¿No nos llenas
tú las manos? De estos sueños,
¿no rebosan tus colmenas?
¡Oh tremenda
garra, dedo, delicada,
dura, amarga, dulce almendra!
¿A quién
ofreceré la amargura
—labio seco, mano dura—,
sin el bien
del beso, o de la palabra
que la abra?