Agresividad durante el juego
La agresión que puede producir un gato durante el juego suele ser una conducta que podamos denominar «normal» en los gatitos y gatos jóvenes. Este tipo de agresión es la más frecuente en los hogares que comporten su espacio y su tiempo con gatos.
En general, las agresiones producidas durante el juego suelen ser «leves» y por ello suelen no ser tomadas en suficiente consideración por algunos propietarios. Esto es un gran error, ya que en múltiples ocasiones el no dar suficiente importancia o, peor aún, reforzar ese comportamiento con juegos cada vez más violentos, puede conducir a agresiones graves en un futuro.
La agresión durante el juego debe ser tenida siempre en cuenta, pero acudiremos inmediatamente al profesional si:
- El juego del gato se dirige a la cara de algún miembro de la familia (especialmente a la de los niños).
- Los mordiscos o arañazos son graves.
- Los ataques no se inhiben a pesar de nuestros intentos por evitarlos.
Es importante tener muy presente que el gato, dentro de las rutinas de su juego, utiliza conductas innatas de caza, predatorias…
El gato es un cazador; aunque disponga del mejor alimento a libre disposición siempre encontrará un momento, una situación en la que sacar a flote sus instintos depredadores. El juego es uno de esos momentos.
Cuando el gato es muy joven, cuando desarrolla su infancia con la madre y con los hermanos, aprende a controlar en cierta medida las agresiones del juego. Si ataca a uno de sus hermanos, le muerde o araña y le hace daño, el otro animal grita o huye… con esto, el animal agresor «comprende» que su acción es indebida.
En animales que no han disfrutado de la presencia de madre o hermanos el tiempo suficiente, es más fácil encontrarse con estos problemas de agresión durante el juego.
Cuando los gatitos juegan tras aprender que sus ataques hacen daño, no sacan las uñas en sus zarpazos, las mordeduras se inhiben sin llegar a lesionar al compañero de juego.
Si el gato crece sin la suficiente interacción social con su familia o con seres humanos que le eduquen adecuadamente, es posible que de adulto sea un animal agresivo, que muerda sin inhibición, que dé zarpazos y saque las uñas… un animal conflictivo.
En ocasiones, la presencia de un animal de la misma o de distinta especia permite que este juego de caza no recaiga sobre los humanos. Entre los animales no suele producirse la agresividad durante el juego; en estos casos el mordisco suele estar inhibido y los zarpazos no presentan las uñas.
Para establecer un correcto tratamiento, debemos acudir a un profesional. no son pocos los casos en los que el propietario hace gala de su «intuición» o de los consejos de profanos.
Muchos dueños ante situaciones de agresión durante el juego gritan y castigan físicamente al animal… esto no es solamente poco o nada eficaz... es contraproducente. El castigo físico de un gato agresivo aumenta su tensión y, por tanto, su agresividad.
En el otro lado de la balanza encontramos propietarios que ofrecen premios, caricias o alimentos a los gatos agresivos con la intención de apaciguarlos. En realidad la información que está recibiendo el gato es que su dueño está premiando esa actitud agresiva con alimentos y con cariño.
En líneas generales, un profesional, tras valorar y diagnosticar un caso de agresión felina durante el juego, recomendará los siguientes puntos.
- No proponer al gato juegos agresivos.
- Algo tan sencillo como quejarse de forma exagerada cuando nos muerde suele interrumpir la acción… Cuando para y nos mira le premiamos con una caricia.
- Desviar su atención durante el juego a objetos adecuados: todo tipo de juguetes en movimiento, que a poder ser no tengan que ser sujetados por el propietario.
- Evitar cualquier tipo de castigo físico.
- Valorar la posibilidad de incorporar otro gato de edad y temperamento parecidos.
- Fármacos: en ciertas ocasiones, principalmente en gatos que presentan juego nocturno, puede instaurarse alguna terapia farmacológica, aunque no es habitual.
- Castigar de forma apropiada la conducta agresiva: si intentamos
evitar la conducta agresiva del animal durante el juego y con el
simple intento de apartarnos y dar por finalizada la sesión no
conseguimos resultados, utilizaremos alguno de los siguientes
métodos coactivos:
- Separar al animal a otra habitación durante unos segundos, repitiéndolo las veces que sea necesario.
- Chorro de agua: una pistola de agua o un spray vaporizador nos servirá para lanzar un chorro de agua sobre el animal e intentar finalizar su conducta
- Aire comprimido: existen botes de aire comprimido (limpieza de cámaras fotográficas, objetivos…) que lanzan el aire a presión. Tan efectivos o más que el chorro de agua.
- Bocinas: existen unas bocinas de uso habitual en los estadios de fútbol… su intenso y especial sonido también es muy útil para finalizar con el juego indebido del gato.
- Cualquiera de los métodos propuestos sólo se empleará después de un diagnóstico correcto del problema y tras la prescripción facultativa.
El uso cualquiera de los métodos comentados de forma indiscriminada puede generar otro tipo de problemas.
Para el tratamiento de la agresión durante el juego es primordial proporcionar al animal no sólo juguetes adecuados, también es imprescindible que el tiempo de juego y ejercicio sea suficiente a lo largo del día.
Por último, y como breve resumen, diremos que la agresión durante el juego se previene de forma eficaz mediante los siguientes puntos:
- Tiempo suficiente del gato con madre y hermanos.
- Socialización correcta con el ser humano.
- Ejercicio suficiente.
- Evitar los juegos indebidos.