Parece que no cabe
en el pecho. Tan grande,
tan hermoso, que el pecho
es chico. Y nada importa.
¿De quién serán los árboles,
de quién los ríos, los cielos
sino de aquel que ama?
Miradle los caminos,
alta frente, la luz
sobre la frente, el paso
sobre las aguas sin roce,
la palabra purísima,
el fuego limpio. Tiemble
la Enemiga. Dejadlos
en su dicha. Se hicieron
los árboles, las nubes,
las aguas, los senderos
pacíficos, los céspedes
bajo la sombra, el irse
en la paz, para ellos.
Dejadlos, los amantes.