Agresión felina
La agresividad de los gatos es el segundo de los problemas de comportamiento felino, siempre que nos refiramos a ellos según la frecuencia de presentación.
Un gato agresivo es un animal peligroso para compartir con él nuestro hogar; el peligro no suele quedar reducido a los integrantes de la familia, el gato suele demostrar su indebido comportamiento con todo aquel que se asoma o franquea la puerta de nuestra vivienda: amigos, visitas, cartero…
Los problemas de agresividad pueden variar desde un gato que sisea o bufa, e intenta interaccionar lo mínimo con los integrantes de la familia, hasta aquel que ataca de forma directa y violenta a uno o más de los integrantes del núcleo familiar.
En demasiadas ocasiones las manifestaciones agresivas del gato no son tomadas en suficiente consideración por los propietarios, principalmente cuando estas conductas se producen en forma de bufidos y escasa interacción con las personas; si se dan agresiones directas a los individuos, se suele acudir a la consulta del veterinario.
Debemos tener muy presente que cualquier manifestación de agresividad felina, sea de la intensidad que sea, debería ser valorada por un veterinario especializado en comportamiento.
Como apunte inicial, y hasta que el veterinario tome cartas en el asunto, debemos evitar aquellas situaciones que provoquen, motiven o desencadenen las conductas agresivas.