El caso Diego Rivera (X)
Carta a Charles Curtiss
15 de febrero de 1939
Estimado camarada:
Nuevamente estoy sorprendido por la actitud de Diego Rivera. En muchas ocasiones y también en conversaciones con usted, proclamó que deseaba renunciar a la actividad política y, por lo tanto, a la Cuarta Internacional, que quería dedicarse exclusivamente a pintar, etcétera. Ahora parece que transformó la Casa del Pueblo en el Partido Revolucionario Obrero y Campesino con el propósito de participar activamente en la campaña electoral en favor de uno de los candidatos[287]. Por supuesto, es cuestión suya y tiene todo el derecho de cometer un nuevo error político en vez de producir un buen cuadro. Sin embargo, debo confesar que la nueva actividad política de Rivera me coloca personalmente en una situación muy delicada. Mucha gente creerá que Rivera actúa en acuerdo conmigo y que, a través de él, estoy interfiriendo en la campaña presidencial. Al menos, lo pueden creer los estúpidos, que son muy numerosos.
¿Qué se puede hacer? Creo que se hace absolutamente necesario diferenciarme políticamente de Diego Rivera de manera pública. La cosa es muy desagradable pero, por otra parte, se hace cada vez más difícil que —por dobles razones— la Cuarta Internacional en general y yo personalmente asumamos responsabilidad alguna por las improvisaciones políticas de Rivera, que se vuelven cada vez más peligrosas. Espero verlo en los próximos días y discutir personalmente la cuestión.
Le ruego envíe discretamente una copia de esta carta al Comité Panamericano y al Secretariado Internacional.
Fraternalmente suyo,
L. Trotsky