El aparato locomotor
El aparato locomotor de los gatos les proporciona su especial capacidad para constituirse en máquinas de cazar, en estructuras óptimas para el juego, engranajes casi perfectos y en un organismo capaz de enfrentarse a circunstancias extremas.
Para obtener esta capacidad se han combinado una estructura ósea excelentemente conformada, con gran capacidad para adoptar difíciles posturas, y una musculatura potente que le permite una rápida carrera y espectaculares saltos.
Pero una osamenta y una musculatura altamente capacitadas no podrían realizar su función al máximo rendimiento si no estuvieran coordinadas por un sistema nervioso preparado para el alto rendimiento.
El esqueleto del gato le provee de su especial forma, le confiere protección a sus estructuras más sensibles y le proporciona la ligereza suficiente para desenvolverse a la vez con velocidad y sigilo.
Entre las características particulares de la osamenta felina podemos referirnos a su extremadamente móvil columna vertebral, y a la capacidad de sus extremidades anteriores de realizar todo tipo de movimientos.
En el caso de la columna, los movimientos son más amplios debido a que la unión entre las vértebras es menos rígida que en otras especies.
En lo referente a la gran capacidad de movimientos de las extremidades anteriores podemos decir que se debe a la capacidad de pronación y supinación (girar las garras hacia arriba o hacia abajo) de su antebrazo y a la no existencia de clavícula (sólo se presenta una pequeña reminiscencia de dicho hueso) que permite que el felino llegue con su garra hasta zonas muy lejanas de su organismo (atusado) y le facilite complejos movimientos en la caza.
Las extremidades posteriores son mucho menos móviles; sin embargo, la exacta longitud de sus huesos largos unida a la potencia de los músculos y articulaciones de las extremidades posteriores permiten a estos animales efectuar saltos de varias veces su altura.
Finalmente debemos hacer referencia a la cola del gato, un depurado encadenamiento de vértebras que permiten al animal gozar de un envidiable equilibrio.
La musculatura del gato sería comparable con la del atleta especializado en pruebas de velocidad; una musculatura fuerte, fibrosa, no voluminosa…
Los músculos del gato han sido diseñados para movimientos explosivos, rápidos, y que deben producir resultados en muy cortos plazos de tiempo.