Gato + aves
Llegados a este punto muchos sacaremos de nuestros recuerdos la imagen de dibujos animados de Piolín, ese canario cabezón acosado por un incansable felino… su célebre frase: «Me pareció ver un lindo gatito», daba paso a todo tipo de intentos del gato por beneficiarse a su apetecible y amarilla presa.
Los felinos reales, los que viven en nuestros hogares, también pueden presentar un gran interés por los animales con plumas. Por muy bien alimentado que esté un gato, su instinto de caza nunca desaparece.
Es cierto que algunos ejemplares, sobre todo aquellos con acceso al exterior, son incansables en el acecho y persecución de presas, pero también los gatos de exclusiva vida de interior pueden sorprendernos con sus artes de caza.
Si tenemos un gato y queremos incorporar un ave… ¡cuidado! Tengamos siempre presente que ese pequeño animal puede ser el juguete más deseado del felino, su hobby, su fin principal, sobre todo si no existe una correcta y previa socialización.
Por ello, si incorporamos un pájaro, debemos asegurarnos de que la jaula sea fuerte, que se coloca en un lugar de difícil acceso para el gato (esto es casi imposible) y que durante los primeros días de convivencia prestamos mucha atención al comportamiento predador del gato; si el felino demuestra interés por la jaula y, más aún por su contenido, intentemos enviar los acercamientos.
Con un poco de paciencia y quizá con algún susto para el plumífero, llegaremos a conseguir una adecuada convivencia.
Antes de terminar el apartado de las aves debemos detenernos en las psitácidas de gran tamaño: loros, cacatúas, guacamayos… Estas aves pueden llegar a deambular en libertad por la casa; si en la casa está el gato y éste intenta «beneficiárselas», puede que el que salga peor parado sea el felino. Mucho cuidado.