Robos y saltos sobre muebles
En la mayoría de las ocasiones podríamos decir que estos comportamientos no son más que el resultado de la natural curiosidad de cualquier animal, racional o irracional, dotado de cierta inteligencia; en el caso de los gatos, estas conductas suelen «autopotenciarse», ya que tras su realización existe un premio: obtención de alimento o localización de u n emplazamiento novedoso y singular en el que descansar.
Uno de los graves problemas en el camino de la solución es, como
siempre, el propietario; en la mayoría de las ocasiones, para
evitar estas situaciones reprendemos al animal de forma más o menos
inadecuada (gritos, manotazos…) y conseguimos una huida pero sin
base suficiente para obtener algo positivo.
Tras estas demostraciones de enfado del racional, el irracional no suele olvidarse de la conducta y lo único que logramos es que huya despavorido ante nuestra actitud intimidatoria y «cuasi» agresiva, cuando localizamos al gato en la misma inadecuada localización.
El propietario se muestra convencido de que el gato «sabe» que está actuando mal y que «le reta» con sus continuos e inadecuados comportamientos; en realidad, el animal sólo ha aprendido que existen consecuencias «desagradables» por permanecer sobre los muebles o por «atacar» la basura… pero también ha aprendido que existen consecuencias positivas cuando realiza la misma acción y el propietario no está en casa…
Para evitar estos problemas lo primero que debemos plantearnos es enseñar conductas adecuadas al animal. El robo de alimentos o las incursiones a la basura se evitarían de forma tan sencilla como fácil es evitar el acceso del animal a dichos manjares; si dejamos la basura «a tiro» o permitimos la entrada del felino en la cocina cuando estamos preparando la comida, estamos comprando todas las papeletas para la rifa: «su gato le robará la comida».
En lo referente a la subida del animal a los muebles, el mayor problema suele residir en la posibilidad de que provoque la rotura de ciertas piezas decorativas de diverso valor (económico o sentimental); también sería útil pensar en la prevención: si retiramos los objetos de las zonas de tránsito del animal… ¡¡seguro que no se rompen!!… y dirán ustedes: pero es que quiero verlas, disfrutarlas… ¡¡ya!! Pero suponemos que también quiere usted disfrutar de la sin par elegancia de su animal de compañía deambulando por «toda» la casa.
Si queremos tener los objetos a la vista y evitar que el gato provoque un accidente y problemas en la convivencia, debemos pensar en técnicas de castigo remoto, como sprays de agua aplicados al animal cuando deambula por lugares inadecuados, bocinas… estas técnicas deberían ser aplicadas siempre, lo cual se torna imposible en ausencia de los propietarios.
Cuando no estemos en casa, o no podamos aplicar castigos remotos, la mejor solución es restringir el territorio del animal a zonas seguras.