BREZO
No se llamaba Brezo? Brezo blanco,
blanca locura, brezo todavía
en esta hermosa tarde. Sola y mía
la tarde aquella. A la ventura y manco,
por el monte sin nadie y el barranco
blanco de brezo, fresco de aquel día,
y el corazón el mismo que solía,
un manojo de brezo en flor arranco.
Y lo llevo en el alma recogido
desde mil novecientos treinta y tantos,
una tarde de junio, ¡tan presente!
Y ahora (¿por qué romeros?) me ha venido
como en la tarde aquella. ¡Ay brezo, cuántos
corceles o recuerdos, de repente!