Y los machos… ¿tienen celo?
Pues no, los machos no tienen un auténtico celo; pueden ser capaces de aparearse con la hembra en cualquier momento, siempre y cuando la estimulación haya sido suficiente. Los gatos machos suelen estar dispuestos al juego sexual tras los estímulos olfativos o visuales que la hembra en celo les proporciona. A partir de ese momento también pueden «llamar a su amada» mediante penetrantes maullidos, mostrar inquietud e intentos de fuga, e incluso llegan a orinar fuera del lugar habitual como parte del ritual de marcaje de esta fiesta sexual.