LIBERTAD
"TODAS las cosas trabajan”.
Pensé en los actos perversos,
los que dejan abandonados a los que tienen sed junto a las fuentes,
los maldicientes y los amargos;
aquellos cuyos pechos son sepulcro, cuyas lenguas
son venenosas, cuya amargura
no tiene rubor, y cuyas plantas
corren donde hay ocasión de sangre,
y huyen de donde asienta la paz sus plantas;
¡os que creyeron falso el grito de la madre y las lágrimas del hijo;
los que dieron para recibir;
los que se preguntaron en el secreto de su corazón si algo valía la pena.
Temblando digo que oí:
“Todas las cosas trabajan”.
Y la máquina se me apareció inmensa y perfecta:
Había un universo con astros y cometas,
había un rincón en el bosque en el que cada insecto atendía a su tarea,
y un rincón en el mar en el que iban y venían, ocupados, los peces.
Y un distante grupo de hombres en la tierra que no tenían la mirada limpia.
Y como yo fuera a oír la causa de su aflicción,
fue la Voz:
“Todas las cosas trabajan para el bien”.
Y un grito inmenso:
“Dejemos a la libertad que prosiga su tarea;
hasta al rencor que no tiene freno da Dios bordes;
no hay herida mortal en este mundo;
nada importa, porque tan claro como el agua corre el verso:
Todas las cosas trabajan para el bien, hermano".