml
sec_0092.xhtml
sec_0093.xhtml
sec_0094.xhtml
sec_0095.xhtml
sec_0096.xhtml
sec_0097.xhtml
sec_0098.xhtml
sec_0099.xhtml
sec_0100.xhtml
sec_0101.xhtml
sec_0102.xhtml
sec_0103.xhtml
sec_0104.xhtml
sec_0105.xhtml
sec_0106.xhtml
sec_0107.xhtml
sec_0108.xhtml
sec_0109.xhtml
sec_0110.xhtml
sec_0111.xhtml
sec_0112.xhtml
sec_0113.xhtml
sec_0114.xhtml
sec_0115.xhtml
sec_0116.xhtml
sec_0117.xhtml
sec_0118.xhtml
sec_0119.xhtml
sec_0120.xhtml
sec_0121.xhtml
sec_0122.xhtml
sec_0123.xhtml
sec_0124.xhtml
sec_0125.xhtml
sec_0126.xhtml
sec_0127.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml